Inicio / Romance / Matrimonio por beneficio / Capítulo 5. Dinámica.
Capítulo 5. Dinámica.

Capítulo 5.

Dinámica .

Ricardo se tensa, intentando cambiar el tema.

—¿Me explicas lo de la producción de trigo? Es en lo que quiero enfocarme ahora.

—Bien, como te decía…

Ambos pasan gran parte de la mañana hablando del tema; cuando ambos salen del despacho, notan a Valentina conversar con un hombre que claramente busca su atención.

—Ese es Domingo, el veterinario; sí, también está deslumbrado con tu esposa. Domingo— El hombre rápidamente se aleja de Valentina.

—Patrón, ¿cómo se encuentra hoy?

—Bien, muchacho, ¿qué te trae por aquí?

—Vengo a traer la medicina para los caballos.

—Me hubieras llamado, habría enviado a uno de mis hombres.

—Quise pasar a ver al potrillo, su evolución, señor.

—Entiendo, Domingo, ¿te acuerdas de mi nieto? El actual esposo de Valentina, Ricardo.

El hombre mira a Valentina y luego a Ricardo, quien lo mira con indiferencia.

—Patrón, bien

—Muchas gracias —responde indiferente, enfocando su atención en Valentina.

—Bueno, disculpen, ya debo retirarme —dice el hombre, enfocando una vez más a Pablo.

—Te acompaño a la entrada —dice Pablo.

—No se preocupe, señor, no tiene que molestarse.

—No me molesta, te acompaño, así me dices cómo está el potrillo.

Los deja solos; Valentina le da del medicamento a su caballo mientras que Ricardo la observa.

—Parece que tienes muchos pretendientes, ¿es por tu belleza o es que a todos les vas pelando los dientes?

Valentina voltea con una mirada fría.

—¿Qué dijo?

—Lo que escuchaste, una mujer no puede llamar tanto la atención de los hombres, a menos que ella lo provoque.

—¿Cómo se atreve…? —Valentina le levanta la mano intentando darle una bofetada y Ricardo la toma antes de que lo golpee.

—Cuidado, ni se te ocurra… —Le dice apoyándola contra su pecho.

—Ni se le ocurra a usted volverme a insultar, porque se me va a olvidar su apellido y le voy a enseñar quién soy yo. A mí usted me respeta, o haré que me respete. No se equivoque conmigo, yo sí sé cómo hacerme respetar y lo haré aunque usted sea mi esposo; no tiene el derecho de expresarse de esa manera de mí.

—¿Qué pasa, Valentina? —Pablo llega y Valentina se aparta rápidamente.

—Nada, abuelo, aquí le digo a mi esposo los límites que debe mantener conmigo; no me conoce y quizás deba entender que yo soy buena por las buenas, pero quizás por las malas no le guste. —Ricardo la mira retador.

—Lo que pasa es que a tu protegida no se le puede decir nada; claramente la has criado a tu semejanza, abuelo.

—No te equivocas, Ricardo, y porque está criada a mi semejanza, debes tener cuidado con tus límites; no la provoques, es una dama cuando quiere y cuando la molestan; quizás no tengas tanta suerte. Vengan, los dos, vamos a comer; no llevan ni 24 horas de casados y ya se están peleando.

Pablo camina adentrándose en la casa, ya que escuchar todo y verlos discutir le trajo recuerdos de su amada esposa que en paz descanse.

*

La tensión se siente al comer, ambos compartiendo miradas afiladas; ella no se deja y lo observa indiferente, mientras Pablo les habla del recorrido por la hacienda.

—Mañana bien temprano, lo llevas a empaparse de todo, cada rincón de la Hacienda Montenegro; luego me lo mandas. Aún tenemos mucho por hacer y me gustaría que me acompañe a la fábrica.

—Abuelo, pensé que el doctor dijo… —Pablo la interrumpe.

—Calma, querida, tranquila, voy a estar bien.

—Yo puedo llevarlo a las fábricas, abuelo, si desea.

—No, por lo pronto, después de lo sucedido, lo mejor es que no regreses a la fábrica.

Valentina se tensa quedando en silencio; su incomodidad es notada por Ricardo, quien, curioso, se involucra en el tema.

—¿Qué pasó en la fábrica?

—Te lo explicaré más adelante; por lo pronto, terminen de comer, tenemos asuntos que atender. Valentina, después de comer, toma una de las camionetas y llévate a Priscila para que te ayude a instalarte en la cabaña con las cosas de su esposo.

—¿Nos quedaremos en la cabaña?

—Sí, hasta nuevo aviso. Espera a tu esposo en casa; tómate el resto de la tarde para descansar.

Valentina asiente sin más.

*

Tras comer, Valentina hace lo que le ordenan: subir alguna de sus cosas a la camioneta y las maletas de Ricardo, subiéndose con gracia a la camioneta que ella personalmente conduce, llevando consigo a su nana.

—Dime, mi niña, ¿cómo te trata el joven Ricardo? ¿Te trató bien en la primera noche?

Valentina no sabe qué responder; su nana es muy cercana a Pablo y por ello debe mentir, pues sabe que quizás los estén vigilando y la envían para sacarle información.

—Bien, nana, no es indiferente, lo sobrellevamos poco a poco.

—Es muy guapo mi niño Ricardo; me hace recordar a su abuelo cuando era más joven, todo un galán. No quiero imaginar cuando ande por el pueblo; las muchachas estarán detrás de él.

—No tengo dudas, Nana.

—Pero quita esa expresión, cariño, ya verás que con el tiempo los dos se van a querer y cuidar, ya lo verás; cuando llegue el heredero, no te dejará.

Valentina no hace comentarios; ella se adentra rápidamente a la cabaña. El lugar es pequeño, de una sola habitación, adaptado así para visitas. Su madre y ella vivieron un tiempo ahí, antes de que ella falleciera y se mudara a la hacienda. No hay mucho que arreglar; en el closet prácticamente ocupa las cosas de Ricardo; sus cosas las deja en pequeñas gavetas, tratando de darle su espacio. Junto a su nana preparan la sala y organizan la comida llenando la despensa. La noche llega; Valentina le hace de comer; su nana se va después de ayudarla con algunas cosas, dejando a Valentina en la espera de Ricardo.

Ricardo, por su parte, se ha conseguido con su viejo amigo y se ha ido al pueblo por unos tragos. Ahora en el bar, se deja ver el heredero Montenegro; su mirada derrite a las pueblerinas, muchas dichosas de verlo al fin, mientras que Ricardo se reúne con antiguos amigos que lo animan a tomar.

—Vamos, traigan otro trago, tenemos que celebrar el regreso de nuestro amigo Montenegro.

Ricardo admira a una hermosa mujer que no le es indiferente; él le envía una bebida, y la mujer le sonríe de manera coqueta. Está despertando su racha de don Juan, guiada por unos pocos tragos.

*

Casi a las 12 am, Ricardo llega a casa, oliendo a perfume de mujer y un poco tomado, encontrando a Valentina en el porche sentada, esperando por él.

—Buenas noches —dice él pasando directamente a la casa.

—¿Tiene idea de lo tarde que es? —pregunta ella muy seria con los brazos cruzados.

—¿Importa la hora? No tengo paciencia para esto, te dije que no te metas en mis asuntos.

—Usted no es de aquí; por más que esas personas digan conocerlo, usted tiene que saber que no puede confiar en nadie. Estaba preocupada. ¿Qué le iba a decir a su abuelo? Usted no en… —Ella ve el labial en su cuello y se aparta; una sonrisa incrédula se dibuja en su rostro.— Solo cuídese, use protección, puede atraer una enfermedad.

Ella se aleja dejándolo solo, camina a la sala donde ha acomodado todo para dormir.

—¿Vas a dormir aquí? —pregunta él mientras toma un vaso con agua.

—Lo he preparado todo, no se preocupe, estoy acostumbrada; tome la cama. Descanse

Ella se cubre con la cobija; al verlo alejarse, ella cierra los ojos incómoda. ¡Qué suerte la suya! Resultó ser todo un imbécil, ni siquiera tiene planes de respetar el matrimonio. ¡Adiós deseos de un matrimonio sano como el de sus padres!

*

Valentina no logra dormir muy bien; algo en su corazón la inquieta. Despierta como de costumbre muy temprano y se prepara rápidamente antes de que Ricardo despierte. Ella le pone la alarma de un reloj y, mientras que ella prepara el desayuno, desechando con pesar la comida que le preparo por la noche y que él no comió. En la habitación la alarma hace su función, al escucharla, Ricardo arremete con enojo contra el reloj.

—Son las cinco de la mañana, ¡DEMONIO!

Valentina lo escucha, pero no le da respuesta; ella le prepara el desayuno y se sienta a comer sin esperar por él. Al ver que él no aparece siendo las 5 y media, ella va a buscarlo, lo nota dormido y no lo despierta, toma su sombrero y sale a su rutina. Sin esperar por él, se concentra en recibir las nuevas vacas; ella hace el control de calidad de todos los productos cuando, de repente, lo ve aparecer.

—Buenos días.

—Buenos días, patrón. —Valentina voltea a verlo, notando que él se detiene frente a ella con enojo.

—¿Tú aún no entiendes lo que te dije? Si me caigo, tú te caes; si me levanto, tú te levantas. Eres mi esposa; que sea la última vez que sales sin esperarme.

Valentina suspira.

—Venga conmigo, creo que usted aún no entiende la situación; se lo voy a enseñar.

—¿Adónde vas?

—Si quiere saberlo, tiene que seguirme.

Valentina se sube a su caballo y él al de él. Ricardo la sigue, como si fueran a la cabaña, pero ella se pasa de ese lugar, va más lejos; él la sigue hasta que llegan al área de siembra.

—¿Qué hacemos aquí? —pregunta Ricardo, irritado.

— Le enseño el recorrido, mi recorrido, como segunda al mando en la hacienda, debo vigilar y inspeccionar los movimientos de la hacienda, vengo aquí cada día, usted debe entender la importancia de cada cultivo, ¿Ve la distribución?—Ella le señala el extenso campus.— Está dividido en Trigo, cosecha de verduras, papas, plátanos, tomates, aguacate, yuca, frutos, cada una tiene un objetivo, el trigo se saca a las cinco de la mañana, ya que a las 6 el camión llega para llevar el trigo y la yuca, la caña de azúcar, los plátanos y cultivos, dos camiones más trasladan el sumo extraído de las uvas procesadas para el vino Montenegro, todo va a la fábrica, el trío y la caña de azúcar van a una fábrica, los sumos a otra, y las verduras son recopiladas en cestas, unas se van en los camiones al mercado, y otras se venden al mayor, cada uno de esos procesos son evaluados por nosotros, por eso me levanto temprano, si llego tarde, el camión puede llevar más o menos de la cantidad requerida, al terminar el proceso, de los cultivos, debo inspeccionar el área de la cosecha, reunir a los empleados y recopilar sus dudas y quejas, sus peticiones para llevarlas a su abuelo y él así pueda resolver cualquier inconveniente. Si cree que es todo, aún no termino el recorrido; sígame y verá que después de que termine, usted va a entender y valorar el tiempo.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
capítulo anteriorcapítulo siguiente
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP