Bianca Robles siempre supo que provenía de la raza más poderosa entre todas las existentes en este mundo. Sin embargo, ni siquiera por pertenecer a ese linaje fue bendecida por la Diosa Luna, ya que todos en su clan nacían con algún don… todos, menos ella. Pues ni siquiera tenía la habilidad de convertir su propia sangre en veneno, ese pequeño poder con el que nacían todos en su linaje, solo por pertenecer al clan elfos-magos. Buenos todos, excepto ella. Hasta que, de la nada, descubrió la verdad, que sí había sido bendecida por la Diosa Luna y en realidad, era la tercera niña de la profecía, dado que había heredado un poder que solo los dioses poseían. Y ahora, con este descubrimiento, Bianca está decidida a usar su don para hacer que Brando se enamore de ella y de nadie más, pues desde que miró a aquel hombre, sintió algo especial por él. Pero aquel humano no hacía otra cosa que alejarse, como si ella tuviera una enfermedad contagiosa, pero se juró que tarde o temprano él sería suyo.
Leer másBianca Robles nunca se ha tomado nada en serio en su vida. Para ella, todo es diversión y disfrute… hasta que conoció a ese hombre: musculoso, alto y, sobre todo, hermoso. Desde ese día, se propuso que tarde o temprano sería suyo.
Sin embargo, parecía que, para él, ella tenía una enfermedad contagiosa, ya que cada vez que intentaba acercarse, él se alejaba a una distancia considerable. Pero cuando era ella quien se alejaba, él la buscaba con la mirada.
Sinceramente, no sabía qué hacer con aquella situación. La verdad era que aquel humano le gustaba mucho más de lo que pensaba, y con él quería demostrarle a su familia que sí podía romper la maldición impuesta por la Diosa Luna a todas las mujeres de su linaje.
Pues siempre soñó con encontrar al amor de su vida, ese hombre que con solo una mirada le hiciera sentir deseo verdadero. No solo para probar que era inmune al llamado vínculo de pareja, sino también para desafiar el maldito destino que la Diosa Luna le había impuesto en contra de su voluntad. Porque desde que supo que tenía una pareja destinada, lo único que quería era elegir su propio destino.
Además de encontrar a alguien que la amara profundamente, Bianca deseaba que ese amor no viniera de un maldito vínculo de pareja, o de aquella maldición que le habían impuesto desde su nacimiento.
Pues nunca pidió ser atada a nadie de las otras razas creadas por la Diosa Luna, y mucho menos a aquellas que casi destruyen su linaje familiar.
Ahora, al ver cómo su prima Priscila fue capaz de romper la maldición —aquella que dictaba que solo podían sentir deseo carnal al encontrar a su compañero destinado—, estaba más que segura de que ella también podía lograrlo. Estaba decidida a encontrar a un humano, amarlo de verdad y entregarle su corazón… y su primera vez.
Porque, aunque todos creían que era la única en la familia que no había sido afectada por el vínculo de pareja, la verdad era otra: ya que siempre supo fingir muy bien. Les presentaba hombres con los que simulaba tener relaciones amorosas, haciéndoles creer a su familia que podía estar con quien quisiera, sin que su vínculo de pareja se lo impidiera.
Pero la realidad era que, cada vez que uno de esos hombres intentaba tocarla, una repulsión profunda se apoderaba de ella y las ganas de vomitar eran tan intensas, tanto que, en una ocasión, ni siquiera pudo contenerlas y todos malinterpretaron aquella escena, pensando que estaba embarazada, cuando en realidad, era su cuerpo rechazando lo que su alma jamás había aceptado.
Le hubiese encantado que las cosas fueran de aquel modo, pero por culpa de ese maldito vínculo impuesto por la Diosa Luna, todas las mujeres del linaje Robles habían tenido que conservar su pureza… a menos que encontraran a su verdadera pareja.
Y hasta ahora, solo unas pocas habían logrado hacerlo entre los escasos sobrevivientes de su raza o entre los magos que quedaron tras el ataque de las demás especies.
Si entre ellos no se encontraba el compañero destinado, entonces no había alternativa: debían permanecer vírgenes para siempre. Una muestra clara era su tía Abril, que ya contaba con mil años y seguía guardando su primera vez. Y, por lo que parecía, su compañero estaría entre las razas traicioneras, lo que significaba que su único destino era vivir soltera por el resto de sus días.
Por eso, Bianca estaba convencida de que la Diosa Luna, al crear esos malditos vínculos, lo había hecho como una cruel burla para ellos.
¿Pues quién, en su sano juicio, entrelazaría su alma con su enemigo?
Aquellos seres que una vez quisieron exterminarlos… cualquiera que aceptara algo así, solo podía estar loco. O tener un deseo suicida.
Quién les aseguraba a ellos —a su raza, los elfos-magos— que al aceptar ese destino impuesto por la Diosa Luna, ese supuesto compañero no los traicionaría y acabaría con su vida?
O peor aún. Porque no era ningún secreto para las otras razas el inmenso poder que corría por la sangre de su linaje.Lo mejor que había hecho su tatatatatatatarabuela, la reina Minerva, había sido bloquear esos malditos vínculos de pareja.
porque ella Jamás, bajo ningún motivo, estaría dispuesta a unirse con alguna de las razas que habían masacrado a sus antepasados.
Y si tuviera la oportunidad de acabar con todos esos linajes, ya lo habría hecho sin pensarlo dos veces.
Pero la Diosa Luna no era tonta. Pues sabía lo oscuro que era su corazón. Por eso jamás le otorgó ninguna habilidad especial.
Porque si le hubiera dado que, aunque fuera un mínimo de poder, ya habría arrasado hasta con el último rincón donde respiraran esas razas traidoras.
pues con Bianca Robles nadie jugaba, sin importar que las cosas hubieran sucedido hace mucho tiempo.
Tiempo en el que ella ni siquiera pensaba nacer.
Pues ella no era tan pacífica como su bisabuela ni como el resto de su familia, que preferían dejar todo en manos de la Diosa Luna, la misma que parecía ignorar sus oraciones.
Pues desde que tuvo conciencia de quién era y del linaje al que pertenecía, le había rogado a esa Diosa que le permitiera romper aquel maldito vínculo.
Que le diera la libertad de amar a quien quisiera y no estar atada a un compañero predestinado, quien quizá fue uno de los responsables de que casi aniquilaran por completo su linaje.
Pero hasta ahora, sus súplicas no habían tenido ningún efecto.
Aún creía que, en algún momento, la Diosa Luna le escucharía. Por eso, salió con muchos hombres humanos, intentando forzar una conexión que pudiera romper ese estúpido vínculo de pareja.
Pero nada funcionó. Hasta que conoció al mejor amigo de su cuñado.
Ya que desde la primera vez que lo vio —aunque solo fuera por la pantalla del teléfono—, su corazón comenzó a latir con fuerza descontrolada.
Por eso le pidió a su prima que se lo presentara.
Sin embargo, ella le advirtió que, por su propio bien, se mantuviera alejada de ese hombre.
Pero Bianca no iba a obedecer.
Dado que, si ese humano era el único capaz de despertar su deseo, haría lo que fuera por tenerlo. Incluso si tenía que vender su alma al mismísimo demonio, lo haría, solo por tenerlo.
Bianca llevaba un buen rato sentada bajo el árbol, con la cabeza gacha. En ese momento no tenía ningún pensamiento; había decidido dejar su mente en blanco para no revivir lo sucedido, pues cada vez que lo hacía, su miedo crecía más, y los recuerdos de cuando su perro la mordió volvían a su mente con fuerza. Solo pensar en el dolor que sufrió aquellos días la hacía estremecerse. Por eso, la mejor forma de recuperarse era dejar de pensar en el animal que era su pareja.Sumida en ese estado, no se percató de que alguien había aparecido junto a ella, hasta que una voz la sacó de su silencio. Al alzar la mirada, se dio cuenta de que aquella mujer no era otra que la bruja que había intentado matarla varias veces.Al ver la sonrisa irónica dibujada en los labios de la bruja, Bianca se levantó de golpe y, con el ceño fruncido, le preguntó:—¿De qué te ríes? ¿Y qué haces aquí?Anastasia respondió casi de inmediato:—Eso es lo que yo debería preguntarte a ti. ¿Qué haces en mi clan sin mi permi
Con aquellas palabras del rey mago, Brando se tranquilizó mucho más y logró sentarse para seguir escuchando lo que aquel anciano quería decirle.Luego, al ver que el rey mago se quedaba en silencio, como pensando cuidadosamente sus próximas palabras, Brando le preguntó:—Lo que acaba de decir es que Bianca desapareció de la nada, pero no fue por ningún hechizo… entonces, dígame, ¿Cómo es que se esfumó así, sin dejar rastro? Ya que todos sabemos que desaparecer de la nada es algo imposible, a menos que sea por un hechizo mágico o que se trate de un vampiro de sangre antigua o real, pues son los únicos capaces de desvanecerse sin dejar rastro alguno.A lo que la reina Minerva respondió con calma:— Hay alguien más que pueda desaparecer de la nada sin dejar rastro.¿De quién estás hablando? —preguntaron al unísono Brando y el rey mago. La reina Minerva se tomó su tiempo antes de responder, queriendo asegurarse de que ambos comprendieran bien lo que estaba a punto de decir. Luego, comenz
Y como si su palabra fuera ley, así lo hizo Brando. Después de desayunar, la llevó nuevamente a la habitación y la hizo suya una y otra vez, en todas las posiciones posibles. Había momentos en los que dejaba que su lobo se asomara, y en una de esas, la tenía de espaldas, la mejor postura para un lobo al reclamar a su pareja.Sus ganas eran tantas que, por un instante, olvidó que Bianca no sabía en realidad quién era él, y dejó salir por completo a su lobo. Puesto que esta era la forma más poderosa de dejarla en embarazo, y en su deseo, olvidó por completo el temor de que ella pudiera sentirse aterrada al verlo transformado en lobo y lo aborreciera al descubrir que él no era más que un hombre lobo y pertenecía precisamente a la raza que ella más odiaba en este mundo.Cuando la tenía en la posición perfecta, se olvidó de todo en su alrededor, puesto que esta era la primera vez que Brando permitía que su lobo le hiciera el amor a Bianca de esa manera. Pues en las ocasiones anteriores so
Brando, al escuchar que habían ofrecido a su compañera como sacrificio a un demonio, dio un fuerte manotazo contra la pared y de inmediato exclamó.—¡Eso sí que no lo permitiré!El golpe fue tan violento que abrió un hueco en la pared y sus nudillos comenzaron a sangrar.El rey mago intentó calmarlo, diciéndole.—Tranquilo, aún no sabemos si realmente fue eso lo que ofrecieron. Además, tú ya la marcaste, y la conexión entre ustedes dos es difícil de romper, a menos que dejen de compenetrarse por un tiempo. Al pensar en esto, se imaginó que lo que querían era llevársela para impedir que siguieran alimentando ese hilo que los une desde que nacieron. Así sería más fácil entregarla a Satán como sacrificio, pensando de este modo, dijo: sabemos que al demonio le atrae todo lo relacionado con los dioses y Bianca es una descendiente directa de la Diosa Luna.—Enseguida añadió: lo que toca hacer ahora es hacerse uno solo por completo y así evitar cualquier acuerdo que haya hecho aquella bruja
Después de terminar la batalla, Brando, con sangre por todo el cuerpo de las muchas heridas que tenía, pero no le prestó atención a eso, pues lo único que quería era ver a su compañera y así poder verificar que ella estuviera bien. Con esta idea en mente, de inmediato dio la orden a sus lobos de llevar a todos los heridos a los hospitales; como sabía que eran muchos y que las cuatro instalaciones de la manada no tenían camas suficientes, ordenó habilitar otros lugares para atender a los de menor gravedad.También mandó limpiar a fondo el campo de batalla y que se hicieran los reconocimientos de los lobos caídos para avisar a sus familias y enterrarlos con honores. En cuanto a los muertos del bando enemigo, dispuso que se los llevaran al bosque donde habitan las criaturas salvajes, para que fueran devorados por ellas y nunca más volvieran a reencarnar en este mundo.Luego de dar esta orden, salió corriendo a cuatro patas, a todo galope, en busca de su compañera. Cuando llegó, lo primer
Mientras Brando corría a todo galope, la imagen de su compañera asaltó su mente, ya que lo angustiaba profundamente la idea de que aquellos lobos lograran entrar al pueblo y lastimaran a Bianca mientras él seguía en batalla; Sin embargo, disipó ese pensamiento de inmediato y se repitió una y otra vez que ella, junto a sus familiares, estaría a salvo. Puesto que con aquellos dos seres tan poderosos protegiendo a su compañera, cualquiera que intentara hacerle daño solo tendría un destino y ese era la muerte al instante. El poder que ostentaba la reina de los elfos era temido por todas las razas, y a eso se sumaban los innumerables hechizos del rey mago. Al pensar en ello, Brando logró calmarse, convencido de que ninguna criatura sería capaz de enfrentarse a esos seres. Quienes debían preocuparse eran los insensatos que osaran meterse con ellos.Al ver a aquella multitud de lobos, un pensamiento oscuro lo invadió: ¿y si habían venido por su pareja? Nunca había visto a la manada Green mov
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