Capítulo 9. Una simple humana
Tanto Brando como su lobo estaban al límite con aquel acercamiento de Bianca, y más aún cuando ella le mencionó que, si él quisiera, se convertiría en su esclava sexual. Eso ya era más de lo que podía soportar.
"¡Maldita sea!, ¡maldita sea!, ¡maldita sea!", retumbaba una y otra vez en su mente, mientras apretaba los puños con tal fuerza que se clavaba las uñas en la piel, haciéndose daño. Si Bianca bajara la mirada, podría ver que de sus manos comenzaba a brotar sangre.
Por su parte, Bianca, al ver a Brando en aquella mansión, se alegró mucho, pues pensaba que estaba allí por ella. Pero luego recordó que ese sitio casi no se utilizaba, salvo cuando su familia tenía reuniones importantes y no querían que nadie más que los presentes se enterasen de lo que hacían o hablaran en aquel lugar.
Entonces, al pensarlo bien, no entendía qué hacía Brando allí. Sin embargo, no le importó, pues aquel lugar era perfecto para hacer de las suyas, y así cambiarle el gusto a Brando y lograr que solo se