Capítulo 10. Sangre azul
El rey mago, al notar aquella súbita oleada de magia tan abrumadora, se paralizó de inmediato y miró a su bisnieta con asombro. Aunque aquel poder solo duró un segundo, pudo reconocer con claridad que debía provenir de Bianca, pues nadie más de su descendencia se encontraba cerca. Así que, de inmediato, la observó con una mirada llena de regocijo y le dijo:
—Bianca, el bisabuelo, quiere volver a preguntarte… ¿No has notado nada diferente en ti estos últimos días?
Bianca, quien alcanzó a detener a tiempo su incursión en la mente de Brando, respondió con un leve temblor en la voz:
—No, bisabuelo…
Luego añadió, intentando sonar más segura:
—No sé qué has notado en mí, pero todo en mí sigue siendo como siempre.
Se acercó un poco más a él, bajó la voz y preguntó con cautela:
—¿Qué estás presenciando ahora mismo?
Al ver que el anciano permanecía en silencio, decidió no insistir más.
Por su parte, el anciano estaba cada vez más convencido de que aquella señal de poder supremo tenía que venir