En el último libro de la serie, Risa y Mael enfrentan las secuelas del cautiverio. Una vez más, el amor que los une se convertirá en su única arma para recuperar la felicidad que una vez compartieron, y alcanzar la paz que tanto anhelan, esta vez como iguales.
Ler maisLos odiaba.
Los odiaba a todos.
Los monstruos de pelambre oscura y voces retumbantes.
Los fantasmas de ojos ardientes y movimientos fulmíneos.
Los hombres repulsivos, siempre en celo como perros.
Los mataría a todos.
Sin vacilar. Sin misericordia.
Porque le habían robado lo que más amaba en el mundo.
La nieve no atenuaba el fuego que ardía en su sangre.
El agua no calmaba su sed.
Las alimañas no saciaban su hambre devoradora.
Avanzaba sin descanso entre las estrechas paredes de los acantilados, hundiéndose en el lodo que se acumulaba en el fondo del angosto cañón.
La delgada franja de cielo allá arriba cambiaba de color sobre su cabeza.
Blanco. Negro.
Luz. Tinieblas.
Se alternaban como si el paso del tiempo aún tuviera significado.
No importaba.
Ya nada tenía importancia.
Tarde o temprano hallaría la salida de aquel maldito laberinto.
Entonces recuperaría lo que le habían robado.
Y los mataría a todos.
Porque los odiaba.
.
* * *
Los eventos de Reina del Norte no han ocurrido sin consecuencias.
El sufrimiento y el abuso a los que Risa y Mael fueron sometidos por los vampiros pueden haber terminado, pero eso no significa que sus vidas han vuelto a ser lo que eran como por arte de magia.
Los extremos a los que ambos se vieron empujados han dejado secuelas, y si bien sus seres queridos pueden ofrecer consuelo y contención, no está en ellos devolverles la paz interior y la felicidad que una vez disfrutaron.
Quedará en ellos mismos recuperar lo que los vampiros les arrebataron con impunidad, sin más armas que el amor que aún los une.
Y sólo si lo logran, serán realmente libres de vivir el final feliz que se han ganado con creces.
.
* * *
LUNA es el cuarto y último libro de la serie.
Para quienes llegan sin haber leído los libros anteriores, les cuento que esta historia continúa de un libro al otro casi sin interrupciones. Por eso es importante leerlos en orden: para comprender el universo en el que se desarrollan, los personajes y los eventos que relatan.
1: Valle de los Lobos
2: Alfa del Valle
3: Reina del Norte
4: Luna
MEMO: esta historia no sigue las tropes tradicionales de la ficción de hombres lobos.
♥ A quienes llegan de Reina, vuelvo a darles la bienvenida y a agradecerles su constancia y su apoyo. ♥
Aunque sea el final de la serie, desde ya les anticipo que Luna no empieza con "y vivieron felices - fin". Es una novela en sí misma, que tendrá al menos el mismo largo que Alfa.
Todavía no sé si van a ser 2 o 3 libros. Sí sé que van a alternar narradores como Reina, y el primero está narrado por Mael.
Tenemos muchos cabos por atar y pendientes por resolver, mientras la historia avanza hacia el final que todos queremos para nuestros protagonistas.
La frecuencia de actualización va a ser de dos capítulos por día, de lunes a sábado, siempre a la misma hora. Sin maratones.
Tal como veníamos haciendo en Reina, todas las noches voy a responder los comentarios que me hayan dejado a los capítulos que subí ese día. Desgraciadamente, me resulta imposible revisar toda la historia, capítulo por capítulo y párrafo por párrafo, para buscar, leer y responder todos los comentarios que hayan dejado en los días posteriores.
♥ Gracias por volver, y no se olviden de agregar la historia a sus bibliotecas, dejar reseñas y seguir mi perfil, para no perderse las actualizaciones. ♥
—Ante todo, ¿qué fue eso que dijiste sobre el castillo al otro lado de las montañas? —le preguntó Milo—. ¿Fue atacado? ¿Quién lo controla en este momento?—Nadie —respondió Garnik comiendo con más avidez que yo—. Quedó abandonado. Cuando partí hacia aquí, los habitantes de la ciudadela ya estaban atreviéndose a subir, seguramente a saquearlo. Pero no hay nadie habitándolo, ni soldados que lo guarden. Al menos hasta que lleguen los vasallos y los parias que se rumorea que vienen desde el oeste.Mis hermanos se miraron, envarándose, y se volvieron hacia mí.—No podemos perder esta oportunidad, Mael —señaló Milo—. ¿Nos autorizas a enviar fuerzas a ocuparlo?Me encogí de hombros. En aquel momento, el control de ese castillo era la última de mis preocupaciones.—Le enviaré un cuervo a Ronan —dijo Mora incorporándose—. Pueden partir antes de medianoche. ¿Crees que estarás en condiciones de guiarlos, Garnik?El muchacho dejó de masticar lo indispensable para asentir suspirando. Mora asintió
Milo se paró de un salto y salió de mi habitación, precipitándose escaleras abajo. Mora, en tanto, me detuvo cuando traté de incorporarme.—Quieto ahí, Alfa. No precisas bajar para escuchar las novedades.Ésa era mi hermana. Siempre mandoneándonos como cuando ella ya era Beta y nosotros aún éramos Omegas.—El ejército de vasallos ha levantado campamento —dijo Milo desde la planta baja, y un momento después sus pasos trepaban la escalera.Mora y yo nos volvimos hacia la puerta expectantes, a tiempo para verlo reaparecer en el vano.—Tal parece que se están movilizando hacia el este —agregó, mostrándonos las dos delgadas tiras de papel.Alcé apenas una mano para que guardaran silencio y cerré los ojos, respirando hondo. Ignoraba si sería capaz de comunicarme con Garnik. Pero si Enyd ya podía escucharlo, yo también debería poder.—¿Garnik? —tenté.—¡Tío! ¿Eres tú? —respondió de inmediato.—Sí, muchacho.—¡Oh, gracias a Dios! ¿Cómo estás?Abrí los ojos para enfrentar a mis hermanos y asen
—¿Qué? —exclamé impaciente—. ¿Qué ocurrió?—Cuando Ragnar, Mendel y los muchachos retrocedieron, no lograron encontrarlos —respondió Milo—. Sospechaban que los habían atrapado o algo peor, pero eran pocos y les resultaba imposible acercarse al castillo, porque ya habían hecho salir a toda la guarnición humana y todas las amazonas y pálidos de la reina.—La amiga de Ragnar llegó poco después, preguntando por ustedes. Juraba por Dios y todos los santos que les había abierto la puerta con sus propias manos y los había visto salir del castillo con sus propios ojos —terció Mora con un gruñido.—Tuvieron que esperar a la noche siguiente para salir a investigar —agregó Milo—. Al parecer, el castillo era un caos después de las muertes y la fuga, y había patrullas de humanos y parias hasta debajo de los hongos. Palabras de Mendel, no mías.—¿La amiga de Ragnar no volvió para averiguar qué nos había ocurrido?—No se atrevía, y no la culpo —respondió Mora—. Se quedó escondida en su casa hasta qu
La noche anterior había tenido una conversación en privado con Ragnar, previendo que no podrían dilatar más el momento de contarme lo ocurrido. Hablando desde su propia experiencia, me había advertido que tal vez jamás lograra recordar lo que había vivido en los meses de cautiverio, y que si así era, podía considerarlo una bendición.—Tendrás pesadillas durante años. Incomprensibles, grotescas, seguramente obscenas. No te esfuerces por recordarlas —había aconsejado con acento grave—. Déjalas pasar. Lo más posible es que sean recuerdos reales, y no son nada que te ayude a ser más fuerte, más sabio o más cuerdo. Todo lo contrario. Evita cuestionarlas y déjalas caer en el olvido. Lo último que necesitas es recuerdos de la depravación y la crueldad de los parias.Me había limitado a asentir en silencio, y Ragnar me había presionado un hombro con una sonrisa fugaz.—¿Recuerdas lo que les dijiste a los míos cuando los salvaste? Que dejaran de mirar hacia atrás y vivieran día a día, para enc
Milo adelantó la cabeza ceñudo, como si hablara en otro idioma.—¿De qué demonios hablas, Mael? ¿Otro Alfa? —repitió.—Es lo que sigue a perder a un Alfa, ¿no? Si no había designado sucesor, el clan lo elige.Milo me observó ceñudo un momento más y de pronto estalló en carcajadas.—¡Ni los parias te han quitado lo melodramático! —rió, intentando controlarse—. Lo siento, Mael. Si quieres abdicar, tendrás que hacerlo de viva voz y por escrito ante todo el clan reunido.—¿Insinúas que aún soy Alfa?—¡Claro que sí!Me tomé un instante para digerir la noticia y volví a enfrentarlo.—Como sea. Continúa. Dijiste que capturaron a Risa y le perdieron el rastro. Pero antes también dijiste que fue ella la que me rescató.Milo suspiró, tomando mi taza para volver a llenarla.—Mendel y sus hijos pasaron el verano buscándolos a ambos en vano. En una ocasión avanzaron hacia el norte siguiendo el Launne durante varios días. Se adentraron en una estepa que se extiende de horizonte a horizonte. Y cuand
Afuera nevaba, y ni el fuego ni las mantas parecían capaces de hacer retroceder el frío que me calaba los huesos. Milo me sirvió más té, riendo por lo bajo cuando lo bebí como estaba, aunque me escaldara la lengua.Dejar la cama me había demandado un esfuerzo titánico, y mis hermanos habían tenido que sostenerme los cinco pasos hasta el sillón frente al hogar, casi pegado al guardafuego.Pero parecía que haber levantado mi cuerpo también había levantado la niebla pertinaz que me impedía pensar con claridad.Me había sorprendido ver que nevaba, porque lo último que recordaba era encontrar a los cachorros de Alanis, en el bosque de su valle, en primavera. Y de pronto me descubría en el pabellón de caza de Vargrheim en pleno invierno.Una pequeña multitud atestaba mi habitación cuando pregunté qué había ocurrido. Milo, Mora, Ragnar, Enyd. Todos rodeaban mi cama, y vi las miradas que intercambiaban al escuchar mi pregunta.Entonces me habían ayudado a levantarme y Milo había despedido a t
Último capítulo