Bardo regresó con la noticia de que Kian en persona venía a nuestro encuentro con refuerzos, de modo que Mael decidió que lo mejor era que Kellan y Declan, luego de rodear las colinas, no regresaran con nosotros y cruzaran la parte septentrional del bosque para salir a recibirlos.
Nosotros, en tanto, establecimos una rutina que nos permitiera pasar esos días con tanta normalidad como fuera posible. Dugan y Brenan se turnaban para trabajar con Mael y cazar, mientras Aine y Sigrid se alternaban para ayudarme y montar guardia en el filo de las colinas. Por la noche, Mael, Dugan y Brenan se encargaban de la guardia.
Distaba de ser lo ideal, pero era lo más seguro. Y desde lo alto de las colinas, comprobamos que los humanos habían tomado en serio la amenaza, y poco a poco iban dejando la aldea hacia el oeste, llevándose consigo cuanto podían transportar.
Era una buena señal, aunque éramos conscient