~ Narra Alistair ~
El humo del cigarrillo se elevaba lento entre la penumbra del almacén mientras miraba la pantalla del teléfono, que aún reproducía el vídeo recién enviado.
Sonreí para mis adentros al imaginar que esa chica ya se habría enterado de que tenía a sus padres. Frente a mí, los dos temblaban, amordazados, con la mirada rota y suplicante. Había cumplido mi promesa: ahora sabría que nadie desafiaba a Alistair Ferraro sin pagar el precio.
Esa mujer, aunque quisiera negarlo, había quebrantado mi ego.
Yo, que estaba acostumbrado a tenerlo todo bajo control, a que todos bajaran la cabeza ante mí, había sido desafiado por Sabrina Moretty. Y lo peor de todo era que, después de un maldito día entero, mis hombres aún no habían dado con su paradero.
Levanté la muñeca y observé el reloj. El día se extinguía, y Sabrina seguía sin aparecer frente a mí. Su decisión estaba tomada: seguir huyendo… y dejar morir a sus padres.
Sentí cómo la paciencia se me desmoronaba. Apreté los puños con