~ Narra Evanya ~
Cuando le conté todo a Tiffany no dudó ni un segundo en ayudarme a escapar.
Me había visto crecer, sabía quién era en realidad y no soportaba la idea de que me convirtieran en un trofeo o en una cifra más; además, en secreto ella siempre fue la única que me defendió cuando nadie más lo hacía. Por eso, cuando le pedí ayuda, su instinto fue protegerme antes que preguntarse si era peligroso.
Ahora estaba en su departamento, dando vueltas de un lado a otro. Era un manojo de nervios; el corazón me golpeaba el pecho como si quisiera escaparse. Sabía que, para ese momento, ese mafioso ya se habría enterado de mi huida y que lo habría dejado plantado. Seguramente había enviado a sus hombres a buscarme. Solo era cuestión de tiempo… cuestión de minutos, quizá, para que me encontraran.
Miraba por la ventana, tratando de asegurarme de que nadie me seguía. Cada ruido del viento me hacía sobresaltar, convencida por un segundo de que me habían localizado. Pero no: solo era mi mente