Me detuve en seco al verlo. Alistair Ferraro. Mi cuerpo se heló, el miedo recorriéndome la piel como un escalofrío que no podía controlar, pero me obligué a no retroceder. Respiré hondo, intentando que el terror no me paralizara.
Di un paso hacia atrás, con la intención de escapar, pero él me observaba con esos ojos fríos, y su voz cortó el aire como un cuchillo:
—No des un paso más, Evanya.
No podía dejar que me atrapara ahora. No podía morir, no así, justo como mis padres. Debía mantenerme firme, aferrarme a cada latido de mi corazón, y no permitir que el miedo me consumiera.
Mi corazón latía con fuerza, y mi instinto gritaba que corriera, que huyera de él, pero me mantuve firme. Lo miré directamente a los ojos y le respondí, con voz temblorosa pero desafiante:
—No me importa lo que digas… no me convertiré en tu juguete.
Sin esperar más, intenté dar un giro y salir corriendo. Sentí mi corazón en la garganta, cada paso un golpe de adrenalina, pero antes de que pudiera alejarme, su ma