Avril jamas imagino que su esposo tendría un amante. Lo peor fue que al descubrirlo llegaria su desgracia, cuando a causa de eso perdió a su bebé, su dignidad, sus bienes e incluso la custodia de su propio hijo. Ella decide averiguar cual fue la razón, por el cual Sebastian se habia casado con ella en el pasado, para ahora hacerla sentir que la vida no valía nada, quitándole el derecho de madre. Decidida a vengarse, crea una alianza junto a un magnate que aparentemente es amigo de su ex esposo. Sin embargo Dimitri Volkat, guarda un secreto de su pasado y esta dispuesto ayudarla, con el único objetivo de que ella se haga pasar como su prometida con fin de cobrar la herencia que le dejo su padre. Avril acepto sin dudar, sin detenerse a pensar en las consecuencias que aquello podía arrastrar. No imaginaba que cuando dos personas comparten el mismo propósito y la misma sed de venganza, el destino cobra un precio mas alto del que se espera. Y volverse a enamorar no estaba en sus planes. «Después que una flor se marchitas, difícilmente vuelve a florecer»
Ler maisSonreía de tanta felicidad, tenía un motivo de estar alegre, mi hijo en mi vientre crecía perfectamente, sin ningún defecto, gracias a Dios, Andrés se encuentra alegre por la llegada de su hermana. Faltarían tres meses para la gran llegada de mi hija y estaba lista en todos los aspectos.
Decidí salir acompañar a mi pequeño al jardín, pero la puerta de mi habitación se abre bruscamente. Mi esposo Sebastián entra con furia, me jalonea de ambos brazos bruscamente.
—¿Sebastián, que sucede? — pregunte asustada.
—Avril, porque demonios le entregaste la presidencia de uno de los hoteles a tu tío.
Me alejo de el frunciendo el ceño
—No entiendo exactamente a qué te refieres con eso. — respondí sin entender que tiene eso de malo. Es mi tío y mientras yo esté en descanso debe haber alguien a de confianza al frente.
—Tu tío será parte de la presidencia. No pudiste dármelo a mi. Porque confías mas en él, que en mi.
—Sebastián no te estoy entendiendo a que te fieres. Tu estas manejando varios de mis hoteles, incluso la tienda de ropa. Claro que confío plenamente en ti, sin embargo, mi tío es mi única familia y tiene derecho sobre mis empresas y no tiene nada de malo lo que hice.
Sebastián me observo de mala manera. Indignado se acercó a mi y me tomó de la quijada con fuerzas que incluso me asusté.
—Suéltame, me lastimas.
—Veo que tu tío es mas importante que tu esposo.
—No es eso. Pero es mi tío y además el tiene varias acciones en los hoteles.
—¿Como? Fuiste capaz de hacer eso.
—No. Mi padre se las dejo. Por esa razón tiene el derecho de ser parte de mis empresas, así como lo eres tu.
Me solté de su agarre, mi cuerpo empezó a temblar del miedo. Lo estaba desconociendo. Mi esposo me miró de arriba abajo con molestia evidente. Luego salió de la habitación tirando la puerta con indignación.
Me quedé sentada en la cama, sostuve mi vientre con fuerzas. Porque sentía una extraña opresión en mi pecho. Solté una exhalación y luego me levanté para ir al jardín.
Mi pequeño Adrián apenas tenía tres años, era tan pequeño que me dio pesar quedar embarazada tan pronto. Aunque obviamente no me arrepiento del todo. Levanto la mirada al ver que mi esposo sale de la mansión y puedo notar que esta furioso.
Son mas de las seis de la tarde. Me pregunto a donde ira. Mordí mi labio inferior decidí no pensar absolutamente nada.
—Cariño vamos a cenar — le dije a mi hijo a lo que el sonriente me tomó la mano. La niñera recogió la pelota y lo cargo en sus brazos. — Lava bien sus manitos.
—Enseguida señora.
Entre al comedor después de asearme las manos. Mi plato ya estaba servido y me quedé preocupada al ver que Santiago no venía para nada. Llevaba una semana comportándose de una manera extraña.
—Espero que no siga molesto por lo ocurrido— En debe entender que mi tío es parte de mi vida y de mis empresas.
***
En la mañana entre a la habitación de mi esposo y al descubrir que no vino a dormir, me dejo con un sabor amargo en la boca. Al terminar de ducharme, prepare mi vestuario, un vestido volante con estilo en X, luego sandalias de piso, decido ir al hotel a firmar unos documentos. Al salir le deje dicho que le dieran desayuno al niño y su merienda después de las diez.
Arranque mi coche dirigiéndome al hotel. No entiendo que me estaba sucediendo, tenía una sensación extraña era como una opresión. Al llegar a la sede donde mi marido era el ceo. Subí por el ascensor.
—Buenos días señora Levi.
—Buenos días.
Salude como siempre con mi mejor sonrisa. Caminé a toda prisa, entre a la oficina de mi esposo, pero era extraño no estaba. Me dirigí a su asistente y tampoco ella estaba.
—Donde se encuentra Sebastián — le pregunté a uno de los guardias.
—Se encuentra en la sala de reuniones señora. Creo que están viendo sobre el asunto de las nuevas empleados de turno.
—¿Están? Con quién.
El guardia me miró para luego mencionar el nombre de Mónica la asistente.
—Bien. Iré a buscarlo, me imagino que quedó trabajando hasta tarde.
El guardia negó. Creo que no es del turno de ayer.
—No señora, el vino hace unas horas con su asistente.
A dónde estuvo Sebastián anoche. Pensé que se había quedado aquí. Solté un suspiro y caminé en dirección a la sala de reunión, pero al cruzar el pasillo veo la bodega que con lleva a la puerta de emergencia entre abierta. Me quedo de pie cuando escucho voces. Es Sebastián y Mónica.
—No te imaginas cuanto deseo dejarla para quedarme contigo. La noche de ayer confirme que te amo, Mónica. No deseo estar más alejado de ti. —Tape mi boca asombrada por lo que estaba escuchando, como era esto posible. Mi esposo y Mónica eran amantes.
—Sebas, te amo y me duele tenerte alejado de mí. Y ahora mas que nunca que estoy embarazada.
Se estaban besando y yo aún no podía creerlo. No, esto no podía ser verdad. Sebastián me estaba engañando. Ahora todo tenía sentido, su forma de actuar su rechazo, sobre todo. Malditos sinvergüenzas.
Estoy por salirme y enfrentarlo, pero decidí seguir escuchando.
—No tienes idea de como muero por dejarla y quedarme a tu lado para siempre. Ya no soporto a Avril...Lo único que quiero de ella...
Sebastián no termina de hablar cuando recibe una llamada. Veo que se aleja. Entro a la bodega enfrentando a Mónica.
—Quién diría que una mujer con cara de mosquita muerta fuera la amante de mi esposo.
— Se – señora Levi. No la entiendo. — Mónica balbucea con evidentes nervios.
— No te hagas, los acaba de escuchar. No tienes vergüenza. E incluso estas embarazada. — Mónica me miró de mala manera. Y esta que se cree.
—Y si lo estoy que le importa a usted— me gritó en la cara y sin asco le propine una cachetada luego iré con el imbécil de Sebastián.
—Eres una perra.
—Por lo menos a mi me ama y a ti, solo ama tus millones.
La mire con odio y pena. Es tan falsa.
—Esos que tu también deseas, por esa razón estas con él. —sin querer seguir caminé para ir a enfrentar a mi marido. Tenía ganas de llorar y gritar por esta traición, pero de repente veo que Mónica se colocó frente a mí, empujándome de poco en poco.
—Yo no deseo el dinero de Sebastián, lo amo y llevamos mas de tres años juntos, para tu información está conmigo antes de haberse casado contigo por interés.
—¡No te creo
Le grito en la cara y antes de moverme todo pasa tan rápido cuando Mónica me empuja y caigo rodando por las escaleras.
—Maldita— le grité y ella ríe a carcajadas, pero entones un dolor agudo me atraviesa el vientre y veo mucha sangre.
—Ayúdenme. Duele... Mónica mi bebé, no lo quiero perder.
—Ese es tu problema rodaste sola así que tú serás la culpable cuando tu engendro muera.
Negue llorosa, el dolor es fuerte que no puedo ni siquiera levantarme. De repente veo borroso, me sostengo las barandillas, quiero levantarme y no puedo.
—¡Ayuda! — grité, pero ya mi voz se estaba apagando y el dolor se intensificó.
—Señora, que le sucedió. — Pregunta un hombre bajando las escaleras a toda prisa. Estoy viendo borroso.
—Mi bebé... llévame al hospital... —susurró sintiendo demasiado dolor.
Dimitri elevó las cejas y por un instante no supe si mirarlo a él o al silencio que nos envolvía. Su presencia llenaba la sala con un olor a perfume caro, sus manos, siempre tan medidas Inspiré despacio, sintiendo el olor elegante. Garraspea antes de hablar. ¿Por que de repente me sentí nerviosa con este desconocido?—Y bien, esta dispuesto de ser mi inversor principal en mi nueva empresa.—Por mí no hay ningún problema — respondió sin chistar, su voz sono firme—. Puedo encontrarme con usted cuando todo este listo. Solo dígame por qué razón desea abrir una empresa; tengo entendido que usted ya es dueña de varios de los Hoteles Oasis.—Porque mi propio esposo me robo mis hoteles.Sus ojos brillaron con una sombra de sorpresa y, antes de que hablara. Le mostré una foto de Sebastián y de su amante.—Me imagino que conoce a mi exesposo —musité.—Exesposo —repitió él, con una media sonrisa en los labios—Así es. Ya no es mi esposo.—Una mujer como usted, tan bella y hermosa fue engañada y
Mi corazón se encoge al ver a mi hijo Andrés, de la mano de Esther, entrando al kinder. Desde la esquina lo observo en silencio, sintiendo cómo cada latido me empuja a cruzar la calle, a cogerlo entre mis brazos y no soltarlo. Quisiera acercarme, hablarle, abrazarlo tan fuerte que quisiera llevármelo conmigo y escapar juntos. Pero la orden de alejamiento que me impuso ese maldito de Sebastián me lo prohíbe. ¿Cómo es posible que me hayan arrebatado el derecho de ser madre? Me miro a mí misma y siento un vacío frío, pero también una furia que arde.No creerá lo que le tengo preparado. Pronto su nombre y esa fotografía recorrerán toda la rede social, todas la industria global sabrán que el gran CEO de Hoteles Oasis engañaba a su esposa. No es solo por la humillación, es por mi hija fallecida, por lo que me hizo firmar, por ese documento cuya firma dudo que sea mía. Pensó que podía jugar conmigo porque me había enamorado, que era fácil manipularme. Se equivocó. Me arrancó una parte de
Cuando abrí los ojos sentí la boca seca, pastosa, y un dolor agudo me atravesaba la cabeza como una punzada. Todo se veía borroso, pero de lejos podía distinguir la voz de Sebastian hablando por el móvil. Intenté incorporarme, pero algo en mí me decía que debía quedarme quieta. Entonces escuché mi nombre y me quedé inmóvil en silencio, escuchando.—No te preocupes, mi amor, no permitiré que nada malo te suceda. Lo mejor es que ella misma crea que lo mató. No me importaba esa bastarda; que se haya muerto fue lo mejor. Sabes que te amo. Ya eliminé todo el video de las cámaras de las escaleras. Fue un accidente, tú no tuviste la culpa. —Su voz sonaba fría, calculadora—. Por desgracia, ella llegó furiosa al hotel y nos descubrió… pero lo importante es que el bebé esté muerto y yo esté contigo.Mi cuerpo reaccionó antes que mi mente. Me levanté bruscamente y, sin pensarlo, le di una cachetada. Sebastián quedó helado, mirándome con incredulidad.—¡Estás loca! —me gritó.—¿Cómo es posible…?
El dolor bajo mi vientre se intensificaba, mi corazón latía desbocado al ver cómo la sangre empapaba mi ropa.—¡Ayuda! —grité al borde del colapso.—Déjame llevarla al hospital— Replico el hombre.Enseguida vi a mi esposo correr hacia mí. Su rostro reflejó sorpresa, pero no le reclamé nada… no ahora, cuando mi bebé podía estar sufriendo por culpa de su amante.—¿Qué haces aquí?, ¿cómo pasó esto? —me preguntó con incredulidad.—Señor ella se encuentra mal.—Gracias yo la ayudare. Ve a ver las cámaras y cualquier cosa me llamas.—No me preguntes cómo pasó, porque fue tu amante la que me empujó. ¡Llévame al maldito hospital ahora! —le grité entre sollozos.Sebastián me miró asombrado, pero no negó mi reclamo. Me cargó apresurado y me sacó del hotel por la puerta de emergencia.Me quejaba de dolor a cada paso, sintiendo que en cualquier momento iba a desmayarme.—Eres una insolente. ¿Para qué viniste al hotel? —me recriminó con dureza.—¡No me digas nada, me duele mucho! —espeté apretando
Sonreía de tanta felicidad, tenía un motivo de estar alegre, mi hijo en mi vientre crecía perfectamente, sin ningún defecto, gracias a Dios, Andrés se encuentra alegre por la llegada de su hermana. Faltarían tres meses para la gran llegada de mi hija y estaba lista en todos los aspectos.Decidí salir acompañar a mi pequeño al jardín, pero la puerta de mi habitación se abre bruscamente. Mi esposo Sebastián entra con furia, me jalonea de ambos brazos bruscamente.—¿Sebastián, que sucede? — pregunte asustada.—Avril, porque demonios le entregaste la presidencia de uno de los hoteles a tu tío.Me alejo de el frunciendo el ceño—No entiendo exactamente a qué te refieres con eso. — respondí sin entender que tiene eso de malo. Es mi tío y mientras yo esté en descanso debe haber alguien a de confianza al frente.—Tu tío será parte de la presidencia. No pudiste dármelo a mi. Porque confías mas en él, que en mi.—Sebastián no te estoy entendiendo a que te fieres. Tu estas manejando varios de m
Último capítulo