Cuando Katherine Holmes se casó con el Ceo y heredero multimillonario Henry Bennett, su vida fue feliz y perfecta, sin embargo, cuando una cruel calumnia llegó desde los labios de la ex prometida de su esposo, Henry la abandonó y humilló en el acto sin creer en ella. Devastada por el abandono, Katherine, sin embargo, se llevó un gran secreto escondido en su vientre, un secreto que mantuvo oculto durante seis años. Regresando a la ciudad que la llevó a la ruina y la humillación, Katherine ha vuelto poderosa, firme y decidida, convertida en una diseñadora de moda reconocida, para hacer pagar a quienes causaron su desgracia. Sin embargo, ¿Qué pasará cuando Henry Bennett se reencuentre con su exesposa a quien humilló años atrás y descubra aquel gran secreto que ella le ocultó durante tantos años? Katherine desea vengarse, sin embargo, aquel amor del pasado aún yace enterrado dentro de su corazón. ¿Podrá el amor y la inocencia de los gemelos del Ceo superar el rencor de sus padres?, ¿O será la venganza quien termine por destruirlo todo?
Leer másEn su habitación de la mansión Urrutia, Emily lloraba de rabia y de odio. Todos la estaban señalando como una villana y la verdadera culpable de todo era Katherine. La odiaba tanto, que quería acabarla con sus propias manos. Sebastián, además, la había golpeado por culpa de ella y ahora quería forzarla a disculparse. De ninguna manera iba a hacerlo.— ¡Ah! ¡Maldita! ¡Eres una perra maldita! ¡Te voy a hacer sufrir perra bastarda! ¡Te voy a destruir! — Emily gritaba furiosa al tiempo en que rompía todo lo que se le atravesaba en su habitación ante la mirada de la modista que Sebastián había mandado a traer para hacer las pruebas con el vestido de novia.Llorando de frustración, Emily tomaba su teléfono buscando aquel número conocido entre sus pocos contactos, al ser uno de los muy pocos que su ahora forzado prometido le había permitido tener en su móvil; Sebastián había comenzado a controlar cada aspecto de su vida y comenzaba a volverse cada día más inestable e iracunda.En su habitaci
En sus aposentos en la casona Visconti, Katherine jugaba con David, el pequeño gato que sus hijos gemelos habían adoptado en Francia, en las redes sociales e incluso las noticias, habían reventado con los vídeos que se tomaron el día en que Emily Gibson expuso la infidelidad de Jackson, y al parecer todo el tiempo que estuvo secuestrada se había estado especulando y criticando fuertemente tanto a Jackson como a Emily que seguía sin pronunciarse al respecto.Una sonrisa se había dibujado en el rostro de la rubia, pues aquel escándalo en donde ella era retratada como inocente, había escalado tanto que la familia real de Inglaterra parecía querer desligarse Jackson, y la reputación de Emily se marchaba por la borda tal cual ella arruinó la suya tantos años atrás. Emily no era la persona más inteligente que existiera, y acostumbrada a que siempre lograba salirse con la suya, siempre actuaba como si nada pudiera traerle una consecuencia. Mimada en exceso, su caprichosa y eterna rival de am
En aquellos extensos patios y jardines de la hermosa finca Visconti, Katherine y Henry seguían hablando y acompañándose antes de la inminente partida de Henry. — ¿En verdad crees que en este lugar estaremos completamente a salvo?, ¿Qué va a pasar si Jackson descubre que estamos aquí y nuestros hijos y tus amigos terminan involucrados en este peligro? — cuestionó Katherine intentando forzarse a no derramar lágrimas de miedo.Henry frunció el entrecejo al escuchar la angustia en la voz de Katherine; su amada exesposa realmente estaba aterrorizada de lo que pudiese hacer ese hombre y aquello era lo más natural…después de todo, ese miserable Williams le había hecho pasar un verdadero infierno. — Jackson no viene a este país jamás, hace años intentó cortejar a la mujer de un poderoso mafioso, y la pretensión llegó al punto de un terrible acoso; en aquella ocasión el casi no logra sobrevivir, así que aquí estarán a salvó, si el pone un pie sobre Italia, puede considerarse un hombre muerto
Después de haber llorado tanto, Katherine se había quedado en silencio entre los brazos de Henry, y mirando por la ventana de la camioneta una hermosa verja que parecía recién pintada, supo que habían finalmente llegado a su destino; ese sería el lugar que serviría de refugio para ella y sus hermosos gemelos.Descendiendo de la camioneta con ayuda de su exesposo, la hermosa rubia pudo apreciar lo que era un hermoso y enorme jardín cubierto de flores de todos tipos y colores, así como una hermosa fuerte con ángeles al centro.—¡Mamita! —Aquella palabra, aquellas dulces voces de ángel que durante su tiempo en el infierno añoró mucho más que a cualquier otra cosa, finalmente podía volver a escucharlas. En ese momento el corazón de Katherine se había inflamado de dicha al escuchar a sus pequeños llamándola y al mirarlos ir corriendo a hacia ella.—¡Gabriel!, ¡Emma! — gritó Katherine con emoción, sus hijos eran todo lo único que realmente más amaba y más necesitaba en ese momento; Gabriel
En aquel castillo, Jackson observaba a la servidumbre correr de un lado a otro en cuanto lo vieron entrar, y el con su paso firme, avanzaba hasta en donde se encontraba su padre decidido a enfrentarlo de una vez por todas.—¿Qué estás haciendo aquí Jackson? La corona no quiere ya involucrarse contigo…será mejor que te vayas ahora mismo. — dijo la tía Beatrice que había sido alertada por los sirvientes.Sin decir una sola palabra, Jackson dio una mirada fría y despojada a su tía, y siguió avanzando hacia los aposentos de su padre aun teniéndola caminando tras él mientras le exigía que se largara. Sin embargo, cuando Beatrice le sostuvo el hombro para detenerlo, Jackson tan solo la abofeteo con tanta fuerza y sin contemplación alguna hacia la anciana mujer, que Beatrice perdió el conocimiento.—Guarda silencio tía, esto no es asunto tuyo…si vuelves a interferir entre mi padre y yo, soy capaz de matarte. — dijo Jackson con voz fría.Anastasia observó aquello desde la puerta de sus aposen
Jackson seguía recordando a la amable sirvienta…a su amable primer amor de infancia, y a quien añoraba siempre. Graciela era su radiante sol de cabellos rubios, que al igual que las musas del mito griego, estaba dotada de tal gracia y belleza además de un exquisito talento artístico, que ante los ojos del joven Jackson no existía nada ni nadie más perfecto, su amable sirvienta era pura y se había enamorado de ella tan profundamente que, quizás, le sería imposible durante toda su vida olvidarla.Con Graciela había aprendido mucho, había aprendido a sonreír, a jugar, a tocar el violín y apreciar la belleza de la naturaleza…con ella había aprendido por primera vez a sentirse vivo.Cada mañana Graciela le daba la fuerza a Jackson para levantarse de su cama y afrontar los terribles tormentos a los que era sometido por su padre, y así, poco a poco, fue creciendo un poco más cada día aferrándose a su anhelo de convertirse en un hombre adulto y casarse con ella; ese sueño era todo lo que a el
Último capítulo