SINOPSIS Era imposible para Claudia Vidale no sentir una atracción por en guapísimo y millonario Bruce Black quien tuvo la oportunidad de conocer en una reunión de negocios. Después de una noche intensa y apasionada Claudia y Bruce continúan con su vida. ¡Hasta el momento en que ella descubre que está esperando un hijo de él! Brusce, es un hombre de negocios, astuto, inteligente que nunca pierde de vista lo que desea. Y eso Incluye a Claudia, esa bella mujer que atrapó su atención desde el momento en que se conocieron. Después de que cierto día Claudia loncontacts para hablar con él, se percata de que su vida no será la misma. ¿Ese bebé inesperado va a ser el motivo de que forjen una bonita relación? ¿Bruce podrá ser más que el padre del bebé de Claudia?
Ler maisCapítulo 1
Claudia veía a Bruce Black desde donde estaba, con su gracia natural y la seguridad total y absoluta, se notaba a millas que tenia una vida llena de lujos. Estaba claro que el hombre corpulento con facciones varoniles cabello perfecto y ojos de color miel no sabía lo que era tener una vida de precariedad. Bruce tenía un aura fuerte e imponente, y ella por ese motivo llevaba rato pensando en cómo acercarse a él, y es que necesitaba hacerlo después de todo, necesitaba hablar de negocios con él. Cómo Claudia estaba ahí representando a su empresa, estaba decidida a conseguir como cliente a la empresa de Bruce Black. Era la oportunidad de su vida y probablemente la única, ya que sería el mayor cliente, con eso aseguraría el contrato y con ello lo que tanto estaba esperando, su ascenso. Ella se había tomado la molestia de investigarlo, claro estaba que necesitaba saber hasta el más mínimo detalle de él para poder hacer negocios, no iría a ciegas a la boca del lobo Sabía todo de él, sus gustos caros y sofisticados, las preferencias y hasta había leído más artículos de prendas de él que de cualquier otra celebridad. En las fotografías de los artículos siempre se reflejaba serio, imponente y dominante a cualquiera podría darle un infarto al verlo en persona, era realmente intimidante, pero no sé sentía intimidada por él, le daba igual si el hombre ganaba en una semana lo que ella ganaba en un año. Ella estaba centrada en una cosa y era en presentarle a él una propuesta de trabajo que no iba a poder rechazar, estaba segura de eso. Se repitió mentalmente que todo saldría bien, después de todo ella tenían seguridad en si misma. Estaban a poca distancia y aún así se sentía su auto dominante y poderosa. El hombre era realmente hermoso ¡Demonios! En persona era mucho más hermoso, se convenció a sí misma de que solo lo miraba porque quería conocer a su cliente antes de que él fuera a la sala de presentación donde todo estaba preparado esperandolo. Era imposible no verlo embobada justo en el momento que ella quiso retirar la mirada de al estilo escaneo, él levantó la mirada y secruzó con la de ella. ¡Mierda! A ella por poco y le salta el corazón del pecho por el control cuando él posó su mirada sobre ella. Se quedó helada, incapaz de moverse y, para mayor horror, se dio cuenta de que ese hombre no solo desprendía poder. En serio tenía muchísimo atractivo, era tanto que sintió las piernas de gelatina y sus rodillas empezaron a flaquear. El cuerpo le respondió de forma traicionera, se le agitó el estómago y el calor invadió el espacio entre sus piernas. Él la contempló seriamente al que ella no aportaba la mirada. El momento fue intenso y quedó grabado en su memoria para siempre. Era incapaz de negarles a su cuerpo el placer de mirar a ese hombre tan… sexi. Y, justo cuando pensaba que moriría por un orgasmo visual, él sonrió. Caray, es que todo lo que se había ideado de él en su cabeza cayó como fichas de dominó. Justo cuando creyó que por ese momento en el cruce de mirada ocurría una conexión mística, una mujer se movió entre ellos y rompió el momento. Claudia se dio la vuelta, para no verlos, Su respiración era un desastre , su interior era un desastre, trataba de enterder que mierdas fue eso. —¡Rayos! —se susurró a sí misma molesta—. Que estúpida. Ahora sí se sentía nerviosa. Nerviosa por conocerlo. nerviosa por qué si volvía a sonreírle, sabía que se derretiría en placer. . . . Claudia miró hacia la puerta de la sala de conferencias. Ya que había conseguido calmar sus nervios, esperaba ahora a que Bruce apareciera. Estaba más que convencida de que por muy hermoso, sexi y de aura dominante que tuviera no era motivo suficiente para ponerla nerviosa, no señor. Pero cuando Bruce Black entró en la sala, a ella se le enterro una bola de plomo en el estómago. se repetía una y otra vez «No seas estúpida, Esto son negocios». Ella comenzó su presentación meticulosamente ensayada, tratando de borrar de su memoria esa hermosa sonrisa y esos ojos color miel. —Buenas tardes, Señor Bruce — Él alzó la mirada hacia ella, y sonrio lentamente. —Hola— le dijo —Uhh… Hola. — los nervios la traicionaron y se rió entre dientes. —Me alegro de verla otra vez. —Él sonrió. Claudia no podía contenerse. Ignorando a los cuatro ocupantes de la sala, se rio de nuevo. —Sí, me alegro mucho de volver a verlo, señor Bruce. —Por favor, llámame Bruce. Un silencio invadió la sala y lo único que ella podía oír era el latido de su propio corazón. —Claro, Bruce. Soy Claudia Vidale. —¿Puedo llamarte Claudia? ¿Le estaba coqueteando? No ¿Verdad? El solo estaba siendo amable, o eso era lo que se decía a su misma. —Puedes. —Estupendo. ¿Y qué tienes para mí, Claudia? —Ehh… — ella carraspeó y centro sus pensamientos, esto era importante, realmente importante, no podía dejar que una sonrisa muy caliente la sacara de su eje. Él podía pqrecer muy divertido coquetear en medio de una reunión de negocio, pero ese hombre se iba a ir dentro de una hora y ella tenía que asegurar ese contrato. Con ese pensamiento, Claudia, se recompuso y siguió adelante con la presentación. Su voz era clara y segura, con sus gestos demostraba tranquilidad y seguridad en lo que decía, no por nada había ensayando por meses lo que presentaría. Ahora sí corazón latia de otra manera, y era que la antes mirada coqueta y cálida de el se había borrado y su mirada era otra ahora la veía de forma seria e interesada, el le estaba dando el debido respeto e interes a su presentación. … Bruce Black nunca había visto una mujer como Claudia Vidale. Era una mujer diferente a las demás, pero en el buen sentido, era una mujer seguro al hablar, y confiada tanto que parecía que quería conquistar al puto mundo y tenerlo en sus manos. La detallo mientras hablaba, el movimiento de sus labios era casi místico, tenía labios gruesos, nariz perfecta, su cabello largo y negro la hacían ver mas exótica, sus ojos tenían unas pestañas largas que las adornaban, se veian oscuros desde donde el estaba, pero había algo en ellos que le llamaba ma atención y no sabía qué. Estaba tratando de prestar a tencion a la perfecta presentación de ella, se notaba que estaba preparada, pero simplemente no podía, el movimiento de sus labios lo tenían embobado junto con sus ojos que eran todo un. Enigma para él. No estaba orgulloso de admitirlo, pero cuando ella se giró hacia un lado, él fijó sus ojos en sus voluptuosas caderas. Sus pechos eran proporcionados y llenaban la camisa que tenía de forma muy agradable. La camisa era morada oscura, destacando su perfecta tez pálida. Fue un discurso relativamente corto, de veinte minutos; ese era el tiempo que les había asignado a las agencias que querían conocerlo para conseguir el contrato con su empresa. Y demasiado pronto, ella había terminado. Haciendo una pausa con una sonrisa, ella esperó a que él empezara a interrogarla. Pero él no tenía ninguna pregunta. Prácticamente no había escuchado su discurso. Había estado tan absorto con su forma de presentar que no se había concentrado en lo que estaba diciendo. —¿Tiene alguna pregunta?— Claudia parecía estar a punto de entrar en pánico extremo. Decepcionada de no haber podido llenar las espectativas del hombre Empezó a apagar el ordenador, sentía que había perdido veinte minutos de su tiempo, ya que el ninguna palabra había dicho cuando me preguntó si tenia alguna pregunta, oarecia estar en blanco. —Gracias por su tiempo, Señor Bruce. —En realidad sí que tengo una pregunta. —Se enderezó en la silla, sintiendo que todos los ojos alrededor de la mesa lo miraban mientras ella echaba su cabello hacia atrás ya que le había caído sobre su pecho al inclinarse para apagar el ordenador. —¿Sí? Él sonrió de medio lado, ella era realmente una diosa, era hermosa, se aclaró la garganta y y acomodo su corbata. —¿Qué haces esta noche?ESTOY EMBARAZADA CAPITULO FINAL CAPITULO FINAL.Bruce estaba que se comía las cutículas Pero no podía, tenía que mantenerse sereno y transmitir esa serenidad a Claudia.Verla tendida en esa plancha de quirófano con los brazos extendidos y esa manta azul sobre su pecho para tapar la visibilidad donde le estaban practicando la cesárea era algo un poco escalofriante. Porque a ver, estaba a solo unos pasos de ver cómo le abrían su vientre, y esos doctores con sus guantes ensangrentados no era una buena vista. Sintió un nudo en la garganta al recordar como su bella mujer había sufrido empezando el trabajo de parto. Sentía que era a él a quien le venían las contracciones, escucharla chillar, y morderse los nudillos para tratar de aguantar el dolor. Le había repetido hasta el cansancio que era momento de practicar la cirugía, pero ella estaba rotundamente empecinada en que quería tener a sus hijas de forma natural. Todo se había vuelto un caos, cuando le inyectaron el medicamento del
ESTOY EMBARAZADA CAPITULO 20Claudia había pasado dos semanas en el hospital estaba aburrida y cansada de esas cuatros paredes, Pero era necesario las bebes necesitaban tener los pulmones más desarrollados y ella estaba teniendo muchos problemas con la tensión —En serio quiero mi cama —se quejó aBruce, mientras esté le damos masajes suaves en sus piernas hinchadas. —¿Quieres que te traiga algo de casa?—La cama puede ser una opción.Él sonrió negando —solo estarás aquí por unos días más y ya.—Ya lo sé —murmuro ella, sentándose con la ayuda de él. — solo espero que todo salga bien, mi tensión está mejor desde hace unos días, está mañana antes de que llegarás estuve hablando con la ginecóloga. El la vio esperando que siguiera, le hubiera gustado estar presente cuando hablo con la doctora, no era que ella no supiera manejar las cosas, es solo que desde que supo que ella estaba embarazada ha estado en todas y cada una de las consultas de ella.Y entendía que él no hubiera podido e
Esas palabras gritadas con rabia y odio la dejaron petrificada. El aparato que marca su ritmo cardíaco se volvió loco ya que sus pulsaciones estaban descontroladas. Se tocó el pecho con una mano y con la otra tanteo la cama para sentarse, sentía que no podía respirar, los oídos le zumbaban, sus ojos se cristalizaron por el pánico que la estaba invadiendo. Cuando Bruce entro con un par de enfermeras la encontró al borde del desmayo. Rápidamente la ayudaron a acostarse Pero ella no escuchaba nada sus oidos simplemente no recibían sonido alguno. Ella enfoco su vista en Bruce que le hablaba pero no sabía que era lo que le estaba diciendo las enfermeras se movían de un lado a otro tratando de estabilizarle la tensión que había aumentado a niveles extremos hasta que... Bruce atrapó sus labios y la beso de forma tierna haciendo que ella enfocará su atención al beso que el le estaba dando. Ella tenía los ojos cerrados y respiraba con pesadez. —no vuelvas a darme esos sustos por fav
18El carro freno de una manera estrepitosa haciendo que las llantas rechinaran contra el pavimento ¿Y porque? Bueno Bruce le había ordenado al chófer pasarse todos los semáforos que viera y no se detuviera aún si la policía lo seguia hasta llegar al hospital. Por suerte los semáforos no estan en contra y la vía estaba accesible.Cosa que no pudo decir Clarisa, la había detenido la policía por casi chocar con la patrulla. Pero se salió con la suya. Y en menos de nada ya estaba dejando el carro en el estacionamiento del hospital y fue en busca de Bruce. Al llegar le negaron la entrada solo era para familiares. Molesta se quedó en la sala de espera. —Que estupidez — pensaba ella. Bruce entró a la habitación donde tenían a Claudia y la vio con una mascarilla de oxígeno y una via intravenosa. — Hola mi amor ¿Cómo te sientes?— le pregunto llegando a su lado y tomando su mano que estaba tibia ya llevo a sus labios para darle un beso en los nudillos. —de maravilla — dijo ella con sarca
18El carro freno de una manera estrepitosa haciendo que las llantas rechinaran contra el pavimento ¿Y porque? Bueno Bruce le había ordenado al chófer pasarse todos los semáforos que viera y no se detuviera aún si la policía lo seguia hasta llegar al hospital. Por suerte los semáforos no estan en contra y la vía estaba accesible.Cosa que no pudo decir Clarisa, la había detenido la policía por casi chocar con la patrulla. Pero se salió con la suya. Y en menos de nada ya estaba dejando el carro en el estacionamiento del hospital y fue en busca de Bruce. Al llegar le negaron la entrada solo era para familiares. Molesta se quedó en la sala de espera. —Que estupidez — pensaba ella. Bruce entró a la habitación donde tenían a Claudia y la vio con una mascarilla de oxígeno y una via intravenosa. — Hola mi amor ¿Cómo te sientes?— le pregunto llegando a su lado y tomando su mano que estaba tibia ya llevo a sus labios para darle un beso en los nudillos. —de maravilla — dijo ella con sarca
17Claudia estaba en sus ocho meses y ya no podía con el cansancio que la embargaba.Y ni hablar de sus manos, parecían haber crecido y sus pies hinchados, era espantoso el dolor que sentía al caminar.Pero lo que más la tenía crispada era su cara, su nariz era enorme.Chillo al verse en el espejo estaba con una camisa materna y unos pantalones maternos, atuendo que le había elegido Bruce. Su cuerpo había cambiado demasiado y no iba a negar que le encantaba estar embarazada, sentir a sus bebitas revoltosas dentro de ella era simplemente mágico.Y cuando Bruce les hablaba ellas parecían reconocerlo a la perfección, porque de solo tocarle su barriga ellas se movían. Cómo ahora que estaban moviéndose al punto de causarle un poco de dolor en las costillas.— ¿Te duele?— le pregunto Bruce un poco preocupado colocándose frente a su barriga para hablarle a las bebes— hijas por favor — comenzó acariciando su enorme barriga, porque vaya que si era enorme. — vamos a quedarnos tranquilas pa
Último capítulo