LUCA
El silencio de la noche se había roto con el estruendo de los disparos. Luca De Santis corría por el pasillo de la mansión Moretti con el corazón martilleándole en el pecho. Cada segundo que pasaba lejos de Bianca era una tortura. Su mente, entrenada para mantener la calma en situaciones extremas, ahora era un torbellino de pensamientos caóticos.
*Bianca. Tengo que llegar a Bianca.*
El ataque había sido perfectamente orquestado. Los guardias de la entrada principal habían sido neutralizados sin que sonara una sola alarma. Quien fuera que hubiera planeado esto conocía los protocolos de seguridad, los puntos ciegos, los cambios de turno. Un trabajo interno. La idea le revolvió el estómago.
Cuando finalmente alcanzó el despacho y vio a Bianca en el suelo, con sangre manchando su blusa blanca, algo dentro de él se quebró. Por un instante terrible, creyó que había llegado demasiado tarde. Pero entonces ella se movió, y el alivio lo inundó como una ola.
Ahora, tres horas después del ata