LUCA
El amanecer apenas se insinuaba en el horizonte cuando Luca De Santis se incorporó de la cama. No había dormido más de tres horas, pero su mente funcionaba con la precisión de un reloj suizo. A su lado, Bianca respiraba profundamente, con el cabello negro desparramado sobre la almohada como tinta derramada. Por un instante, se permitió contemplarla, grabando en su memoria cada detalle de su rostro en reposo, esa rara expresión de paz que solo mostraba mientras dormía.
Se vistió en silencio y salió de la habitación sin hacer ruido. El plan que había estado elaborando durante semanas finalmente tomaba forma, y hoy era el día de ponerlo en marcha. La familia Moretti había soportado demasiados ataques, demasiadas pérdidas. Era hora de pasar a la ofensiva.
En el despacho que había convertido en su centro de operaciones, desplegó los planos y documentos sobre la mesa. Marco y Alessio llegaron puntuales, con rostros que reflejaban la misma determinación que él sentía.
—¿Estamos seguros