Bianca
Desde la alberca, observo a Alexander dando vueltas de un lado a otro, su respiración agitada y el ceño fruncido. Todavía no se ha recuperado del todo de su herida, pero la obstinación no lo deja descansar. Me preocupa verlo así, agotado y tan inmerso en su propia búsqueda de justicia. ¿Cómo es posible que no hayan encontrado aún al desgraciado de su padre? Además, hay rumores de traidores dentro de la agencia, quiza alguien que ha estado entrenando junto a Alexander durante mucho tiempo. O tal vez alguien que apenas entro. Todo este caus me tiene intranquila, más al verlo de esa manera.
Suelto un suspiro profundo cuando escucho a alguien llamarme. Giro y veo a Natalia, mi amiga acercándose con una sonrisa.
—¿Qué pasa, Bianca? Te veo en otro mundo. —Su voz me saca de mis pensamientos.
Me muerdo el labio inferior, acariciando mi vientre. El sol resalta mis pecas y me siento más bronceada de lo usual.
—Estoy preocupada por Alexander. Está herido, pero no le importa; sigue