Alexander
Había pasado más de un mes desde todo lo sucedido, y ahora observábamos cada detalle con cautela. Mi hermano ya había salido de la clínica y estaba recibiendo su rehabilitación en la residencia que le compré a mamá. Ahí se encontraba él, junto a ella, bajo la vigilancia de varios hombres que custodiaban el lugar. Incluso la hermana de mamá había venido para ayudar a cuidarla. Si asi es, resulta que mi hermano estaba vivo y mi padre lo tenia secuestrado durante años.
Mi madre se sentía mucho mejor, sobre todo ahora que sabía que su hijo Alejandro estaba vivo. Él, en cambio, seguía lidiando con las secuelas de todo lo que vivió, pero prefería no hablar de ello. No quería contar su historia, solo quería olvidar. Durante semanas, lo vi llorar, convencido de que nuestro padre aún seguía vivo. Pero yo le aseguré que no tenía de qué preocuparse, porque ese desgraciado ya estaba muerto… aunque él aún no lo supiera. Se convirtió en comida para esos cocodrilos. Alejandro decía que ha