Y cuando creí que mi vida había terminado, él llegó y me rescató del Alfa Oscuro. Mi compañero, mi mate. Durante mucho tiempo creí que llegaría a amarme, que me daría un lugar a su lado, que dejaría de ser solo su amante... pero eso nunca ocurrió. Al contrario, se comprometió con la hija del Alfa de las montañas. Fue claro: jamás estaría con una Omega como yo, una que ni siquiera tenía un lobo interior. Entonces lo entendí. Tenía que huir. Alejarme para siempre. Él no me encontraría. Ni a mí... ni al hijo que llevaba en mi vientre.
Leer másCapítulo 20. Llevaba días esquivando a Calen. ¡Cómo si se pudiera esconder alguien en esta casa! No quería mirarlo ya que eso podría abrir de nuevo mis heridas y apenas si estaban curadas. No quería cruzarme con él, no quería que me hablara y menos quería recordar el momento en el que me había derrumbado como una niña asustada y él, contra todo pronóstico, me sostuvo como si yo le importara. Como si... como si doliera de verdad verme así. Y eso no tenía ningún sentido, Calen no era así él no era dulce y menos compasivo. Calen era un como un bloque de hielo, el solo pensaba en sí mismo y en su Manada. En su compromiso con Natasha y los beneficios que este le traería y en su estúpido linaje de sangre pura. No en mí, a mí solo me mantenía aquí por el estúpido vínculo que nos unía y ahora por el bebé. Así que me escondí. No acudí a trabajar, eso ya me daba igual. Procuraba no bajar a la hora de la comida y si salía de mi dormitorio lo hacía después, cuando ya todo el mundo había comi
Capitulo 19.Pov Calen:—¿Qué demonios quieres ahora Natasha? —le solté de golpe. La voz me salió más áspera de lo que pretendía, pero ya estaba harto de su constante necesidad de atención.Natasha me miró con esa expresión de princesa herida que tanto odio, como si esperara que yo me preocupara por ella.—Necesitamos fijar la fecha de nuestra ceremonia de compromiso. Mi familia ya está aquí, y mis padres están impacientes —dijo acercándose a mí e intentando tocarme.Me aparté de inmediato y me quedé en silencio por un segundo, la imagen de Every apareció en mi mente sin evitarlo. Esa forma en que se había acurrucado entre mis brazos, como si yo fuera su único refugio... su única maldita esperanza. Era tan frágil, tan suave.Y aún así, tan jodidamente fuerte.Carraspeé, volviendo al presente.—Haz lo que quieras —dije, agitando una mano sin mirarla. En ese momento o me dejaba en paz o la sacaba a rastras de mi despacho. —Habla con las criadas, ellas te ayudarán con los detalles y si n
Capítulo 18.Pov Calen:—¿De verdad piensas en perdonar a alguien como él, después de todo lo que hizo?Todavía tengo grabada a fuego en mi mente aquella noche, en ese pequeño apartamento de mierda, el momento en el que Every parecía ausente, vacía y rota al mismo tiempo.No entré con cuidado, no empujé la puerta ni llamé. La rompí. La reventé con una patada que la hizo volar en mil pedazos. En ese momento me dio igual si algún humano me podía ver, lo único que necesitaba era acabar con aquel malnacido que la estaba haciendo sufrir.Apenas crucé la entrada y ya escuchaba los golpes. Y sus sollozos. Bajos, rotos, como si no tuviera voz para gritar. Y cuando llegué al salón… mi lobo tomó el control.Él estaba encima de ella. Ese hijo de puta, el cabrón de su padrastro, la tenía arrinconada contra el suelo, sujetándola como si fuera suya. Como si tuviera algún puto derecho sobre ella.Mi lobo, Kevin, se lanzó sobre él y lo estampó contra la pared con tanta fuerza que pensé que le romperí
Capítulo 17. No sé por qué bajé. De verdad que no lo sé. Quizás solo quería ver con mis propios ojos como la vida al final se encargaba de hacerle pagar por todo el daño que me había hecho. Nunca me habían gustado las mazmorras, el olor allí era desagradable, y ahora este hedor era muchísimo peor, nada más poner un pie allí abajo las náuseas se hicieron presentes. Cada paso que daba me revolvía más el estómago, pero no me detuve, si había sido capaz de bajar hasta allí, ahora no me podía marchar corriendo. Uno de los guardias que me acompañaban me indico que él se encontraba en la celda del fondo. Camine detrás de aquel guardia, hasta que este se detuvo y me indico que habíamos llegado, me acerque despacio y me asome un poco. No pude evitar sonreír al verlo de aquella manera. Estaba tirado en el suelo, cubierto de sangre seca y con el rostro tan hinchado por los golpes que apenas si podía reconocerlo. Pero aún así él seguía mostrando esa sonrisa asquerosa que recordaba tan bien.
Capítulo 16.Me hubiera gustado decir que fui fuerte. Que logré mantenerme firme desde el principio. Que mi cuerpo no tembló cuando sus labios rozaron los míos, ni que me aferré al borde de las sábanas con fuerza. Pero mentiría, a Calen siempre le costaba tan poco que yo cayera rendida a sus encantos como una boba.Su olor… ese maldito aroma embriagador que no importaba cuántas veces intentara ignorar, se metía en mi piel como una droga. Su boca buscándome, sus manos firmes tomándome de la cintura. Durante un segundo, solo un maldito segundo, deseé dejar de resistirme. Entregarme a él y olvidarlo todo. Olvidarme de todo lo malo y dejarme llevar por las sensaciones que el me ofrecía en esos instantes.Pero entonces un flash recorrió mi mente, en ese momento sentí como si un balde de agua fría se derramaba sobre mi.En mi mente apareció el rostro de Natasha, su cuerpo de diosa, su sonrisa perfecta, el brillo de sus ojos… y en ese mismo instante me obligué a mí misma a apartar a Calen.—
Capítulo 15. Lo había estado pensando durante horas, ya no aguantaba más esa situación. Me iría y está vez él no sería capaz de encontrarme. Abrí la puerta de mi habitación y salí al pasillo, a esa hora todos deberían estar dormidos. Me temblaban las manos. El abrigo lo llevaba a medio poner, una manga colgando, los botones mal abrochados y el corazón acelerado, golpeando fuertemente mi pecho como si quisiera salir corriendo de allí antes que yo. Lo único que tenía claro era que no podía quedarme ni un segundo más allí. No después de verla. No después de confirmar que, efectivamente, él iba a casarse con otra. Pero para mi desgracia no pude llegar muy lejos. —¿Qué demonios es lo que quieres, Every? —dijo Calen realmente enfadado. Su voz me dejó paralizada por completo. Lo vi en el umbral del pasillo, con esa expresión dura, tensa, como si apenas estuviera conteniéndose. No era el mismo Calen indiferente de siempre, al menos no del todo. Esta vez había algo más en su mirada, una
Capítulo 14. Todavía no me acostumbraba al silencio de estas paredes. Al principio me reconfortaba, como si pudiera esconderme dentro de él y fingir que el mundo se detenía. Pero ahora... ahora solo podía sentir preocupación. La puerta se abrió sin previo aviso, y Erika entró con una bandeja entre las manos. Caminaba despacio, como si no supiera cómo saludarme, y por un segundo me pregunté si estaba soñando. —Estás viva —murmuró, dejándola la bandeja sobre la mesa. La miré en silencio. Tan solo habían pasado dos semanas desde que me había ido. Ella había sido una de las pocas sirvientas que no miraba con desprecio. A quien había salvado de un castigo cruel por parte de Calen, y quien más tarde, con manos temblorosas, me había ayudado a escapar. —Hola —dije, y me obligué a esbozar una pequeña sonrisa. No se acercó más. Solo se quedó de pie, con las manos juntas, como si aún no supiera si tenía permiso para quedarse. —No pensé que volverías —confesó. —Ni yo —respondí, bajando la
Capítulo 13. Pov Calen: Bajar a la mazmorra no era la cosa más agradable del mundo, el aire aquí abajo estaba cargado de humedad y de podredumbre. Aún así me otorgaba poder y me recordaba que aquí el que mandaba era yo. Caminé lentamente por el pasillo, mis botas resonaban sobre el suelo de piedra. Escuché un quejido ahogado, seguido de una tos cargada de flema y dolor. Mis hombres sabían lo que hacían. Nunca me decepcionaban. —¿Aún respira? —pregunté al entrar a la celda. El guardia asintió sin mirarme a los ojos. —Respira… apenas si lo hace. —Bien. Me acerqué al rincón donde lo tenían colgado. Las cadenas lo sujetaban por las muñecas, sus pies apenas tocaban el suelo. La sangre le corría por los brazos, manchando su camisa rota. El ojo izquierdo se le cerraba por la hinchazón, y el derecho apenas lograba enfocarme. Pero aun así, sonrió. —¿Así es cómo tratas a la familia política, majestad? —dijo con la voz rasgada, escupiendo un poco de sangre—. Pensé que el rey del Norte
Capítulo 12. Cuando abrí los ojos, lo primero que pensé fue que estaba soñando. Me costaba distinguir la realidad del recuerdo: el ataque que había sufrido por parte de mi padrastro, la sangre goteando, Calen apareciendo para salvarme de aquel ser inmundo, los gritos, los golpes y aquella maldita sensación de terror emanando por cada poro de mi piel. Parpadeé varias veces, desorientada, hasta que reconocí el entorno. Estaba de vuelta en la manada, me encontraba en mi dormitorio. Y entonces lo vi. Sentado en una silla junto a mi cama, con una carpeta entre las manos, concentrado, como si estuviera revisando documentos importantes. Era él. Era Calen. En ese momento no me atreví a decir su nombre en voz alta, por miedo a que todo fuera un sueño. Sin embargo, debió notar el cambio en mi respiración, porque dejó los papeles de inmediato y se inclinó hacia mí. Me quedé inmóvil, sin saber si fingir que dormía o levantarme de golpe. Pero no tuve tiempo para tomar una decisión. Calen apoyó