Ocho años no bastaron para apagar el incendio de un amor nunca correspondido, ni para sanar las heridas de una esposa no elegida. Sofía lo amó en silencio desde la juventud, siendo apenas la sombra tras los pasos del mejor amigo de su hermano. Thiago, ajeno a su devoción, eligió amar a otra. Sin embargo el destino, siempre cruel y caprichoso, le impuso una condición para conservar su herencia: casarse con ella. Lo que comenzó como una farsa, un matrimonio sin besos ni promesas, fue el terreno fértil donde crecieron el rencor, el deseo y una pasión prohibida. Mientras él seguía atado a Isabela, Sofía aprendía a vivir rota... hasta que se marchó, llevándose con ella el más íntimo de los secretos: sus hijos.
Ler maisPrólogo
Ocho años no borran el sabor amargo de lo que nunca fue entre nosotros. Hay heridas que no sangran, pero tampoco cierran por completo y hay nombres que no se pronuncian, pero que siguen latiendo en la garganta.
También hay amores... que se quedan grabados en la piel, aunque ya no tengan permiso.
Yo tenía veinte años cuando aprendí que el amor no siempre es correspondido por más que queramos. Lo supe la primera vez que lo vi mirar a otra con esa sonrisa que yo había imaginado mil veces tener para mí y lo confirmé el día en que la presentó como su novia oficial... mientras yo fingía no romperme por dentro, justo al lado de mi hermano.
No fue culpa suya, nunca lo fue. Él era libre. Libre de amar a quien él quisiera, libre de no elegirme. Yo, en cambio, era prisionera de un amor que no pedí tener, de un deseo que no tenía lógica para los demás y presa de un corazón que no quería obedecer o entender.
Lo amé en silencio por mucho tiempo. Lo amé con cada fibra de mi cuerpo hasta que dolió demasiado y él... ni siquiera lo sospechaba hasta que lo grite. Hasta que el destino, cruel como solo él sabe ser, le impuso un precio muy alto por su herencia y eso era casarse conmigo. Con la hermanita de su mejor amigo, con la sombra que siempre estuvo a sus espaldas, esperando... soñando... mendigando migajas de su atención.
No fue un matrimonio por amor. Lo nuestro fue una sentencia a muerte. Él me odiaba por estar en su camino. Yo lo amaba por estar en el mío y cuando creí que ya no podía doler más, su crueldad encontró nuevas formas de desgarrarme. Me hizo su esposa, pero solo en papel. Su cama, su cuerpo y su deseo... todo seguía siendo de otra. De ella, Isabela.
La misma que ahora lo había obligado a casarse conmigo para sobrevivir y obtener un fin. Hubo noches en las que lloré sin ruido. Días en los que deseé no amarlo más, pero el amor, cuando es real, no se disuelve con llanto ni se extingue con indiferencia. Solo muta, solo se transforma para toda la vida y a veces... en medio del odio que crece, nace el deseo y en medio del dolor... se gesta el fuego que nos consume por dentro.
Sin embargo, después del llanto, me iría, pero años después, me llevaría algo de él sin que lo supiera. Algo que crecería dentro de mí, que me llamaría "mamá" con ojos idénticos a los suyos. Dos pequeños secretos, sos verdades que él no conocía hasta que el tiempo nos volvió a cruzar poniéndonos frente a frente. No obstante, ya no éramos los mismos de antes.
Ahora, la pasión que antes quemaba en silencio va a prendiendo fuego a todo y esta vez... no habrá marcha atrás. Demostrar que el amor no ha muerto será una tarea de dos, tarea que viene con obstáculos, pero que al final nadie sabe cómo acabará.
Capítulo 32 El timbre del teléfono irrumpió en el silencio de aquella habitación como un disparo invisible. Sofía, aún envuelta apenas por las sábanas y el peso aún tibio de la noche que había compartido con Thiago, entreabrió los ojos mientras la pantalla de su móvil vibraba junto a la almohada.A su mente llegaron todas las imágenes de lo que había sucedido y no podía creer que de verdad había estado con el otra vez.— ¡Mierda! — murmuró por lo bajo medio dormida, antes de contestar — ¿Hola?La voz al otro lado de la línea no le dio espacio para desperezarse del todo, ya que era una llamada que no esperaba casi amaneciendo no con semejante noticia.— ¿Sofía? Sofi, es Alexia. Perdón por llamarte a esta hora, pero April está en el hospital. Camila y yo la trajimos porque tiene una fiebre muy alta y Eros está descompuesto del miedo, no para de llorar. Solamente pregunta por ti y por su hermana.El corazón de Sofía dio un brinco brutal al escuchar aquellas palabras y se levantó de un s
Capítulo 31La madrugada en París parecía más eterna que de costumbre. El cielo estaba despejado, pero dentro de las habitaciones contiguas de aquel hotel de lujo, la tormenta era interna.Sofía giraba de un lado al otro en la cama sin poder siquiera pegar los ojos, con los rizos desordenados pegados a la nuca por el leve sudor de la ansiedad. Había intentado leer, tomar agua, incluso meditar, pero nada lograba calmar ese temblor invisible que recorría su cuerpo desde la cena.Recordaba los ojos de Thiago ardiendo de furia mientras Dante la elogiaba y recordaba su voz dura, además de afilada, cada vez que Dante hacía un comentario más atrevido. También recordaba cómo había sentido su respiración detrás de ella cuando se despidieron luego de la cena y lo sentía cerca, incluso ahora que él permanecía en su habitación. No obstante, del otro lado de la puerta Thiago apretaba un vaso de whisky entre los dedos, como de costumbre para él.El líquido ámbar giraba en su interior de manera lent
Capítulo 30El salón estaba vestido de negro y dorado, elegante hasta el delirio. Candelabros antiguos colgaban del techo como joyas suspendidas, mientras el eco de las copas y el murmullo del arte flotaban con clase por cada rincón. Sofía, con un vestido ceñido color vino que dejaba su espalda casi al descubierto, se movía entre la multitud como una reina sin trono… pero con poder. Lo sabía y lo odiaba porque también sabía que Thiago la miraba.Desde el momento en que este entró al salón ella lo sintió. Su magnetismo era tanto que hizo voltear a más de una persona y eso de cierto modo lo molestaba. Sin embargo, decidió dejarlo pasar, ya que Filipo, siempre atento, la recibió con una sonrisa amplia y un beso en la mejilla.— Mi querida musa, llegas para bendecir esta noche con tu increíble belleza. Hoy más que nunca has cautivado la mirada de todos y eso habla muy bien de ti — dijo, ofreciéndole su brazo — Sin embargo, esta noche quiero que te sientes a mi lado y también quiero que co
Capítulo 29 Thiago cerró la puerta de su habitación con un golpe seco. Apenas se quitó el saco y caminó directo hacia la terraza privada de su habitación. Subió sin detenerse, como si huir de la opulenta calma del interior de aquel cuarto fuera la única forma de respirar.París ardía bajo el cielo nocturno, dorada y viva como una amante que se burla del corazón que rompió. Sin embargo, en su interior no había más que una mezcla peligrosa de hielo en la sangre y fuego en el alma.Thiago apoyó las manos sobre la baranda de hierro forjado y clavó la mirada en las luces lejanas. Desde allí se podían ver las sombras de la ciudad, los destellos suaves que se arrastraban como susurros por las calles he igual que los recuerdos de Sofía que se le arrastraban por dentro. Su aroma aún le invadía el cuerpo como una maldición, suave y dulce, pero lo suficientemente potente como para erizarle la piel. Cada vez que cerraba los ojos, la escena de la galería volvía a él con la precisión cruel de una
Capítulo 28La media noche había caído como un manto pesado sobre la ciudad, pero en la oficina de Sofía la luz seguía encendida. Llevaba más tiempo del que podía recordar encerrada en ese espacio, aun cuando la subasta había terminado horas atrás. Los asistentes ya se habían marchado y el equipo comenzaba a recoger todo para dejar limpio el espacio, pero ella simplemente no podía moverse. Más bien no quería.A solas, decidió hacer algo que rara vez se permitía y era descorchar una de las botellas de whisky que guardaba para las visitas especiales. Sofía se sirvió una un par de dedos de más en su vaso y tomo un trago sin miedo. El sabor fuerte le quemó la garganta y le despejó la mente, pero también removió emociones que llevaba años intentando enterrar.El silencio la envolvía como una lámina de cristal y aunque era casi reconfortante, su tranquilidad se vio interrumpida por el chirrido de la puerta al abrirse. Sofía no necesitaba girarse para saber quién era, debido a que ya tenía u
Capítulo 27La subasta comenzó con un aire de sofisticación que embriagaba el ambiente. Las luces del salón principal resplandecían con una calidez tenue que caía como un velo dorado sobre los asistentes. Sofía, vestida de blanco, irradiaba una calma astral que no tenía. En ese momento ella por dentro era un huracán a punto de estallar, ya que el recuerdo de Thiago encerrándose con ella en el salón de cristal aún vibraba en su cuerpo como una nota que se niega a desaparecer.Los asistentes pujaban con entusiasmo por sus obras y cada número elevado provocaba un murmullo de admiración. La música de fondo, los brindis, las sonrisas falsas, todo era parte del ritual, pero Sofía no lograba enfocarse. Su mirada estaba ausente, fija en una de sus propias pinturas: "Renacer", la obra más íntima, la que había creado una noche de insomnio y lágrimas. Aquella que hablaba del dolor de una mujer que florece tras haber sido reducida a cenizas y fue entonces, como un golpe seco al pecho, que escuchó
Último capítulo