Capítulo 9
El mensaje llegó a las once en punto de la mañana sin yo esperarlo.
— “Te espero a las 12:30 en Il. Forte. No llegues tarde, por favor” — Santiago.
Sabía que era algo serio, lo podía sentir por todo mi cuerpo. Mi hermano no solía citarme con esa puntualidad jamás en la vida, ni usar ese tono directo de alguien que realmente está molesto. Mucho menos si es en su restaurante favorito, ese pequeño rincón de estilo rústico y aroma a albahaca que solía visitar cuando necesitaba pensar. Él compartió su lugar conmigo y jamás se había arrepentido de eso.
Ese lugar guardaba tantos recuerdos nuestros. Cumpleaños familiares, charlas existenciales de hermanos por horas y comidas improvisadas tras noches de llanto cuando lo dejaba una chica. Así que respiré hondo frente al espejo, me puse una blusa sencilla, nada llamativa, pero elegante a su vez. Ya ni siquiera tenía ánimos para cuidar de mi imagen, pero no quería no romperme frente a él, ni verme destruida.
Al llegar al restaurante l