Capítulo 70
El eco de las rejas cerrándose detrás de Isabela era lo único que Thiago podía recordar de esa mañana. El intento de secuestro había cambiado todo: la confianza de Gael en Isabela estaba rota, la calma de la familia estaba por fin en su lugar y Sofía se había aferrado más que nunca a proteger a todos.
En su celda, Isabela había pedido hablar con sus abogados. El mensaje era claro: quería ver a Gael, quería pedirle perdón, supuestamente en un intento de “redención” luego de estar ahí por una semana en espera de juicio. Sin embargo, Thiago sabía que detrás de cada palabra de esa mujer había veneno y no quería exponer a su hijo otra vez. A veces Gael tenía pesadillas y Sofía era quien salía a calmarlo.
Esa tarde, Thiago llegó a casa con mil cosas en la cabeza. Sofía estaba en la sala, recostada en el sofá con April sobre sus piernas, mientras le contaba un cuento. La luz anaranjada del atardecer entraba por los ventanales y parecían un cuadro perfecto de paz, hasta que la ex