Capítulo 67
La galería brillaba como un templo de luz y arte. Cada detalle había sido calculado con precisión para que todo saliera a las mil maravillas. Las paredes blancas estaban resplandecientes, los reflectores suaves acariciaban cada lienzo y escultura, además de las copas de champaña tintineando en manos enguantadas. Sofía había trabajado muy duro en cada detalle para esta noche, en donde exponía algunas de sus obras traídas desde París, pero sobre todo aquella pieza ejemplar que había pintado luego de que Thiago y sus hijos forjaran su lazo.
Esa noche ella llevaba un vestido negro de satén con una abertura elegante en la pierna, su cabello recogido en un moño impecable y un brillo de seguridad en los ojos que no había estado allí antes o al menos no estuvo por algún tiempo. A su lado, su prima Camila supervisaba discretamente al personal y Alexia mantenía el ojo críticos en los detalles logísticos. Ambas habían decidido viajar para estar a su lado y Sofía lo agradecía mucho.
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