Mundo de ficçãoIniciar sessão—Por favor, tienes que creerme. Yo nunca… Suplicó Thalassa Thompson, completamente indefensa. —Llévensela. Ordenó Kris Miller, su esposo, con una indiferencia brutal. No le importó en lo más mínimo que la humillaran a la vista de todos. ¿Qué harías si el amor de tu vida y la mujer que considerabas tu mejor amiga te traicionaran de la peor forma posible? Para Thalassa, la respuesta era clara: regresaría más fuerte que nunca para poner de rodillas a todos los que la hicieron sufrir. ¡Que comience el juego! *** —Te odio. Dijo Kris, clavándole la mirada. Thalassa se rio. —Señor Miller, si tanto me odia, ¿entonces por qué la tiene tan dura?
Ler mais—¿¡Qué!? ¿De qué estás hablando?!—¿Te refieres a tu exesposa, Thalassa?—¿A qué otra Thalassa conocemos? —dijo Kris.—¿Cómo es posible que esa mujerzuela sea la dueña del negocio de modas más grande de Guadalajara? —dijo su tía, hasta que vio la expresión severa de su madre—. Bueno, el segundo mejor.—Un momento, ¿la que me gustaba es esa maldita? —exclamó Tyler, furioso.—Ahora todo tiene sentido —dijo su madre, con la furia reflejada en el semblante—. Por eso todo empezó a ir de mal en peor para mi casa de modas cuando apareció esa estúpida TT Fashion. Ella estuvo detrás de todo. Es obvio que quiere vengarse de mí por cómo la exhibí y logré que la arrestaran.Su madre parecía a punto de sufrir un ataque, así que Kris se acercó a ella.—Mamá, cálmate.—¡No! ¿Cómo quieres que me calme? ¿No viste cómo me rebajé al ir a pedirle ayuda? Dejé que esa estúpida me humillara.Karen era la única que no había dicho nada; estaba pasmada. Si Thalassa había vuelto solo para vengarse de Linda, ento
Pocos minutos después de que Kris se fuera, mientras Thalassa estaba sentada en su cama respirando para calmar su corazón desbocado, Luisa entró en la habitación, con cara de preocupación.—Acabo de ver al guardia sacar a Kris. ¿Qué pasó? ¿Qué hacía aquí?—Se metió a la casa a escondidas para confirmar sus sospechas.Luisa abrió los ojos como platos.—¿Entonces ya sabe que eres tú?Thalassa asintió.—¿Y cómo reaccionó? —preguntó Luisa.Thalassa se encogió de hombros.—Como era de esperarse, estaba furioso.La expresión de Luisa se volvió seria.—No me digas que intentó hacerte daño. ¿Se atrevió a tocarte?—No.Aclaró Thalassa, aunque sonrió irónicamente. Era cierto, Kris no la había tocado ni lastimado físicamente, pero eso no le impidió hacer todo lo posible por herirla con sus palabras. Lo curioso era que ya se lo esperaba.—¿Cómo te sientes ahora que lo descubrió? —preguntó Luisa.—Nada.Era verdad. Después de su confrontación con Kris, lo único que sentía era un vacío. No planeaba
Thalassa observó al sujeto que tenía enfrente. La tomó por sorpresa, aunque en el fondo no le extrañaba, pues sabía que vendría.Lo conocía desde hacía más de dos años, incluso antes de casarse, así que sabía lo impulsivo que podía llegar a ser. Por eso les había dicho a sus guardias que no lo detuvieran si entraba a escondidas a la casa. Lo que no esperaba era que lo hiciera tan pronto.—Pasa. Te estaba esperando.Dijo ella con una calma que desarmaba. Se rio con sarcasmo.—¿Y esa es la excusa que vas a usar ahora que te atrapé?—¿Ahora que me atrapaste?Puso los ojos en blanco.—Ay, por favor, no seas tan dramático. No te va.La furia encendió la mirada de Kris. Tres años. Por fin, después de tres años, la tenía de nuevo frente a él. Había pasado incontables noches en vela pensando en ella, preguntándose dónde diablos estaba y odiándose por ello.Sin embargo, ahora que estaba frente a él, sentía una maraña de sentimientos contradictorios.—¿Qué creíste que ibas a lograr con esa másca
—¿Humillarte? Me pregunto por qué se te ocurriría algo así, señor Miller.La voz de Thalassa era dulce, casi inocente.—Ni siquiera dejaste que mi mamá explicara qué tipo de alianza tenía en mente. Desde que te conocimos ayer, lo único que has hecho es faltarle al respeto… a nosotros.Thalassa arqueó una ceja.—Soy una mujer de negocios, señor Miller. Solo hago alianzas donde veo ganancias. Sé honesto contigo mismo. Si estuvieras en mi lugar, ¿te habrías querido asociar con una empresa que está al borde de la quiebra?Kris apretó la mandíbula; sabía que ella tenía razón, pero al mismo tiempo, sentía que esto no era solo un negocio. Parecía algo personal.—Si me disculpas, tengo mucho que hacer.Thalassa dijo eso con la intención de acompañarlo a la puerta, pero apenas había dado dos pasos cuando él la sujetó del brazo, atrayéndola hacia él. Demasiado cerca.—¿Qué estás haciendo? —preguntó ella, tratando de mantener la calma mientras el corazón le latía con fuerza.—¿Quién eres? ¿Por qu
Cuando llegó la hora de la cita, Kris pasó a recoger a su madre y condujo hasta la sucursal de TT Fashion en Guadalajara. El edificio era imponente, con interiores y exteriores espectaculares. Subieron por el ascensor hasta el último piso, donde se encontraba la oficina de la directora general.Se detuvieron frente a un escritorio en la zona más elegante del piso, y su madre preguntó:—¿Esta es la oficina de ella?—Sí —respondió la asistente—. ¿En qué puedo ayudarles?Pero su madre no esperó respuesta. Se dio la vuelta e intentó abrir la puerta, pero la asistente se apresuró a detenerla.—¡No puede entrar así nada más!La indignación se reflejó en la cara de su madre.—¿Cómo te atreves a hablarme en ese tono? ¿No sabes quién soy?—¡Mamá! —la reprendió Kris en voz baja, intuyendo que estaba frustrada por todo lo que pasaba. Su madre siempre había sido una persona orgullosa y autosuficiente, así que tener que pedirle ayuda a alguien más era difícil para ella.Se dirigió a la asistente.—
—No fue una amenaza —sollozó Karen—. Es que tenía miedo. No quería ser mamá soltera y que nuestra hija creciera sin una familia unida.—¿Sabes qué? Mejor ya vamos a dejar esta conversación. No va a…Kris no terminó la frase. Una vocecita suave y dulce lo interrumpió.—Papi, ¿por qué estás peleando con mami?Kris se dio la vuelta y vio a su hija parada en el umbral; se dio cuenta de que se les había olvidado cerrar la puerta. Fue hacia ella y se puso de rodillas, sintiendo que el corazón se le llenaba de amor mientras le tomaba la carita entre las manos.—No, mi amor. Mami y papi no están peleando. Solo estamos hablando.—¿Pla… ticando?—Sí —asintió Kris con una sonrisa y le dio un beso en la frente.Su bebé. Su Tessa. Su pequeño tesoro. Era lo mejor que le había pasado en los últimos tres años. No había nadie que le importara más que ella.Ella era la razón por la que no podía llamar error a lo que pasó entre él y Karen hacía tres años. Ese error le había dado a esta niñita a la que ad





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