Capítulo 9
Zeke notó la postura tensa de Thalassa y sus puños cerrados, y comprendió que tenía miedo de que fuera a lastimarla.

—Hola.

Lo dijo en un tono tranquilo y casual, con la esperanza de calmarla. No funcionó.

—¿Qué quieres? ¿Cómo supiste que me estaba quedando aquí?

Le preguntó ella con brusquedad.

—Tranquila. No vengo a buscar problemas.

Dijo Zeke, levantando las manos en señal de paz.

—Solo vine a disculparme por cómo me porté anoche. Fui muy grosero, y tú no te lo merecías. Mi abuela me contó que la salvaste de un secuestrador, y quería darte las gracias por eso. En serio, lamento mucho mi actitud.

La tensión en los hombros de Thalassa disminuyó un poco.

—Qué bueno que reconoces tu error, pero la próxima vez no culpes a otros por tu irresponsabilidad.

El sujeto se tensó, y por un momento, Thalassa pensó que lo había ofendido, pero pronto sonrió. Era una sonrisa atractiva.

—Tienes razón. Fui un irresponsable. Se supone que debíamos cuidarla bien, sobre todo porque no somos de esta ciuda
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