Horas antes…

***

—¡Lo logramos, señora Miller! —exclamó Karen con la emoción de una niña.

Linda, por su parte, se limitó a sonreír.

—Sí. Por fin nos deshicimos de esa vividora en la vida de mi hijo. Esto merece un brindis.

Tomó la botella de vino caro y sirvió dos copas que estaban en la charola. Normalmente le habría pedido a alguna de las empleadas que lo hiciera, pero no quería que nadie escuchara su conversación con Karen.

Una vez que cada una tuvo su copa, las chocaron para brindar. Linda se llevó la suya a los labios con elegancia y dio un sorbo, disfrutando el sabor de la victoria. Algunos dirían que era demasiado temprano para beber vino, pero a veces, había que hacer excepciones.

Karen suspiró satisfecha.

—Ay, señora Miller, en serio pensé que este día nunca llegaría. Con todo lo que hicimos para que Kris no se casara con ella, y aun así lo hizo. Creí que nunca la iba a dejar.

La noche antes de la boda de Kris y Thalassa, Karen había obligado a Thalassa a salir con ella con el