Mundo ficciónIniciar sesiónMientras tanto, en el penthouse, el reloj marcaba las dos de la madrugada y Damien seguía de pie frente a la ventana. Su reflejo se mezclaba con el resplandor distante de los rascacielos. El vaso de whisky en su mano temblaba ligeramente, aunque no lo admitiría jamás. Había llamado cinco veces. Mensajes, correos, silencio.
Cada segundo que pasaba sin respuesta era una punzada en su pecho. No estaba acostumbrado a la ausencia, y menos a perder el control. Pero con ella… todo era distinto. El sofá aún conservaba el aroma de su perfume, una mezcla de vainilla y almizcle suave que lo enloquecía. Cerró los ojos, y la recordó allí, de pie frente al fuego, con el brillo del anillo reflejándose en sus ojos tristes.
Había querido ofrecerle todo. Seguridad. Futuro. Su nombre. ¿Por qué no había sido suficiente?Arrojó el vaso al suelo con un golpe seco. El cristal se hizo añicos, y las gotas de whisky se mezclaron con su rabia. —Maldita sea, Sophie… —murmuró entre dientes,







