Mundo ficciónIniciar sesiónEl hotel Saint Regis hervía con la energía frenética de los medios. Periodistas amontonados frente al salón principal, flashes estallando sin compasión, micrófonos alzados como lanzas. El aire olía a perfume caro, tensión y electricidad pura. Damien avanzaba por el pasillo alfombrado con una determinación que hacía retroceder incluso al personal del hotel.
Traje negro, camisa impecable, la mandíbula tensa como acero. Sus pasos eran medidos, silenciosos. La tormenta que lo había acompañado desde la mañana parecía seguirlo, atrapada en el contorno de su figura.
Marcus lo esperaba junto a la puerta del salón, revisando su reloj por tercera vez.
—Están todos aquí —anunció con voz baja—. Rachel también.
Damien no respondió. Solo apretó el sobre en su mano, sintiendo el peso simbólico







