Cindy
Aún tenía las mejillas ardiendo, y no era sólo por el calor que había dentro del coche. Mi respiración trataba de encontrar su ritmo normal, pero la piel aún me hormigueaba por todas partes. Me acomodé en el asiento, sintiendo el cuero frío del interior del coche contra mi espalda.
Nos estábamos terminando de vestir, sin dejar de lanzarnos miradas que amenazaban con repetir la escena si no terminábamos rápido.
Nunca había tenido un encuentro así, jamás. Ni siquiera sabía que algo tan intenso podía existir fuera de las fantasías que me construía en mi cabeza durante las noches solitarias. Lo miré de reojo, todavía tratando de convencerme de que el hombre sentado a mi lado era real. Bruno. Con su belleza infernal, esa que parecía casi imposible de sostener a simple vista.
Era letal. Eso era él. Letal en su forma de mirarme, de hacerme sentir como si no existiera nadie más en el mundo. Su mandíbula esculpida parecía estar hecha para mi para encajar perfectamente en mi cuello, y sus