Bruno
“La tienen”.
Aquellas palabras fueron como un trueno respaldado por un relámpago y en ese instante desaparecieron. Me querían a mi, pero ya se habían ido o al menos no estaban dando la cara.
Cindy estaba en manos de la FIAC.
Eso era lo único que importaba.
Cindy no era débil.
Y por primera vez, eso no era suficiente.
Caminé de un lado a otro, como un animal enjaulado. No porque estuviera atrapado físicamente. Eso nunca. Pero por dentro, algo me roía, un tipo de furia que no podía disparar ni enterrar bajo tierra. La impotencia no me quedaba bien. No sabía qué hacer con ella. Nunca había tenido que lidiar con este vacío… con esta necesidad de que alguien estuviera bien, de que alguien siguiera respirando, no por lo que significaba para mis planes, sino por lo que significaba para mí.
Cerré los ojos un segundo. No para encontrar paz. No había paz que buscar. Solo estrategia.
Si tocan un solo cabello de su cabeza…
No terminé el pensamiento. No hacía falta. La respuesta ya estaba es