Víctor
Y volvimos a entrar. Lucía estaba prometiéndome que si le daba 5 minutos ella la haría hablar.
Cindy no apartó la vista del punto fijo en la pared, como si aferrarse a esa insignificancia le diera un control que nosotros no podíamos romper.
Lucía se inclinó sobre ella, su voz baja, venenosa.
—¿Crees que resistir te hará más fuerte? No eres la primera que se sienta en esta silla pensando que puede soportarlo todo. ¿Cuánto crees que durará?
Cindy no respondió. Ni una palabra. Su mandíbula apretada, sus manos atadas temblando apenas. La rabia de Lucía creció con cada segundo de silencio. Finalmente, se acercó bruscamente, le agarró el cabello con fuerza y tiró de él hacia atrás, obligándola a mirarla directamente a los ojos.
—Mírame cuando te hablo —gruñó.
Fue en ese momento que la puerta se abrió de golpe. Vicente.
Su entrada fue rápida, pero se detuvo en seco al ver la escena. Sus ojos se encontraron con los de Cindy, y algo cambió en su rostro, un destello de so