Todo comenzó con un sueño… uno envuelto en sombras, deseó y lujuria. Entre la oscuridad Nina no pudo ver el rostro de aquel individuo, pero su cuerpo sintió el calor de su piel, la firmeza de sus manos y la voz grave que la llamó “ratoncita” mientras el placer la arrastraba al abismo. Un sueño que no debía recordar… pero no pudo olvidar. A la mañana siguiente, una nota llegó hasta ella, sin remitente, sin explicación: “Ratoncita, sueña conmigo” Desde entonces, lo extraño comenzó a rodearla: susurros, presencias, unos ojos que la observaban en la oscuridad. Y lo más perturbador… es que una parte de ella no quería escapar. Una historia donde el deseo se mezcla con el miedo. y la lujuria… podría ser su condena.
Leer másEsa voz... no había forma de no reconocerla. Era la misma que había escuchado antes. La misma que habló en mi sueño. Él. Otra vez, él.—¿Por qué no lo haría? —respondí, sin atreverme aún a girar el rostro.—Porque el juego acabaría antes de empezar —su lengua trazó una línea húmeda sobre mi clavícula—. ¿No te da curiosidad saber cuál es? — cuestiono justo alado de mi oreja mientras jugueteaba con su humeda lengua de ella Podía percibir la sonrisa en su voz, no necesitaba verla para saber que le divertía hablarme así, envolviéndome en ese tono que era un susurro y una trampa al mismo tiempo.¿Qué se supone que debía responder ante tal proposición? Mi curiosidad era una caída sin fondo, pero mis piernas temblaban... ¿de miedo o de algo más oscuro?—Asumo tu silencio como una respuesta positiva — musitó, y sus manos comenzaon a descender por mi columna asta aferrarse a mi cadera,por encima de mi uniforme blanco, ejerciendo una leve presión. El ligero sonido de la tela rasgándose atra
Capitulo 4Calígine*Nina*El azote de la puerta resonó detrás de mí, donde un alivio tangible recorrió mi cuerpo por ese sonido, esa carga pesada que durante todo el trayecto me estuvo agobiando cayó lentamente de mis hombros. La sensación de seguridad y tranquilidad que me proporcionaba mi “hogar” o el intento de ello, se podría decir que era como un abrazo cálido que me envolvía, aunque no recuerdo muy bien como realmente se sentía. Mi corazón, que había latido con ansiedad durante el camino, comenzó a calmarse, y mis pulmones, que habían estado conteniendo la respiración, se expandían lentamente, exhalando el aire contenido durante el trayecto a casa.Me recliné en la puerta, permitiendo que mi cuerpo se relajara completamente. La madera fría de la puerta se sentía reconfortante contra mi espalda. Cerré los ojos, sintiendo la suavidad de mis pestañas sobre mis mejillas. La quietud del apartamento, interrumpida solo por el silencioso susurro de las gotas que caían fuera del depar
A duras penas cruzábamos palabras, tanto que, según ella, me envió a la mejor universidad para estudiar enfermería. Solo fue una excusa para seguir lejos de ella. Obedecer siempre a mi madre, tal vez así ella algún día demostraría alguna señal de cariño o amor hacia mí. O simplemente así era su forma de querer. —Bueno, esa persona tal vez no estaba tan equivocada— dijo, suavemente que me hizo sentir un poco más segura.Me sentí un poco aliviada cuando el doctor Carson trató de calmar mis emociones con una sonrisa tranquilizadora.Pasamos de paciente en paciente hasta que por fin acabamos por el momento. Solo faltaba hacer mi informe para el turno que entraba y dejar todo en orden. El olor a desinfectante y el zumbido de las máquinas de monitoreo me rodeaban, recordándome que estaba en un lugar de curación y cuidado.El doctor Carson me pidió que revisara el depósito para ver si quedaban algunos suministros. Me mostró los empaques y asentí con la cabeza.Me encontré con la encargada,
Capitulo 3 Desvarío*Nina* "Ratoncita, ¡Sueña conmigo!. La nota, escrita con una caligrafía que parecía un río de seda negra que se deslizaba sobre el papel, me envolvió en un velo de curiosidad. ¿Quién la había enviado?, ¿cómo sabía esa persona esa palabra que solo había sido susurrada en la oscuridad de mi mente? Mi juicio estaba nublado, una niebla que se extendía sobre mi mente. Me quedé ahí parada, analizando la caligrafía, trazos fluidos como la llama de una vela que bailaba en la oscuridad. Las letras escritas con pluma y tinta eran como un susurro en mi oído, un cuchicheo que solo yo podía escuchar. El misterio me envolvía como una capa de seda oscura, suave y seductora. Podría formular miles de preguntas, pero todas quedarían sin respuestas, igual que un eco en un valle vacío. ¿Que significa esto?, ¿Averiguar quién la envío? La duda era un veneno que se infiltraba en mis venas, un veneno que me hacía sentir viva. Guardé la nota en el bolsillo de mi falda, decidi guardar
Bajamos las escaleras, y pasamos por la cafetería, donde el amargo aroma a café y pan fresco me envolvió, y por un momento, me olvidé de mi malestar. El aroma reconfortante me transportó a un lugar más agradable, lejos de la ansiedad y el estrés que me habían estado acompañando o solo era el efecto de la cafeína. Caminamos en silencio durante un rato, hasta que llegamos a la estación de enfermería. Giramos a la derecha y pasamos por una puerta de doble hoja que se abría hacia dentro. Pude ver desde unos metros antes, la isla donde se coordinaban las enfermeras, con sus computadoras y papeles esparcidos por todas partes.El área estaba iluminada por luces fluorescentes que zumbaban suavemente, y el suelo de baldosas blancas brillaba con un brillo desinfectado. Más olor a café y a desinfectante llenaba el aire, y el sonido de las máquinas y de las voces de las enfermeras creaba un ambiente de actividad y de energía.energía que hoy yo no tenía.—¿Dónde crees que esté?— pregunté a Bri,
Capitulo 2.Flashback.En el pasado Hace dieciocho años.La niña avanzaba con sigilo por el pasillo, sus pequeños pasos resonando en la quietud del ambiente. Las zapatillas negras de Nina parecían absorber el sonido de sus pisadas, como si estuviera flotando sobre el suelo. En sus brazos, sostenía una pequeña paloma malherida, llena de tristeza y compasión.Al llegar a la puerta, Nina posó su mano derecha en la perilla y la giró con cierta dificultad. La puerta se abrió con un chirrido agudo, anunciando su llegada al coronel Odera. Él se levantó de su silla, iluminando su rostro con una sonrisa cálida al ver a su nieta.—¡Mi pequeña Nina! —exclamó el coronel, su voz rebosante de afecto y calidez, mientras abría los brazos para recibir a su nieta.—¿Qué traes ahí? —preguntó, con una sonrisa curiosa.Nina se acercó a su abuelo, sosteniendo aún la paloma en sus brazos, con una mirada de preocupación en sus ojos.El coronel tomó las manos de Nina y examinó la paloma con cuidado, su rost
Último capítulo