EN EL ABISMO DE TU MIRADA. (Lujuria & Deseo)
EN EL ABISMO DE TU MIRADA. (Lujuria & Deseo)
Por: KYA_AYC
capitulo 1

Capitulo 1

Concupiscencia.

*Nina*

La noche era tan oscura que parecía haberse tragado la luna, dejando solo una sombra de tinieblas que se cernía sobre la habitación. Cada rincón permanecía sumido en una oscuridad tan profunda, que parecía tener vida propia. Una entidad nocturna se había apropiado de las paredes instaladose en la habitación,Pero en medio de esa oscuridad, un punto de luz brillaba con la insistencia de un faro en alta mar: los ojos verdes del hombre que se erguía en el umbral de la puerta de mi habitación.

Sus pupilas brillaban en la penumbra semejante a las de un depredador acechando a su presa, su mirada afilada era tan perturbadora por qué de alguna manera me sentía tan desnuda ante ella, sin embargo no tenía ni la más mínima pizca de miedo, existía algo en ellos que me atraían, una atracción que me arrastraba hacia el cual corriente submarina, sin poder explicar por qué.

Mi cuerpo operaba al margen de mi voluntad y mi mente era solo un espectador impotente.

—¿No te gusta lo que ves?— preguntó con una voz, un susurro de terciopelo rasgado, pero que me hizo estremecer. Su voz era una caricia, suave y seductora, pero también había en ella una nota de peligro, una advertencia de que no debía subestimarlo.

—¡No!..— respondí velozmente, aunque se podía malinterpretar mi respuesta,—no es que no me guste, es solo que... Esto me sobrepasa.—Mi voz sonaba débil y temblorosa, y yo misma me sorprendí al escucharla por tal confesión.

El hombre se acercó a mí con pasos silenciosos, su presencia era una sombra imponente rodeandome de esa aura tan estremecedora. Su rostro estaba cubierto por una melena negra y ondulada imitando los mechones de esta noche sin permitirme ver sus facciones, impidiéndome poder apreciar su rostro. pero sus ojos de esmeraldas, destellantes perforaban cualquier capa oscura con su brillo astral. Me sentí una presa atrapada en una trampa, sin poder escapar.

Mi cuerpo se negaba a moverse quedándome inmóvil en mi cama, existía algo que no daba la oportunidad de poder levantarme. “Era el, el estaba provocando ese efecto en mi cuerpo”

Aún recostada en la cama, con la cabeza apoyada en la almohada, el se coloco frente a mi, estudiando mi rostro y tal vez cada parte de mí, quedándose allí tan perfecto con chaqueta de cuero negro y sus jeans del mismo tono, se ajustaban a su cuerpo tonificado. Su mirada era oscura y profunda, estudiándome con una intensidad que me hacía sentir tan vulnerable. Su boca… esa boca sensual parecía estar sonriendo ligeramente.

Sus movimientos se notaban lentos a mi vista pero la realidad era que se movía en fracciones de segundos, despojandoce de su chaqueta y su camisa, dejando. sus brazos definidos y su abdomen trabajado expuesto, cuyos dotes se podían percibir sutilmente por la poca luz que apenas y se filtraba por la delgada tela que cubria la ventana.

subió lentamente sobre la cama sin detenerse hasta llegar a rozar mis piernas con las suyas.

“¡Oh dios¡, esta encima de mí”

Y yo seguía sin poder ver quién era, necesitaba con urgencia apreciar su rostro en todo su esplendor, quería poder ver el rostro del hombre que me hacía hundirme en el abismo en el que estaba callendo bajo la inspección de esa mirada. Mis manos se dirigieron directamente a esos mechones que caían sobre el, esos mechones que me estorbaban.

Me tomó de la mano antes de que siquiera mis dedos sostuvieran una ebra de ellos, y me sentí como una marioneta en sus manos bloqueando mis propios movimientos.

—¿Qué haces, ratoncita?— susurró muy cerca de mi oreja, mientras subía mis manos hasta el cabezal, apretándolas para no soltarme de su agarre. su aliento era como un soplo de fuego que me hizo estremecer. —No debes tocarme o el juego se acaba—. Sin duda alguna era una advertencia, un recordatorio de que estaba jugando con fuego.

Su agarre era firme y seguro, pero también una evidente nota de ternura, una sensación de que me estaba protegiendo, pero no sabía si de mi misma o de el.

Su otra mano cayó sobre mi cabello presionando con suavidad, acariciando de el, bajando amablemente por mi mejilla, Encontrando en el camino mis labios y con una pizca De suavidad rozo de ellos con su pulgar, por un impulso más de lujuria abrí mis labios para succionarlo jugueteandolo contra mi lengua.

Retiró su mano de mi rostro, y su pulgar se deslizó suavemente por mi clavícula, antes de bajar para acariciar el borde de mi pijama, inmiscuyéndose debajo de ella, rozando mi abdomen, su tacto se asemajaba a lava ardiente que me quemaba al contacto,explorando mi cuerpo, piel con piel, buscando cuidadosamente mis senos, trazando un sendero hasta encontrarlos para luego estrujar uno de ellos con una crueldad que me hizo soltar aire y retorcerme.

—¡Dios!— exclamé, mi voz era un susurro de dolor y también de placer.

—Solo deja que yo te guíe— respondió, en una nota suave, pero también había en ella una nota de autoridad, reafirmando que el estaba al mando.

“Insoportable” era la única palabra que podía usar. Quería que dejara de jugar con mi cuerpo. Lo único que hacía era que mi excitación fuera creciendo con cada toque,con cada palabra con la que me sometia fácilmente, con sus caricias, con su calor y ese aroma oscuro y terroso, como si hubiera estado caminando por un bosque después de un incendio.

Tomé el valor que me hacía falta y me acerqué a él, hasta poder sentir el calor de sus labios, eran carbones ardientes que me quemaban los labios dejando una gran marca en ellos,pero igualmente tan adictivos como la morfina que contrarrestaba el dolor que me hacía sentir su mordida. La sensación de sus labios sobre los míos era un fuego que me consumía, un placer que me hacía olvidar todo lo demás.

Y entonces, todo se detuvo. Mi cuerpo se precipitó en caída libre sobre un gran agujero negro, hasta que sentí chocar con algo. Me levanté de pronto, mirando de lado a lado por toda la habitación, estaba en silencio,vacía la luz, y por un momento, me sentí desorientada, sin saber qué era real y qué era solo un sueño.

Mire en todas las direcciones posibles de esas cuatro y paredes buscando algún rastro de ese ser tan particular que se había manifestadoen lo que realmente parecía haber sido solo un sueño. Me sentí confundida, desorientada, como si todavía estuviera atrapada ahi. Mi corazón latía con fuerza y mi respiración era inestable, con la agitación de haber estado corriendo. Me tomé un momento para calmarme y tratar de entender qué me estaba pasando. Pero por más que busqué, choqué contra la verdad. “¡Fue solo un sueño!”

Pero encontré algo que traspaso mi sueño. Bajé mi mano hasta mi ropa interior, para darme cuenta de que estaba mojada. Me ruboricé por haberme excitado con un sueño que parecía tan real, y que mi cuerpo también lo percibió de esa manera.

Me senté en la cama, intentando recuperar el aliento, y calmarme. Pero mi mente seguía vagando por el sueño, recordando cada detalle, cada sensación.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
capítulo anteriorcapítulo siguiente
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP