Ella huía del dolor. Él disfrutaba de su despedida de soltero. Un accidente. Una noche. Y un amor que lo cambiará todo. Celina creía vivir un matrimonio perfecto... hasta que fue traicionada de la forma más cruel. Con su marido siempre durmiendo fuera y cada vez más distante, su alegría se fue apagando junto con la mujer que solía ser. En un último esfuerzo por salvar la relación, decide darle una sorpresa. Pero es ella quien recibe el golpe final. Después de pillar a su marido en brazos de su secretaria, sale sin rumbo por las calles, se ahoga en la bebida y, bajo la lluvia, atropella a un vagabundo. Por miedo a los escándalos, decide llevarlo a un hotel para socorrerlo sin imaginar que ese hombre sucio y misterioso despertaría en ella deseos incontrolables. Y así, viven una noche de puro placer. Lo que solo iba a ser una noche intensa, se convierte en un torbellino de giros inesperados. Expulsada de casa y agredida por su marido, Celina necesita reconstruir su vida. Pero el destino la sorprende una vez más: en la entrevista para un nuevo trabajo, se reencuentra con el hombre del hotel. Ahora, limpio, elegante... y su nuevo jefe. Thor Miller. Un hombre arrogante, frío y que en todo momento finge no haberla visto nunca. Y por si fuera poco, está comprometido. Y Celina, embarazada. Entre el amor y el odio, verdades peligrosas, cicatrices del pasado y secretos que amenazan el futuro, los dos tendrán que enfrentarse a una conexión que comenzó por casualidad y que tiene el poder de cambiarlo todo.
Leer másCelina estaba concentrada escribiendo nuevos contratos y revisando lo que Thor había dicho que estaba mal. Pasó toda la mañana enfocada en eso y solo se dio cuenta del paso del tiempo cuando su estómago rugió, indicando que ya era hora de almorzar.El teléfono de su escritorio sonó, interrumpiendo sus pensamientos. Al contestar, escuchó la voz autoritaria de Thor:— Ven a mi oficina inmediatamente.Sin tiempo para preguntar, Celina se levantó y caminó hacia la oficina del jefe. Al entrar, él ni siquiera la miró, solo le ordenó fríamente:— Ve al restaurante donde suelo almorzar y trae mi pedido. Celina se sorprendió por su audacia y, sin pensarlo, replicó:— ¿Cómo dice?Thor arqueó una ceja y habló con mucha frialdad:— ¿Es usted sorda?Celina respiró hondo para contener su irritación y respondió con firmeza: — No soy sorda, señor. Pero ¿no sería más práctico pedir el servicio de entrega a domicilio?Él se levantó y se acercó, quedando a pocos centímetros de ella. La intensa mirad
Celina se quedó paralizada. Su corazón latía tan fuerte que parecía querer salirse de su pecho. Abrió mucho los ojos, incapaz de apartar la mirada de la escena que se desarrollaba ante ella.Thor estaba allí, con los pantalones bajados, su empleada sentada sobre la mesa, con el vestido levantado y las piernas rodeándole la cintura. La mujer echaba la cabeza hacia atrás, gimiendo fuerte, mientras Thor, con voz ronca y cargada de deseo, le susurraba palabras picantes. Su toque posesivo, la forma en que la sujetaba con fuerza, contrastaba brutalmente con el recuerdo que invadió la mente de Celina.De repente, flashes de días atrás la golpearon con violencia. Vio a César en la oficina, entrelazado con Nicole, su toque lascivo, la risa sarcástica de la amante. También vio a Thor en el hotel, esa noche, acariciándole la cara con un cariño inesperado, mirándola a los ojos como si viera algo más allá de su fachada de arrogancia y frialdad. ¿Cómo podía ser tan bruto e insensible ahora, después
Al día siguiente, Celina se despertó con una pesadez en el estómago que la hizo correr al baño. Las náuseas llegaron con una fuerza abrumadora y vomitó tanto que tuvo que sentarse en el suelo frío para recuperarse. Se sentía agotada, pero sabía que tenía que levantarse. Abrió el grifo de la ducha y se metió bajo el agua caliente, dejando que le corriera por el cuerpo.Mientras el agua se llevaba el sudor y los restos de la noche anterior, los recuerdos de lo que había pasado en el hotel volvieron con intensidad. Thor sobre ella, sus ojos fijos en los de ella, y la pregunta que le susurró con genuina curiosidad:— ¿Por qué tú? ¿Por qué, de todas las mujeres que han pasado por mi cama, tú eres diferente?Celina sintió el escalofrío que le recorrió la piel aquella noche. Thor había deslizado la mano por su rostro, acariciándola con una suavidad que contrastaba con su habitual brutalidad. Luego la besó, un beso que le hizo temblar las piernas, un beso que le quemó la piel y le dejó sin al
Celina llegó a casa de Tatiana todavía conmocionada por todo lo que había sucedido ese día, sintiendo el peso del mundo sobre sus hombros. Nada más entrar, se derrumbó en el sofá del salón, agotada emocionalmente. Tatiana se dio cuenta del aspecto abatido de su amiga y se sentó a su lado, tomándole las manos con cariño.— Amiga, cuéntame todo. ¿Cómo fue la conversación con Thor? — preguntó Tatiana, preocupada.Celina respiró hondo antes de empezar a hablar, tratando de mantener la compostura, pero era imposible. Se le llenaron los ojos de lágrimas y se le quebró la voz.— Hoy he oído hablar a Thor e Isabela... — Hizo una pausa, sintiendo un nudo en la garganta antes de continuar—. Ella dijo que podría estar embarazada. ¿Y sabes qué le respondió él? Que si eso es cierto, debe abortar. Él no quiere ese hijo, Tatiana. Lo dijo con una frialdad, una crueldad... como si estuviera descartando una vida como si fuera basura.Tatiana abrió los ojos como platos, impactada por lo que estaba oyend
Al escuchar toda esa conversación, Celina se tapó la boca para contener el sollozo que amenazaba con escapar.Sintió que su alma se rompía en pedazos.Le dio un fuerte mareo y tuvo que apoyarse en la pared.Si Thor se enteraba del bebé...También la obligaría a abortar.Celina sintió que el pánico se apoderaba de su cuerpo.No podía contárselo.No podía dejar que él lo supiera.Sus ojos ardían y las lágrimas volvieron a caer.Se dio la vuelta y salió corriendo por el pasillo, sintiendo que el corazón se le rompía dentro del pecho.Su hijo nunca podría saber quién era su padre.Y así, tomó la decisión.Protegería a su bebé.Aunque eso significara llevar ese secreto consigo el resto de su vida.Al entrar apresurada en su sala, cerró la puerta detrás de sí, apoyándose en ella como si necesitara apoyo para no derrumbarse.Su cuerpo temblaba.Su pecho subía y bajaba de forma descoordinada.Entonces, como si se hubiera roto una presa, las lágrimas brotaron.Se deslizó hasta el suelo, cubrié
Celina estaba sentada en el suelo frío, fuera de la casa que una vez fue suya. Su cuerpo estaba allí, pero su alma parecía haber sido arrancada. Las lágrimas corrían en silencio, mojando su pálida piel.Sus pertenencias estaban esparcidas por la acera como si fueran basura, ropa mezclada con documentos, zapatos. El viento de la noche soplaba a su alrededor, pero Celina no sentía frío. No sentía nada más que el vacío dentro de sí misma.«No soy nada. No tengo a nadie».Las palabras de César resonaban en su mente, cortándola como cuchillas afiladas.«No eras nada cuando te casaste conmigo. Y seguirás sin ser nada».Sus dedos temblaban al apretar la barra de su propia blusa. ¿Qué voy a hacer? ¿A dónde voy a ir?No tenía familia que la acogiera. Ningún puerto seguro. Su mundo, que ya se estaba desmoronando, ahora se había derrumbado por completo.El ruido de un coche que se acercaba la sacó, por un breve instante, de su estado de shock. Los faros iluminaron su figura encogida en el suelo,
Último capítulo