Mundo ficciónIniciar sesiónAnya Monroe lo tenía todo: una carrera brillante, un matrimonio perfecto, una familia. Hasta que descubrió la doble vida de su marido. Huyó con su hijo, pero el destino fue cruel: cayó gravemente enfermo. Desesperada y sin recursos, su única salvación fue Lía: —Puedo salvarlo, pero debes fingir que eres una de ellos. Una loba. Así, Anya fue entregada a Rowan Blackwood, el Alfa de la manada de los Cazadores. Un hombre frío y letal, cuya simple presencia despertó algo salvaje en lo más profundo de ella. Poco a poco, la farsa se volvió realidad y ya no actúa como una loba; sino que se ha convertido en una y con ella la obsesión de su alfa, por eso la advertencia de Rowan es clara: —No soy tan tonto como para creer que una loba nueva no busca consuelo. Pero si te descubro con otro… —sus dedos se cerraron sobre su cuello —…te convertiré en carne para mis lobos. Pero Anya ya no teme. Desea. Porque en la oscuridad, ha encontrado su verdadero hogar. Y lo aterrador no es haber perdido su humanidad... es no querer recuperarla jamás.
Leer másC1 –VIVIENDO UNA MENTIRA.
Anya Monroe lo tenía todo: una carrera brillante, un matrimonio perfecto, una familia. Hasta que descubrió la doble vida de su marido.
Huyó con su hijo, pero el destino fue cruel: cayó gravemente enfermo. Desesperada y sin recursos, su única salvación fue Lía:
—Puedo salvarlo, pero debes fingir que eres una de ellos. Una loba.
Así, Anya fue entregada a Rowan Blackwood, el Alfa de la manada de los Cazadores. Un hombre frío y letal, cuya simple presencia despertó algo salvaje en lo más profundo de ella.
Poco a poco, la farsa se volvió realidad y ya no actúa como una loba; sino que se ha convertido en una y con ella la obsesión de su alfa, por eso la advertencia de Rowan es clara:
—No soy tan tonto como para creer que una loba nueva no busca consuelo. Pero si te descubro con otro… —sus dedos se cerraron sobre su cuello —…te convertiré en carne para mis lobos.
Pero Anya ya no teme.
Desea.
Porque en la oscuridad, ha encontrado su verdadero hogar. Y lo aterrador no es haber perdido su humanidad... es no querer recuperarla jamás.
~*~
Anya, era médica en el hospital más prestigioso de Chicago y en ese momento estaba inclinada sobre Mateo, un niño con dolor de estómago. Le presionaba el abdomen con cuidado mientras lo guiaba para que respirara con ella.
—Respira profundo —susurró.
El niño apenas alcanzó a asentir cuando, de pronto, las puertas se abrieron de golpe. Dos paramédicos entraron empujando una camilla y sobre ella, una mujer embarazada gritaba de dolor.
—¡Anya, prepárala! ¡Ya viene el bebé! —ordenó el doctor de guardia.
De inmediato, ella reaccionó en automático. Ajustó monitores, acomodó a la paciente y le secó la frente húmeda, mientras la calmaba. Pero la mujer solo pronunciaba un nombre con desesperación.
—Levi… ¿Dónde está mi esposo? ¿Dónde está Levi?
El corazón de Anya se detuvo, porque ese nombre la atravesó como un cuchillo, no obstante, le calmó.
—Ya viene… tranquila.
Mientras tanto, el doctor revisó sus signos vitales y habló con tono urgente.
—Está completamente dilatada. El bebé ya viene.
Anya le apretó la mano para darle apoyo.
—¡Puja, ahora!
El grito de la mujer llenó la sala de partos y Anya intentó mantenerse firme, pero el eco del nombre seguía retumbando en su cabeza.
Levi.
Y como si el destino quisiera aplastarla, un enfermero anunció.
—¡Llegó el padre!
La puerta se abrió y entonces lo vio.
Era Levi… Su esposo.
El aire se le cortó de golpe y los oídos comenzaron a zumbar. Lo observó avanzar con paso decidido hacia la camilla. Él no la vio, ni siquiera sospechaba que estaba allí, porque se suponía que estaba en casa. Y con total naturalidad, tomó la mano de la paciente y se inclinó hacia ella.
—Estoy aquí, mi amor. No te dejaré. —musitó besándole la frente con ternura.
Anya no podía procesarlo. ¿Esposo? ¿Cómo era posible?
—Levi… tengo miedo —murmuró la mujer.
Y el, la acarició con suavidad.
—Todo estará bien, no voy a dejarte.
Mientras tanto, Anya permanecía a menos de un metro, invisible, sosteniendo la otra mano de la mujer. La garganta le ardía por gritar, por decirle que estaba allí y exigirle una explicación.
Porque Levi también era su esposo y el padre de su hijo.
De pronto, el doctor volvió a interrumpir con otra orden.
—¡Necesito que pujes más fuerte!
La mujer gritó otra vez y Levi la animó sin soltarla.
—Vamos, cariño, hazlo por nuestro bebé.
El golpe emocional fue devastador. La razón es que cuando nació su hijo, Levi se había negado a entrar al quirófano, afirmando que se desmayaría y que confiaba en ella podría sola.
Anya lo había aceptado, convencida de que lo importante era traer al niño sano. Pero ahora lo veía allí, sosteniendo la mano de otra mujer, dándole todo lo que a ella le negó.
Finalmente, tras un último empuje, el llanto del recién nacido llenó la sala.
—Es un hermoso niño —anunció el doctor.
Y Levi lo recibió en brazos, con los ojos brillando de emoción.
—Lo lograste —susurró. Besó primero al bebé y después a la mujer—. Te amo.
En ese instante, el estómago de Anya se contrajo con fuerza, la mascarilla comenzó a sofocarla y las luces la cegaban. Retrocedió un paso y luego otro y salió tambaleando del quirófano.
El aire frío del pasillo le golpeó el rostro y, sin pensarlo, se echó a correr. No se detuvo hasta que las fuerzas la abandonaron y se apoyó contra la pared y vomitó.
El ácido le quemó la garganta, las piernas le temblaban, sintiendo que todo su mundo se desmoronaba.
En ese estado la encontró Clara, una compañera.
—Anya… ¿estás bien?
Negó con la cabeza.
No, no estaba bien, porque acababa de descubrir que había estado viviendo una mentira.
C144- ¿SORPRENDIDOS?—¡Se escapa! —bramó Axel, echando a correr.Rowan lo agarró del antebrazo con un tirón seco que lo frenó en seco. —Ni lo sueñes —le gruñó—. Si te vas solo, te arrancan la cabeza, la hierven y me la mandan de recuerdo. Quédate. Primero acabamos con estos y luego arrancamos verdades.Axel quiso soltarse y mordió una maldición.—Necesito atraparlo, Rowan.—Y yo necesito que sigas vivo —le contestó, sin soltarlo—. Dame dos minutos de caos. Dos. Después lo cazamos juntos.Axel cedió y dio un paso hacia Rowan y giró hacia la pelea.—Dos minutos —escupió—. Y me debes uno.—Te debo una cerveza. Y un funeral si haces estupideces —replicó Rowan, ya avanzando con una media sonrisa furiosa—. ¡Formación! ¡Acaben con estos hombres verdes!Los guerreros de Rowan cerraron filas y los orcos se abalanzaron con hachas melladas, escudos de metal remachado y gritos que hacían vibrar las costillas. Los de cabello plateado empujaron sus espadas, rápidos y precisos.Axel peleo como nunc
C143-NOXMERE.Antes de avanzar Rowan miró a sus guerreros.—¿Cuántas pérdidas?Un beta repasó con la punta del dedo la sangre seca en la bota y sus ojos, aún enrojecidos por la pelea, buscaron rostros entre las sombras.—Pocas —dijo finalmente—. Nos costó, pero no muchas. Estamos bien… por ahora.Rowan respiró, asintió.—Mantengan los ojos abiertos. Los guerreros asintieron y Rowan miró a Axel.—¿Y ahora? ¿Qué sigue? ¿Más ex enojadas?Axel ignoró su burla y señaló con la barbilla hacia la puerta al final. —Tenemos que atravesar esa puerta y estaremos en Noxmere. Allí se comercializa la sangre vampírica. Es como un mercado oculto, pero también hay criaturas de todo tipo y en su mayoría no buenas.Rowan apretó la mandíbula y asintió. Axel avanzó como guía y cuando se detuvo y abrió la puerta, había una pared de ladrillo. Rowan lo miró, incrédulo.—¿Una pared? ¿Cómo vamos a pasar? Axel… ¿seguro que es aquí?Axel se encogió de hombros con una media sonrisa cansada.—Definitivamente la
C142-NO HAY TIEMPO QUE PERDER.Axel se quedó paralizado, entre las sombras, una silueta femenina emergió, sus pasos eran lentos, seguros, casi danzantes.La luz de las linternas rebotó en su piel pálida y en el cabello negro que le caía hasta la cintura. Sus ojos eran amarillos, como los de una bestia que había aprendido a sonreír. La mujer se detuvo frente a ellos, y la sonrisa que se formó en su boca no tenía nada de humana.—Qué pequeña sorpresa —dijo con voz melódica—. Si es mi querido Axel.El silencio cayó como una losa y Rowan alzó su daga, retrocediendo medio paso sin bajar la guardia. Pero su mirada se movió entre ambos, percibiendo algo más profundo que simple hostilidad.Axel, en cambio, se quedó sin aire y su mente se llenó de recuerdos que llevaba años evitando.—No... —murmuró, apenas audible—. No puede ser.La mujer ladeó la cabeza, divertida.—Oh, mírame, cariño... ¿no vas a saludar a la sucubo que vendiste por una gota de olvido?El golpe fue seco y directo al alma. R
C141-EL UMBRAL (II)Rowan fue el primero en bajar de la camioneta y su mirada recorrió los alrededores: edificios abandonados, vidrios rotos, grafitis viejos, el silencio absoluto de un lugar donde los humanos ya no se atrevían a entrar.Los guerreros descendieron detrás de él, en completo silencio, acostumbrados a moverse como una unidad. Iban armados con dagas, armas, ballestas de precisión y cuchillos de obsidiana, los preferidos para enfrentarse a criaturas que no sangraban como hombres.Rowan llevaba la suya atada al muslo y una pistola cargada con munición de sal bendecida, aunque sabía que la transformación —el último recurso— solo se permitiría si la situación se volvía incontrolable.Cambiar de forma en el mundo humano era peligroso; la energía del velo podía atraer cosas que ninguno de ellos quería volver a ver.Axel se colocó a su lado.Llevaba una chaqueta oscura y el rostro pálido, sus ojos inquietos recorrían las sombras como si estas respiraran y cada paso que daba haci
C140-EL UMBRAL.Cassian había partido con Ailyn, Anya y Aidan rumbo a la manada original. Rowan los observó alejarse, con la mandíbula apretada y un nudo en el pecho.No había querido separarse de Anya ni de Aidan, pero tampoco iba a ponerlos en peligro. No, después de todo lo que había perdido, no iba a arriesgar a su familia ahora que por fin la había recuperado.Draxel, quedó a cargo de la manada que permanecía en el mundo humano, era la única manera en que Rowan podía dejarlos atrás sin mirar dos veces. Aun así, la preocupación no lo soltaba.Porque la idea de que algo saliera mal lo perseguía como una sombra que no entendía de fronteras.Esa noche, Rowan y Axel, junto con un grupo de guerreros escogidos, emprendieron el viaje hacia El Umbral. Atravesaron los límites de la ciudad humana en camionetas negras, los motores rugiendo como bestias contenidas. El paisaje urbano fue quedando atrás, dejando calles desiertas, fábricas abandonadas, letreros oxidados.Porque El Umbral se hall
C139-SERÁ HECHO, ALFA.Cassian se levantó de golpe, empujando la silla hacia atrás y su rostro estaba tenso.—¿Redimirte? —dijo, mirando a Axel—. ¡Esto es una fantasía! ―Cassian giró hacia su hijo ―¡¿Estás poniendo el destino de nuestra manada en manos de un drogadicto?!La palabra "drogadicto" cayó como un látigo en la sala. Axel no reaccionó de inmediato, pero el golpe fue evidente en la forma en que sus hombros se tensaron y como bajó la mirada. Rowan, sin embargo, no dejó pasar el comentario.—¡Basta! —exclamó, dando un paso hacia su padre—. Es un lobo que conocemos y merece una oportunidad para enmendar su error, así lo hicimos con otros, ¡¿Por qué no él?!Cassian rió sin humor y cruzándose de brazos.—¿Su error? ¡Su error fue traicionarnos! ¿Y ahora le das las llaves? ¡Por todos los dioses, Rowan, tienes que ver la verdad! ¡Lo volverá a hacer!Pero antes de que Rowan pudiera responder, Axel alzó la voz y todos se giraron hacia él, sorprendidos por su intervención.—Tiene razón,
Último capítulo