C9- TRADICIÓN LOBUNA.

Después de la ceremonia, Rowan se alejó de Anya como si llevara una enfermedad. No se quedó a su lado, no la presentó como su luna, ni le dirigió una sola palabra. Solo se fue, con la espalda recta y ancha perdiéndose entre la multitud.

Eso no la sorprendió.

Porque sus últimas palabras lo habían dejado claro: era un deber, una carga.

Por eso, se prometió que cumpliría su papel, fingiría lo necesario, y cuando el contrato terminara, se iría con Aidan lejos.

Muy lejos.

El golpe en la puerta la sacó de sus pensamientos.

—Adelante.

Varias mujeres entraron, todas de baja estatura, con la cabeza inclinada. Lía le había explicado que eran omegas, el rango más bajo de la jerarquía y que muchas de ellas trabajaban como empleadas.

—Mi señora, estamos aquí para prepararla para nuestro alfa —dijo una de ellas—. Vamos a afeitarla e hidratar su piel.

Los ojos de Anya se abrieron de par en par.

—¿Afeitarme?

—Sí, mi señora. —Una de ellas sacó una daga finísima y brillante.

Ella tragó saliva con fuerza.

—Eh… ¿no conocen las rasuradoras? Son más… prácticas, ¿saben?

Las omegas se miraron confundidas, como si hubiera hablado un idioma extraño. Entonces, una voz se escuchó desde la puerta.

—Ella está bromeando. Sabe que la daga del alfa es importante… ¿no es así, Anya?

Era Lía, quien entró sonriendo, aunque su gesto era una advertencia clara para su amiga. Las omegas rieron como si de pronto todo tuviera sentido y Lía la miró con los ojos muy abiertos, como recordándole lo que le había dicho: “sigue la corriente”.

Anya se encogió de hombros con cara de disculpas.

—Vayan preparando el baño —ordenó Lía.

Las omegas obedecieron moviéndose con precisión y Lía aprovechó para acercarse y darle una reprimenda.

—Diosa, Anya… Te dije que no llevaras la contraria, que solo siguieras el plan.

—Sí, lo sé… —dijo Anya haciendo un gesto culpable —pero ¿afeitarme? ¿Y allí también? ¿No crees que es demasiado invasivo?  Además, soy lampiña y esto es neandertal.

Lía rodó los ojos con cansancio.

—Escucha, si quieres que esto funcione, sigue las reglas y actúa como loba. Eres una beta y una beta conoce la tradición y se supone que tú eres una.

Anya asintió, apretando los labios. Sabía que si fallaba, la vida de Aidan estaba en juego.

—Ok, lo siento. No volverá a pasar, lo prometo.

Su amiga suspiro.

—Anya se que estas pasando por mucho y que todo esto así de repente… debe ser difícil para ti, pero… es por Aidan, siempre piensa en eso, ¿sí?

Anya asintió.

—Lo se… y gracias por… ayudarme.

Lía se giró para irse, pero Anya la detuvo, haciendo la pregunta que había estado conteniendo.

—¿Cómo está?

Su amiga entendió de inmediato.

—Tranquilo. Pregunta por ti, pero le dije que trabajas.

La preocupación en el pecho de Anya no cedió.

—¿Cuándo podré verlo?

Lía dudó antes de responder.

—Intentaré que sea en estos días. Puedes decirle a Rowan que irás de compras y pasaremos por el hospital.

Anya esbozó una sonrisa débil.

—¿Crees que me dejara ir? No parece contento conmigo…

Su amiga la abrazó fuerte y murmuró antes de soltarla:

—Confía en mí, sé lo que hago. Y en cuanto a Rowan… bueno… acaba de perder a su esposa, murió teniendo a su hijo…

Las cejas de Anya se crisparon por la revelación.

—¿El… él estaba casado?

—Si, olvide mencionarlo… pero nunca le toques ese tema, ¿ok? Alana era…

En ese momento las omegas regresaron.

—Mi señora, su baño está listo.

Lía se fue y Anya sintió un nudo en el estómago por lo que acababa de descubrir.

—¿Ósea que es viudo? Pobre.. con razón…

—Mi señora… debemos darnos prisa…

Anya salió de sus pensamientos y asintió rápido.

—Eh… solo será un baño, ¿verdad? No hay necesidad de que me rasuren… allá abajo… No tengo nada, fue la bendición de Dio… —se corrigió rápido con una sonrisa nerviosa— de la diosa.

Las omegas se rieron otra vez y la llevaron al baño.

Y mientras Anya se hundía en la tina llena de pétalos de rosas, lo único que podía pensar era en dos cosas: la esposa muerta y su inminente noche de apareamiento con Rowan.