¿qué pasa cuándo tu corazón le pertenece a otro y eres obligada a casarte con un extraño? Eso mismo le sucedió a Ellie cuando su padre le mostró a Sandro, su nuevo esposo. Y ahora ¿qué sería de su vida? ¿por qué ella? Pero, aun más ¿por qué él?
Leer másEra un día de esos que prometían ser inolvidables para Ellie, había conocido a Josías; un chico hermoso y detallista que robó su corazón con tan solo una sonrisa. Ese día saldrían por unos helados y después al cine, era fin de semana y Ellie no tenía que trabajar o estudiar.
Se arregló hasta quedar perfecta, maquilló su rostro, colocó un vestido ajustado a la cintura con una falda a la rodilla y amplia de falda. Modeló mirándose en el espejo y aquel resultado le gustó, tocaba su cabello y acercaba su rostro al espejo asegurándose que todo estuviese bien para el encuentro.Se despidió de su padre, notó que algo no estaba bien, sin embargo, no prestó interés en qué le sucedía, era hora de marcharse; afuera de la casa estaba Josías vestido muy elegante, la saludó cariñosamente y se marcharon a su primera cita después de semanas de hablar por mensajes,Al mismo tiempo, pero en otro continente, estaba Sandro, con una maleta en su hombro a punto de abordar el avión, y la ilusión de regresar a casa después de algunos años fuera del país, no recorvaba qué se sentía el calor de los brazos de su madre o cómo era el olor del perfume de su padreLlevaba consigo lo que en su apartamento había quedado, pues, dos días atrás lo había dejado ya sin cosa alguna que fuera de su pertenencia. Registró su maleta y tomó asiento en la sala de espera hasta que fue hora de abordar el avión. Poco más de doce horas después estaba en los brazos de su madre y su padre, tomaron asiento en el gran sofá y allí charlaron de todo; sin Sandro imaginar lo que al siguiente día se le avecinaba.Ellie intentaba seguir su vida con normalidad, pero la calma era solo una apariencia. El corazón le latía rápido cada vez que pensaba en Sandro, en ese silencio brutal con el que él había respondido a su sinceridad. Nada… ni una llamada. Ni un “ok”. Ni un emoji. Nada. Había regresado a casa después de dos días, aunque Sandro siquiera había notado su ausencia. —¿Quiere comer algo? Ellie Ella miró a Nita y negó con su cabeza, prosiguió su camino hacia su habitación y allí se encerró. —¿Vas a seguir asi sin hablarme? —Le cuestionó a Sandro por mensaje, pero una vez más no hubo respuesta de su parte. Y entonces llegó el mensaje. No de Sandro. De Josías. > “Tenemos que hablar. Es urgente.” Ellie sintió cómo la ansiedad le subía por el estómago como veneno. Quiso ignorarlo. Lo bloqueó. Pero cinco minutos después, una nueva notificación: “Si no vienes, tendré que contarle a Sandro todo.” Ese “todo” era lo que la descolocaba. ¿Qué sabía Josías que pudiera destruirla?
Rebeca no tardó en aparecer en el radar de Sandro después de que Ellie salió de su oficina. Como si lo hubiera olido. Como si llevara años esperando ese momento exacto. —¿Estás bien? —preguntó con su voz cálida, casi maternal, entrando sin tocar la puerta. Como si tuviera ese derecho. —No —respondió Sandro, con la mirada fija en su celular. Esperando ese impulso por llamarla. Quizás ella le había dicho la verdad y el simplemente lo había rechazado por su orgullo y su dolor, aunque este último era el que más pesaba y el que le impedía ir tras ella. Todo dentro de él estaba roto. No solo por lo que Ellie había hecho, sino también por lo que Josías insinuaba, lo que decía y hacía, era un hecho que no se iba a cansar hasta recuperar el amor de Ellie, aunque eso significara acabar con él. —¿Quieres hablarlo? —preguntó Rebeca, con una copa de vino en la mano. Un gesto de tenerlo todo listo como una tragedia para conseguir lo que quería. —No sé si pueda arreglar esto —conf
El timbre de la casa de Kelly no dejaba de sonar, eran las seis de la mañana, una hora inapropiada para que algún loco apareciera. De mal humor se levantó de la cama y con fuerza gritó —Ya voy, ya voy. ¡Maldita sea! Son las seis de la mañana. Kelly abrió la puerta y sus ojos se abrieron al ver a Ellie frente a ella, su semblante era deplorable, se veía que algo malo había sucedido, pero sin antes poder hablar, Ellie la interrumpió. —¡Lo grabó! ¡Ese maldito lo grabó! —Ellie gritó tan fuerte que Kelly pensó que algún vecino llamaría a la policía. Kelly no entendió que pasaba y de quien estaba hablando. Intentaba hacerla callar para que no despertara a sus vecinos, pero nada resultaba. —Josías arruinó mi vida —dijo al fin con voz rendida en medio de su llanto. Kelly que seguía sin entender que había pasado, solo la abrazó con fuerza para consolarla. —Ten —le sirvió una tasa de té para que se tranquilizara. Ellie seguía sin tomar algún sorbo y los minutos pasaban.
Tres días habían pasado desde el insidente en la universidad, y poco a poco las cosas parecían acomodarse entre Sandro y Ellie, la relación parecía ir volviendo a lo que un día fue, aunque con sus reservas. Ese día, después de despedirse de Sandro, Ellie fue a visitar así amiga Kelly para ponerse al día después de tantos sucesos. Entre risas Ellie narraba cada acontecimiento y llegaban a la conclusión que todo parecía una loca película de acción o más bien de confusión, pero al menos todo estaba volviendo a su normalidad. De regreso a casa, Ellie se desvío por un momento, quería visitar una tienda de ropa. Iba caminandomente por una avenida sin prestar atención a su alrededor, su mente volaba por las nubes que no puso atención por donde caminaba. De repente, como una mala jugada del destino, Josías apareció frente a ella y sin titubear, sin darle tiempo a reaccionar la besó. Ellie se quedó pasmada ante lo que Josías había hecho. Ellie no sabía cómo había llegado a ese punto. Un s
Las luces de la ciudad titilaban a lo lejos mientras Ellie se abrazaba a sí misma en el pasillo de las habitaciones. Lloraba en silencio mientras Sandro permanecía encerrado en la habitación que ocupaba de hacía días.No fue hasta la madrugada que se obligó a levantarse del piso y marcharse a su habitación. Se tumbó en su cama y marcó un número en su celular. Necesitaba desahogarse con su mejor amiga, Kelly sabría que decir al respecto. Todo había pasado de ser un simple y absurdo ramo de flores a una guerra. —Kelly, necesito que me ayudes, todo está mal, Sandro me odia. —Soltó las palabras envuelta en llanto. Del otro lado, Kelly respondió sin dudar y tras escuchar el relato de lo que había acontecido en los últimos días quedó boquiabierta—No puedo creerlo Ellie, te juro que pensé que lo de las flores no escalaria a más, contigo, Ellie. Todo se va a solucionar. —Ayúdame, por favor. A la mañana siguiente, Sandro llegó a su empresa con los ojos ro
Josías se marchó de casa, no sin antes jurarse así mismo hacer pagar a Ellie su rechazo, mientras que Ellie le juraba a Sandro qué esa amarga visita no volvería a suceder. . . . La tarde caía sobre la ciudad con ese aire espeso de verano que dejaba todo más lento. Ellie caminaba por el campus de la universidad, con sus carpetas en brazos, deseando que el día acabara. A pesar del clima, su mente estaba helada: Sandro seguía sin hablarle aún cuando ella le había prometido que nunca más volvería a ocultarle alguna cosa. Lo había intentado todo… mensajes, llamadas, incluso fue a su oficina, pero nada, no había respuesta de Sandro. Se iba muy temprano por la mañana y llegaba muy de noche, ya cuando ella estaba dormida. Había pasado de dormir en la misma cama a dormir en habitaciones separadas, por lo que verlo se había vuelto una misión imposible. Estaba triste, lo extrañaba, extrañaba dormir en su brazo y sentir su calor; extrañaba su voz, sus pláticas; todo de Sandro le hacía falta
Último capítulo