Santiago Vidal, un joven millonario, atractivo, noble, de buen corazón, hijo de unos empresarios ecuatorianos que emigraron hace años atrás a Estados Unidos, vive ligado a un fuerte código moral, en el cual no hay cabida a las mentiras ni engaños. Alba Rodríguez, una joven venezolana de escasos recursos económicos, quien estudia becada en la misma universidad, y que se verá inmersa en una gran mentira para acercarse a él. El amor nace entre ellos, ambos vivirán un tórrido romance. Santiago considera a Alba, la mujer por la cual ha esperado toda la vida, sin sospechar que ella no es quien dice ser. Cuando la verdad sale a la luz, será rechazada y repudiada por su novio, quien al sentirse engañado se aleja de ella viviendo una vida llena de derroche y libertinaje. Alba, sin familia, sin trabajo y sin el apoyo de nadie, tendrá que pasar muy duros momentos por sacar adelante al fruto de aquel amor, sin embargo años más tarde el destino pondrá frente a Santiago, a un pequeño idéntico a él, descubriendo el secreto que Alba, guardaba sigilosamente. ¿Serán capaces de sanar las heridas causadas? ¿Existirá el perdón entre ellos? OBRA REGISTRADA EN SAFE CREATIVE CODIGO: 1908201728671 ©PROHIBIDA SU REPRODUCCION TOTAL O PARCIAL. Registrada en el Instituto de Propiedad Intelectual de Ecuador. 2018. ©Derechos Reservados. Nota: Incluye el voceo paisa colombiano.
Ler maisSantiago Vidal, observaba a través de los grandes ventanales de su imponente oficina como la lluvia caía con fuerza. Ese ruido ensordecedor lo atormentaba. Le recordaba esa fatídica noche en la que todo terminó cinco años atrás.
Resopló con un sentimiento de congoja anidado en su pecho, con sus tristes ojos azules miró el agua golpear el vidrio, de la misma forma en que los recuerdos martillaban su corazón.
Colocó sus manos sobre la cornisa, y suspiró. Divisó como una bruma de neblina cubría los grandes rascacielos, tornando el cielo gris, tal cual su vida se transformó desde aquel instante. De nuevo aquella sensación de soledad cubrió su corazón, los remordimientos, no lo dejaban en paz hace ya un largo tiempo, en especial en las tardes lluviosas que tanto le recordaban a ella.
No comprendía por qué ese día los recuerdos taladraban su cabeza. Quizás se debía a que su boda estaba muy próxima, o tal vez la respuesta a sus dudas era tan simple: Aún la amaba, a pesar del tiempo, de la distancia, y de sus mentiras, su corazón era tan necio que se negaba a olvidarla.
Sus ojos se llenaron de lágrimas al rememorar aquella noche.
***
Años atrás
—P- Por favor escúchame —suplicó ella.
—No tengo nada que escucharte, no quiero volver a saber de ti —enfatizó arrastrando las palabras de la furia que sentía—. No me incumbe lo que hagas o dejes de hacer con tu vida. Si alguna vez te ame, ahora te odio por falsa, mentirosa e interesada —espetó con la mirada llena de resentimiento y el semblante cubierto de decepción—. Todo fue por mi dinero, ¿verdad? —La zarandeó. —¡Contesta! —vociferó.
La joven, lloraba sin tener que decir. Él no deseaba escucharla, la trataba tal cual a una cualquiera, como una aprovechada.
—Todo lo hice por amor a ti... Por favor déjame explicarte. —El joven no creyó en sus palabras, la rechazó. Lleno de ira, sin medir su fuerza, la empujó, y ella cayó al suelo de rodillas ante él—. Perdóname, mi amor por favor, déjame explicarte —rogó sin calmar su llanto.
—¡Levántate! —ordenó él enfurecido. No podía contener su enojo, se había enamorado de ella, y confiado en sus palabras, era la mujer de su vida, con quien pensaba casarse y formar una familia, se sentía decepcionado, herido, burlado, y humillado.
Los dos lloraban al mismo tiempo, mientras la incesante lluvia caía sobre sus cuerpos.
—Por favor —susurró bajito la joven.
Él la agarró con fuerza de los brazos, y la levantó del piso.
—No vuelvas a llamarme: mi amor —vociferó tensando la mandíbula—. Esa palabra te queda grande a ti. No me busques, no me hables, desaparece de mi vida, haz cuenta que estoy muerto para ti.
****
Actualidad.
El timbre de su IPhone lo sacó de sus cavilaciones, respiró profundo al ver que era su futura esposa Eliana, la que lo llamaba.
—Amor, no olvides que hoy en la tarde tienes cita con el diseñador —expresó la chica—. Espero no faltes, deben hacer la última prueba de tu traje.
—Ahí estaré —respondió, quedándose pensativo.
—Pero qué cariñoso estás hoy —reclamó Eliana.
—Estoy un poco atareado, tengo junta directiva en diez minutos.
—Lo comprendo, cariño. Solo recuerda que después de esa reunión, te estaremos esperando.
—No lo olvidaré —concluyó la llamada y resopló. Tomó asiento en su mullido sillón de cuero, y sacó de uno de los cajones de su escritorio un estuche de terciopelo, lo abrió, observando el anillo que iba a entregarle, su corazón tembló al recordarla.
Tres golpes secos lo regresaron al presente, limpió con su mano un par de lágrimas que rodaron por sus mejillas.
—Adelante.
Los labios de Santiago, perfilaron una amplia sonrisa, se puso de pie y caminó en dirección al hombre que acababa de ingresar.
—Alteza real —bromeó, tratando de disimular su tristeza, estrechó en un abrazo a su mejor amigo.
Joaquín correspondió el gesto.
—Sigo siendo un Duque. —Carcajeó divertido.
—¿Qué haces aquí en New York?
El joven colombiano suspiró profundo al recordar el motivo por el que se encontraba en la ciudad.
—Volví por un asunto importante —enfatizó clavando sus azules ojos en los de Santy.
La mirada de Santiago se cubrió de tristeza, inclinó su rostro.
—Suerte con eso —expresó con sinceridad.
El joven Duque notó como el semblante de su amigo se desencajó.
—Me llegó la invitación a tu boda —mencionó aclarándose la garganta. —¿Estás seguro de lo que vas a hacer
Santiago se puso de pie y caminó en dirección hacia la ventana, su mirada se perdió en el horizonte.
—Eliana ha estado conmigo en mis peores momentos —expuso pensativo—. Es una buena mujer.
—Pero no la amas —habló Joaquín, con seguridad—. Vos seguís enamorado de Alba. Te conozco, no me podés mentir.
—No he vuelto a saber nada de ella. Recuerda que la busqué sin descanso, y todo lo que sufrí. Fuiste testigo —expresó con dolor respirando agitado.
El joven Duque se puso de pie y se acercó a su amigo, colocó su mano en el hombro de él.
—No pretendas llenar el vacío que la ausencia de Alba dejó, cometiendo el error de casarte con Eliana, no serán felices ninguno de los dos, ese matrimonio está condenado al fracaso.
El rostro de Santiago se llenó de confusión, inclinó su mirada, y resopló.
—No puedo suspender la boda a estas alturas.
—Si podés hermano, hablale con la verdad a tu novia, si vos decís que es una buena mujer, no se merece que la engañés de esa manera, vos no sos así, hombre.
El joven Vidal regresó a su sillón y recargó su cuerpo en el espaldar, dubitativo.
—Tampoco puedo esperar que un día Alba aparezca por esa puerta. —Señaló con su mano—. Ella se olvidó de mí —expresó con dolor.
—… “Olvídala mejor olvídala” ...—entonó el joven colombiano.
—¿Piensas que no lo intenté? ¿No recuerdas por qué nos hundimos en el alcohol? —cuestionó tirando de su cabello—. Traté de borrarla de la memoria, sacarla de mi alma, sin embargo, no se puede, suena absurdo, pero así es. —Resopló.
—Yo más que nadie te comprendo —recalcó Joaquín. —¿Vos creés que fue fácil para mí? —cuestionó—, pensé que jamás saldría del centro de rehabilitación, y al igual que vos, mis pensamientos solo estaban dedicados a una sola mujer: María Paz Vidal.
—La diferencia entre tú y yo, es que mi hermana te esperó, ella no te olvidó...
La mirada del joven Duque, se cubrió de esperanza, si había regresado a New York, era tan solo con un propósito, y era el de convertir a María Paz, en su esposa y llevarla a Colombia.
—Tu situación es complicada, hermano —habló Joaquín—, pero no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista, más bien vine a que vayamos a tomarnos...un café. —Sonrió.
—Gracias —respondió Santiago, mirando su Rolex—. En diez minutos tengo junta de directorio.
—Entonces no te quito más tiempo. Pensá en lo que hablamos. Haceme caso hombre —sugirió, poniéndose de pie para despedirse de su amigo.
Una vez que Joaquín abandonó la oficina. Santiago llevó sus dedos hacia su computador, abrió una carpeta en la que guardaba recuerdos de Alba.
—Debí darte la oportunidad de explicarme —Se reprochó hablando solo, mientras las yemas de sus dedos acariciaban el rostro de la chica, recordando aquellas noches en las que se amaban, y se hacían uno. —¿Qué será de tí? ¿En dónde estarás? ¿Me recordarás? —averiguó casi sollozando, embargado en una profunda tristeza.
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Queridos lectores espero disfruten de esta historia llena de dolor y lágrimas, pero también de esperanza, y mucho amor.
¿Qué será lo que sucedió entre Alba y Santiago? Si lo quieren descubrir, sigan leyendo.
No olviden dejar sus comentarios, siempre estoy presta a responder.
Si desean conocer a los personajes, mis redes sociales están a su disposición.
F*: Si me ves llorar por ti by Angellyna Mérida.
Queridos lectores quiero agradecerles por la acogida a esta humilde historia. A la vez les doy la bienvenida a Serie Romance, que consta por el momento de ocho libros. Como es una serie no es necesario leer en orden, excepto los libros posteriores a Si me ves llorar por ti. Así que los anteriores no tendrán problemas, pero para no confundirlas les voy a dejar aquí el orden de los libros. 1.- Un contrato por amor (Historia de Nick y Ary) Disponible en esta plataforma. 2.- Déjame decir que te amo (Segunda parte de Un contrato por amor, narro la historia de los hijos de los personajes de la 1) Disponible en esta plataforma. 3.- La esposa infiel (Historia de Diana y Rodrigo padres de Santiago) Disponible en esta plataforma. 4.- Cuando seas mía (Historia de Isabella Vidal) por publicarse. 5.- Si me ves llorar por ti (Historia de Alba y Santiago) Finalizado en la plataforma. 6.- Un café para el Duque (Histori
Casi treinta minutos después Joaquín, llegó corriendo a la clínica, agitado, desesperado, ni siquiera le preguntó a Carlos, qué hacía con María Paz, a él lo único que le interesaba era saber si ella estaba bien.—¿Dónde está el doctor Botero? —preguntó angustiado a una enfermera.—Venga conmigo —indicó la joven. Joaquín la siguió por los pasillos, con la respiración agitada iba detrás de la chica, la mujer entró por unas puertas, le indicó a él que esperara, el médico salió al cabo de cinco minutos.—¿Doctor qué está pasando? ¿Cómo se encuentra mi mujer?El ginecólogo ladeó la cabeza, le puso la mano en el hombro al joven.—N
Meses antes del epilogo.La hacienda la Momposina volvió a vestirse de gala, decorada con una gran carpa que cubría el escenario donde estaba el altar para los novios rodeado de unas hermosas columnas de rosas rojas. Las sillas habían sido acomodadas en orden. El camino por donde los novios ingresarían al altar estaba cubierto de una alfombra beige con una calle de honor de rosas blancas a sus costados.Carlos ingresó del brazo de Alba quien era la madrina de la boda, mientras caminaban hasta el altar ella en un susurro se dirigió a él.—Espero que hagas feliz a mi amiga.Carlos le sonrió y no dijo nada. Alba se sentó en su lugar a espera que Angélica avanzara del brazo de Santiago quien era el padrino de la boda.Alex caminó con los anillos, acompañado de una
Meses después. Alba caminaba con la mano en la cintura por el piso de aquel albergue en el cual la acogieron cuando, embarazada de Alex, no tenía en donde dormir. Sonrió con ilusión al momento que las personas que contrató cambiaban los endurecidos y viejos colchones por unos nuevos. —La gente que viene buscando donde dormir te lo agradecerán mucho —comentó la directora del albergue conmovida por aquel gesto. —No puedo olvidar que yo también fui una de esas personas —mencionó liberando un largo suspiro, entonces acarició su prominente vientre con ternura. —¿Cuándo nace tu bebé? —averiguó la mujer. —En tres semanas —respondió Alba esbozando una amplia sonrisa—. Son dos niñas —comentó. —Me da mucho gusto —mencionó la directora. —¿Qué nombre les piensan poner?
Angélica un tanto temerosa se acercó a su amiga, después de aquel altercado en el apartamento de ella, y que en la boda de Joaquín no se hablaron, la joven Zambrano decidió lima asperezas con Alba, por eso asistió a la celebración acompañada de Carlos, su novio. —Felicidades —mencionó y abrazó a su amiga. —Gracias por venir —respondió Alba con nostalgia, entonces miró a Carlos, y él con la seriedad de siempre los felicitó. —Espero verte en mi boda —comentó Angie—, no sabía si enviarte la invitación, por eso te la traje. —Sacó de su bolso y se la entregó. Alba la abrió y enarcó una ceja al darse cuenta de que se llevaría a cabo en un mes. —Haré todo lo posible por estar ahí. —Gracias —respondió Angie. La joven y su novio se retiraron, luego se acercaron los padres de Alba, su tía Graciela, y su prima Mónica para felicit
Cuatro meses despuésLa playa de los Frailes en Ecuador, fue el escenario escogido por los novios para unir sus vidas.El verde azulado de las aguas y el manto de arena que cubrían la playa acompañada de la suave brisa del mar escoltaban a los hermosos troncos de caña guadua que formaban un arco frente al océano adornado con una delicada cortina blanca y rosas del mismo color.En medio una mesa con mantel beige, mostrando hermosos adornos florales estaba lista para recibir a los novios. Las sillas acomodadas en filas para los invitados vestían una fina tela blanca con lazos turquesa aparentes al color del agua del mar.Santiago, en la habitación del hotel, no podía realizar el nudo de su corbata, las manos le temblaban, su padre lo ayudó. El novio para aquella ocasión tan importante escogió un traje
Último capítulo