La vida de Alexandra da un giro de 180 grados cuando es contratada por una empresa millonaria ubicada en Londres, Inglaterra. Un golpe de suerte por fin llega a su vida, cuando no solo el pago cubre sus gastos, sino que consigue una beca para seguir estudiando en la universidad, y eso sumado, a que generará una hoja de vida alucinante. Aunque se vea una chica segura de sí misma, Alexandra tiene un pasado que puede hacer que todas las cosas que ha conseguido con tanto esfuerzo, se vengan abajo de un solo tiro. Así que es indispensable que mantenga a raya su vida y siga alcanzando sus éxitos como lo ha venido haciendo hasta ahora. Sin embargo, su jefe, el magnate Kerem Sadik tiene una propuesta para ella que le hará olvidarse de todas sus reglas, tragedias, y del punto número uno, que ella no debió pasar por alto. Enamorarse de su jefe, no solo la llevará a un revuelo de sentimientos encontrados, sino que también traerá su turbio pasado y el encuentro con la realidad de la que ella siempre quiso escapar.
Leer más—¡Ale! ¡Por favor! ¡Vete…! —mi madre grita de forma entrecortada, su rostro está tan hinchado, tan lleno de sangre que sus labios tiemblan de forma descontrolada mientras que ella toma las manos de aquel hombre suplicándole con la mirada que se detenga, pero este no lo hace.
No lo hace.
Yo trato de ordenar a mi mente de actuar, pero no me hace caso, mi cuerpo literalmente está paralizado ante el miedo.
Él la tiene sujetada del cuello mientras le propina otro golpe en la cara.
Que ironía, ese mismo hombre que al amanecer le dice que la ama, que no quiso hacerlo, que lo perdone, que ya no pasará de nuevo… ese es el mismo que al día siguiente después de cada borrachera, promete que cambiará.
¡Bien!, ahora tiene su cuerpo como si fuera un costal de arena, en el mismo cuerpo de mamá dónde desquita su desdicha y sus deudas, que al parecer son culpa de ella.
No soy capaz de irme, no puedo, lo único que hago es temblar de pies a cabeza, de llorar incansablemente gritándole que la deje en paz. La garganta se me comprime del dolor, pero ahora lo que necesito es tomar una decisión rápidamente porque de lo contrario mi madre morirá a manos de ese hombre.
Mis pantalones están mojados, mi camiseta está pegada a mí como una segunda piel, y el sudor me ha cubierto el cuerpo entero. No sé qué hora es, ha sido una noche tan larga que ya perdí la noción del tiempo, pero lo único que espero es que pueda amanecer pronto.
Como si una vocecilla susurrara en mi oído, al ver el desastre regado en la cocina giro hacia mi lado izquierdo y veo la parte de arriba de una botella de cerveza partida, que está en el suelo cerca de muchos vidrios.
«Tómala, hazlo», dice mi voz interior; así que sin pesarlo mucho y aunque mis piernas tiemblen y no esté segura de ellas, corro hacia el pico y lo tomo, pero, el nerviosismo es tan fuerte, que, al momento de agacharme, pierdo un poco el equilibrio resbalando, y por acto de reflejo coloco mis manos en el suelo deslizándome un poco hacia delante.
¡Duele hasta la mierda!
Varios hilos de sangre bajan por mi muñeca, hay un corte profundo en ella, literalmente me he cortado debido a mi torpeza. Sin darle mucha atención al dolor, empuño el pico de la botella rota y corro hacia el frente donde observo el cuerpo de mi madre en absoluta calma.
Ella se ha desmayado.
Está tendida en el suelo, su cuerpo se mueve solo porque el hombre está propinándole unas patadas en los costados y un profundo dolor se gesta en mi pecho al ver su condición. Coloco las manos en mi boca y los sollozos salen de manera incontrolable; ira, rabia, impotencia se abruman en todo mi ser.
¡Lo detesto! ¡Detesto a ese hombre!
Con toda la velocidad que puedo, corro, corro hacia ellos teniendo una sola idea en la mente.
Salvar a mamá.
Me aviento encima del sujeto clavando la botella en su espalda las veces que puedo, colocando toda la fuerza que se desprende de mi cuerpo. Pero mi fuerza es tan poca y el temor se ha apoderado tanto de mí, que no logro hacerle mucho daño.
—¡¡¡MIERDA!!! —Grita el mal nacido—. Pero, ¡¿qué me has hecho?! ¡Debiste escuchar a tu madre!
Corro con todas mis fuerzas hacia la puerta, necesito salir, necesito que alguien pueda ayudarnos. No sé en qué momento aparecerá alguien, no sé tampoco si Joshua llegará a tiempo, lo único que quiero es poder tomar a mi mamá y sacarla de aquí, necesito que ella sepa que debemos abandonar a este hombre y huir muy lejos de aquí. Luego, entender que todo va a estar bien, que vamos a despertar de esta pesadilla pronto.
Logro agarrar el pomo de la puerta, el temblor de todo mi cuerpo ya es un zumbido, pero me esfuerzo por hacer lo necesario. Giro el pomo y entreabro la puerta, de inmediato un tirón fuerte
haceque el cuero cabelludo me arda, y chillo del dolor dando un traspié cayendo hacia atrás, encima de varias ollas que momentos atrás se esparcieron al comenzar la pelea.Coloco mis manos sobre el suelo para poder levantarme, pero es en vano, un puño se asoma en mi mejilla dando con la cabeza al piso.
Entonces un zumbido se adentra en mi cabeza atontando mi visión y mareándome por completo.
«Quédate así».
Quisiera levantarme, pero hay una gran debilidad en mis sentidos, veo como viene hacia mí una patada que da en mi estómago, y las ganas de vomitar comienzan a debilitarme, así que toso varias veces para lograr recuperar el aire.
Al instante escucho gritar a mi madre al fondo.
—¡Déjala maldito! Soy yo a quien quieres, ¿no es así?
¡Mamá! ¡Está despierta! ¡Está viva!
Siento esperanza al escucharla, de cierta forma una sensación de alivio pese a todo lo que está pasando, me tranquiliza.
Entonces un ruido, como si cayeran nuevamente muchas cosas, hace que abra los ojos de inmediato y trato de incorporarme. Utensilios de cocina; cucharas, tenedores, vasos, caen al suelo mientras el hombre revuelca un cajón.
En una estocada mis esperanzas van cayendo a pedazos, el hombre se levanta rápidamente y toma un cuchillo de la cocina caminando en dirección a mamá.
¡No…! ¡No! ¡No! ¡No!…
Me odio por no poder controlar mi mareo, me odio por estar tan débil y no poder levantarme. Entonces como último esfuerzo mis ojos se conectan a los de ella; y allí está, observándome fijamente con lágrimas en sus ojos disculpándose con su mirada y con sus gestos, ella me mira como si se estuviese rindiendo.
—Tranquila… —gesta su boca.
—Mamá… no… —logro pronunciar difícilmente, inclusive, creo que las palabras no fueron audibles.
El hombre de manera despiadada le clava el cuchillo en el vientre, sacándolo e introduciéndolo varias veces.
NO…
Un dolor agudo se clava en mi pecho junto con el grito desgarrador de ella. El dolor y la impresión que ahora tiene mi visión, son indescriptibles, no puedo más con esto, no puede estar pasando, no.
Entonces me dejo ir, me dejo desvanecer con la debilidad que se apodera de mi cuerpo, y cerrando los ojos, una oscuridad comienza a arroparme lentamente.
“A veces, cuando parece que todas las piezas se están cayendo a pedazos, en realidad pueden estar cayendo en su lugar”Mi respiración está agitada y mis manos húmedas por el sudor que emana mi cuerpo nervioso.Me observo en el espejo y aún no puedo creer lo que está sucediendo.Millie coloca un ramo pequeño, pero hermoso de calas en mis manos, con una cinta bastante sutil en tonos dorados.El movimiento brusco del pequeño Andrew en mi vientre hace que suelte un grito al tocar mis costillas, y mi amiga sonríe ante mi reacción.—¡También está nervioso! —dice ella sonriendo, mientras que se agacha tocando mi vientre—. Pequeño, debemos apresurarnos.En su tono, denoto que también está nerviosa.Y esa es mi amiga, esa es Millie John
He tenido visitas durante todo el día, mi hermano se ha instalado prácticamente en mi habitación del hospital junto a Millie. Evie y Omar han dado rondas preguntando por el bebé; pero nadie se ha atrevido a sostener una conversación, ni siquiera una básica.Es como si el tiempo se hubiese detenido, es como si mi mente de alguna forma estuviera en modo automático, respondiendo “sí” o “no” ante cualquier pregunta; probando uno o dos bocados de comida cuando corresponde la hora.He dado todo mi esfuerzo por tener en calma mi sistema; he traicionado mis emociones, dejando a un lado mi dolor, para poder atender la salud de mi hijo.Pero hay momentos en que los pensamientos se desajustan y el dolor vuelve, haciéndome trisas, y sin poder evitarlo el carbón caliente que aprieta mi garganta se vuelve cruel; tanto que siento que no podr&ea
Por más que niegue una y otra vez, por más que abro y cierro mis ojos, la visión de Adam no se va.No se va.Su rostro es, irreconocible. No está para nada impactado en ver a Amelia echa un desastre y con un arma apuntándose ella misma; más bien se burla de su situación. Y esto me perturba en gran manera.El rostro de Kerem es el único que no logro divisar, ya que está dándome la espalda; mientras que Adam y Amelia están justo frente a mi visión.—¡Eres un infeliz! —dice Kerem en tono retador, mientras Amelia aumenta el llanto.La sonrisa de Adam se ensancha mientras le envía una mirada amenazante.—No siempre puedes tener lo que quieres —y con estas palabras Lerman empuja a la mujer — ¡Dispárale! Te lo ordeno.¿Qué?Un im
De prisa me dirijo a la cocina, apagando la hornilla de inmediato. Toda mi comida está literalmente quemada y el ambiente lleno de humo. Toso varias veces y veo que Christopher entra para encender la campana extractora, y seguido el humo comienza a disiparse.Pese a la circunstancia y pese al momento, me siento muy nerviosa ante la presencia de él en este lugar; y más sola. Trato por todos los medios de parecer tranquila y sin preámbulo le miro fijamente.—¿Qué quieres? —pregunto tajante.—Hay varias cosas que quiero hablar contigo, si me lo permites.«No hables con él… Recuerda todo lo que te han dicho.»“Ale… Si él intenta hablar contigo, por favor vete del lugar”recuerdo a Adam.El nerviosismo comienza a aumentar en mi cuerpo, pero debo ser inteligente.
“¡Cumpleaños feliz! ¡Cumpleaños feliz! ¡Cumpleaños mi Cocorita! ¡Cumpleaños feliz!—¡Gracias, papá! ¡Este oso era lo que más quería en el mundo!—Te mereces mil de estos osos.—¡Y tú eres el mejor papá del mundo!(Risas)—Trato de serlo mi amor, tu mamá Joshua y tú son lo más importante en mi vida, y nunca, nunca voy a defraudarlos…”***El tacto suave de unos dedos en mi rostro me hace parpadear varias veces, mientras se me dificulta divisar el rostro al principio. Cuando logro aclarar la visión el rostro de Kerem aparece perfectamente delante de mis ojos, este sigue acariciando mi piel.—¿Qué hora es? —pregunto en su
Impactada y sin saber cómo reaccionar, observo a Sadik quién está con los ojos rojos, tan irritados, que pienso que van a explotarle en algún momento. Sus puños están tan rígidos que comienzo a temer nuevamente. Amelia por su parte esta blanca como la nieve sin quitarle la mirada a Kerem en ningún instante. Algo muy extraño siento cuando de repente ella pasa los ojos hacia Lerman y vuelve a mirar a Kerem.—No sabíamos la condición de la señorita Miller —dice un hombre más adelante.—Eso… Señor Hastings no le incumbe a nadie… —dice Sadik.—Pero ¿cómo no? Ella es la persona que está al frente de esto… Todo retrasará nuestros resultados —chilla Amelia.Por supuesto la hija de puta no podía quedarse atrás.—Se&ntild
Último capítulo