Perseguido y acosado por varias mujeres, Pablo, un escritor que empieza a conocer el éxito, deberá resolver dos problemas: a cuál de las dos hermosas gemelas debe amar, y por qué una hermosa y juvenil pintora de arte es idéntica, en todo sentido, a la muchacha creada en su mente como protagonista de su última novela de ficción, y a quien jamás había visto antes de escribir su obra. Un misterio escenificado en el verano de una paradisiaca isla en el pacífico.
Leer másNuevamente el día se presentaba con un panorama de muy pocas nubes y una temperatura que seguramente estaría rompiendo algunos records para ser apenas dos de junio. Decidió desayunar huevos fritos en lugar de cereal. Siempre había creído en el rompimiento de la rutina, y ahora que lo estaba haciendo con las cosas grandes, las más importantes, pensó como lo más natural hacerlo también con las más pequeñas. Además, la caja de cereal comprada donde Martín ya se le había terminado; era demasiada caja para tan poco contenido. Tomó una refrescante ducha antes de vestir sus bermudas beige y su camiseta verde, y decidió pasar unos breves minutos observando por el telescopio algunas de las embarcaciones que a esa hora cruzaban el océano, para luego sentarse a escribir. Nunca le había llamado la atención navegar en un velero; siempre lo había visto como una actividad algo excéntrica, y como un deporte, si es que se le podía llamar así, de gente multimillonaria, incapaces de pensar en alg
Era una locura, ¿o había llegado a una tierra en donde la locura se manifestaba burlándose de aquellos que se atrevían a dudar de ella? Porque según su abuela, todo habitante del mundo tenía su locura, y la única diferencia se basaba en que algunos la sabían esconder muy bien y ganaban mucho dinero aprovechándose de ella, mientras otros la dejaban ver y terminaban sin un centavo en el bolsillo o internados en un manicomio. ¿Pero cómo era posible dar crédito a lo que estaba sucediendo? Definitivamente era cosa de locos: Marize, su personaje ficticio, basado en las aventuras de su compañera de colegio, se había convertido de un momento a otro en un ser de carne y hueso, quien no solamente lucía igual, vestía igual, ¡pero que también se comportaba igual! “Te pareces mucho a alguien que conozco”, le había dicho después de haber sido presentados por Tomás y ella le había respondido: “¿Verdad? Exactamente lo mismo me decían en Europa cuando anduve de mochilera”. Fue cuando el mundo le
El verde de sus ojos superaba con creces la belleza de las piedras semipreciosas encargadas de adornar la pequeña mesa. El espejo no mentía, y se lo habían recalcado desde que tenía uso de razón, pero para ella se trataba del justo reparto de la naturaleza. Algunos nacían con cualidades físicas sobresalientes, con hermosas caras y cuerpos perfectos, o por lo menos lo que la humanidad consideraba lo más cercano a la perfección. Otros lo hacían con mentes increíblemente susceptibles al desarrollo intelectual, lo que algunos llamaban inteligencia insuperable, y otros más con un poder y unas aptitudes excepcionales para relacionarse con quienes los rodeaban. Aunque en un mar de halagos la habían descrito como poseedora de las tres, en realidad nunca se lo había creído, y había preferido llevar sus veintidós años de vida de manera sencilla, siempre tratando de mantener un bajo perfil. Creía en el poder de los elementos, de lo natural, e invertía la mayor parte de su tiempo libre en e
Se sentó frente a la máquina de escribir, pensando no solamente en la belleza de su vecina, sino también en su frustrado intento de bañarse en las aguas del mar. Acababa de descubrir su baja temperatura, la cual las ponía por fuera del calificativo de frías para mejor calificarlas como heladas, lo cual lo llevó a alejarse de ellas, evitando así ser víctima de una hipotermia. El día podría estar bastante caluroso, pero las altas temperaturas no parecían estar reflejándose en la totalidad de elementos que componían el hermoso paisaje; evidentemente estaba obligado a esperar por un nuevo viaje a las costas del Caribe para volver a disfrutar de un adecuado baño de mar. No había logrado avanzar más de dos páginas en la escritura de su nueva novela para cuando observó las manecillas de su reloj marcando la una de la tarde. Lo mejor sería conducir hasta el pueblo y buscar algo de almuerzo. Luego podría visitar la tienda de Martín en procura de víveres para sus próximas comidas. Au
Pablo se levantó cuando el sol empezaba a ganar altura. Mientras disfrutaba de su desayuno se dio cuenta de la total ausencia de nubes en el firmamento; el día parecía prometer altas temperaturas. Saboreando aún el jugo de naranja, el cual estaba acostumbrado a tomar, se acercó al ventanal del estudio y observó detenidamente el sobresaliente paisaje. Más de una docena de pequeños veleros adornaban la escena, completada con la interminable curva de acantilados y playas que conformaban la inmensa bahía. Sin embargo, y a pesar del calor que se pronosticaba, el sector de playa más cercano a su vivienda lucía desocupado. Giró la cabeza hacia la derecha y fijó su mirada en el imponente faro, creador de aquel llamativo espectáculo de la noche anterior. En realidad, era la primera vez en su vida que se encontraba ante la presencia de esta clase de construcción. Siempre los había apreciado en fotografías de postales y películas, pero nunca en sus viajes había tenido la oportunidad de adm
Minutos después de pasar por la aduana, y con la agradable sorpresa de no haberse visto obligado a abrir las maletas, se dirigió hacia el punto del aeropuerto donde se tomaban los taxis. No tardó en subirse a uno bastante amplio y cómodo, su exterior pintado de rojo, y encontrarse rumbo al concesionario de vehículos usados, el cual previamente había ubicado gracias a una publicación aparecida en un periódico de Vancouver, disponible en la embajada canadiense de Bogotá. Sabía lo que quería cuando de vehículos se trataba, y aunque nunca había tenido uno de su propiedad, le fue fácil aprender a conducir en el vehículo de sus padres, cuando apenas había cumplido los quince años. Y fue de esa manera como ahora se encontraba rumbo a su nueva vida, conduciendo un clásico BMW 2002 de color naranja, el cual siempre había deseado tener. >, fueron las palabras del vendedor antes
Último capítulo