Dos hermanos separados al nacer, dos vidas completamente distintas, que se juntan de la manera más inesperada. Adriano, frío como el hielo, posesivo y calculador. Jefe de la mafia Italiana, atractivo y acostumbrado a siempre hacer su voluntad. Alex, un hombre amable, inteligente, noble y sencillo. Exitoso en los negocios. Dos mundos distintos, sin embargo, un error, un accidente hará que sus vidas cambien. Rebeca y Charlotte, dos mujeres distintas, inteligentes y hermosas; pero con algo en común… Enamorarse de los hombres menos indicados. ¿Podrá el amor llegar a la vida de ellos? ¿Los obstáculos serán suficientes para demostrar que el amor es verdadero?
Ler maisLas gotas de sudor frías bajaban por su rostro sin ninguna contemplación.
¿Cómo era posible que lo hubieran encontrado?
Se supone que su llegada al aeropuerto de Italia era un total secreto, pero desafortunadamente no fue así.
Adriano de Santis estaba encerrado en el baño de caballeros tratando de escapar de los hombres de Caruso.
Su peor enemigo y posible sucesor de la mafia italiana.
Los hombres de confianza de Adriano ya habían sido reducidos y solo faltaba buscar en la parte sur de los baños y con eso tendría el poder absoluto.
—¡No! quiero verte ahora mismo aquí, no tengo mucho tiempo —decía Adriano en voz baja, al jefe de escoltas que por alguna extraña razón ese día se había declarado enfermo.
—Señor Di Santis, no tengo muchos hombres, la mayoría fueron atacados está mañana y no tengo formas de llegar al aeropuerto —se excusó, causando rabia en Adriano.
Las manos de Adriano golpearon fuertemente las paredes del baño.
Él sabía que no le quedaba mucho tiempo y que pronto lo encontrarian, ya no había nada que hacer estaba completamente solo.
—Señor Connor, que bueno que lo encuentro, pensé que había abordado sin mi. —La voz de un hombre canoso y bastante mayor hizo que Adriano se girara.
¿Acaso lo estaban confundiendo?
—No entiendo de qué me habla —respondió Di Santis, mirando hacia la entrada de los baños, pues esto podría ser un truco sucio de su peor enemigo para acabar con él.
—¿Que no entiende señor Connor?, ¿Acaso se le olvidó que debemos llegar en horas de la tarde a Inglaterra, aquí ya no hay nada que hacer, es imposible que encontremos a su madre.
Los ojos de Adriano se abrieron como platos, era obvio que este hombre en verdad lo estaba confundiendo.
—¿A dónde me dices que debo estar en horas de la tarde? —preguntó una vez más, pues este sería un ángel enviado por el mismísimo Lucifer, porque escapar a Inglaterra no estaba en sus planes.
—Señor, veo que las horas de sueño le están haciendo falta, vamos.
Aquel hombre de cabellos blancos tomó el brazo de Adriano y lo jalo con fuerza para que lo siguiera.
Caminaron hasta llegar a la zona de abordar en donde había un jet privado al cual Adriano subió con algo de recelo, pero no había otra opción de escapar.
Era subir a jet, o dejar que Caruso lo atrapará y lo destrozara pedazo por pedazo.
Por otro lado, un hombre alto de cuerpo atlético con mirada serena se había detenido en su camino al baño a recibir una llamada.
Cómo no responder si era su jefe de bolsa quien le decía que debía volver lo más rápido posible a Inglaterra, ya se había ausentado varios días y los negocios no dan espera.
—Así que tratando de huir de mis garras maldito Di Santis... —Una voz carrasposa hizo que Alex Connor se girara, para encontrarse con la mirada más fría y oscura que haya visto en su vida.
Alex acostumbraba a enfrentarse a hombres feroces en los negocios, pero esto era distinto se lo decía algo muy adentro de su corazón.
—Disculpe señor me está confundiendo —respondió Connor sin prestar atención, a los hombres que estaban rodeándolo.
—Así que estoy confundiendolo, pues no creo, si ven muchachos lo que hacen las sabandijas con tal de esconderse.
Esa palabra muchachos, hizo que Alex levantará su mirada, para encontrarse con hombres fuertemente armados a su alrededor.
Dejó caer el celular que para ese entonces había empezado a vibrar con insistencia, para después tratar de tragar saliva, algo estaba mal de eso no había la menor duda.
—Señor, no sé quién es usted, pero déjeme decirle que en verdad me está confundiendo. —Las palabras de Alex salían apenas de su garganta, él nunca se había visto en situación algo parecida.
—Muchachos, cojan a esta sabandija, y llévenlo a las cloacas, allá de seguro y se le refresca un poco la memoria.
Mientras tanto, en la ventanilla de un jet privado la mirada de Adriano era todavía de angustia, pues todavía no estaba del todo seguro.
—Señor puede colocarse el cinturón ya vamos arrancar.
Adriano asintió con su cabeza, él necesitaba salir de allí y cuanto antes mucho mejor.
Sus ojos se cerraron y su pecho por fin se tranquilizó un poco, pero en su mente no dejaba de dar vueltas.
¿Por qué aquel hombre lo llamaba señor Connor?
¿Acaso tenía alguien parecido a él?
Era una idea que tenía que averiguar y cuanto antes mucho mejor.
Si lo confundieron a él con el dichoso Connor, entonces Caruso debía estar confundiéndolo con el que debía estar en ese momento en el jet privado.
Sus manos viajaron de inmediato a su cabeza, pero era imposible ya que no había vuelta atrás.
Ahora solo debía llegar a Inglaterra y poner sus ideas en orden.
Sin contar que su padre ahora estaba en completo peligro.
Si los hombres de Caruso lo habían rodeado de tal forma era porque en su grupo de guardaespaldas había un soplón.
Debía averiguar cuanto antes porque una traición así no la dejaría pasar.
Él mismo se encargaría de acabar con todo lo que se atravesara en su camino, de eso no había duda.
AdrianoSiempre he dicho que las cosas del destino pasan por algo, y que la vida nos tiene preparado grandes cosas que nos cambian la vida de un momento a otro, y si me preguntan que si estoy agradecido, claro que sí.Por qué ese día en el que me subí a ese avión, hubiese sabido todo lo que iba a pasar, de seguro y me subo las veces que sean necesarias, pero bueno ya todo eso quedó atrás, los días de batalla, las guerras, ahora somos dos hombres viejos y retirados del negocio jajaja.Bajo las escaleras y la veo sentada, hermosa como siempre mi bella y hermosa Rebeca, la cual cada día me enamora más, y que nunca me cansaré de agradecer a la vida por ella, porque ella siempre ha sido mi luz en mi camino.—¡Gracias, por las flores amor! —habla Rebeca, aún no sé cómo hace para notar mi presencia, bueno debe ser mi loción, la cual dice que la enamoró el día que bailamos por primera vez en aquel bar, dónde ella cayó desmayada de lo ebria que estaba.—Esa era la idea amor, que te gustarán, a
Estar todos reunidos en familia, era algo diferente para Adriano, ver a Alex con Charlotte disfrutando de su amor, ver por fin a Jack junto a su madre, era un sentimiento único, el cual se estaba acostumbrado a sentir.—¡Listo!, Eso es todo —habló Rebeca sacando de sus pensamientos a Adriano, quien miraba con atención a todos.—¿Ya es hora? —dijo Adriano, mientras se giraba, para encontrarse con la mirada de Rebeca.—Sí, es hora, espero verte pronto en Inglaterra —dijo ella, mientras lo abrazaba con fuerza.Adriano levantó el mentón de ella y depositó un suave beso, no quería que se fuera, pero debía dejarla ir.—Sí, te prometo que iré pronto, por ahora debo quedarme a solucionar alguno pendientes que quedaron faltando, pero te prometo que volveré por ti. —Adriano la besó por última vez y se giró, él no quería ir con ella al aeropuerto sabía que no resistirá dejarla ir.—¡Bueno! Vamos primita que me tocó llevarte al aeropuerto, espero que cuides muy bien de las empresas, y también esp
Las sirenas de las ambulancias suenan, varias llegan al lugar, los médicos caminan por el suelo que está manchado de sangre, sobre la entrada están tirados los hombres que custodiaban, era tanta la fidelidad que mantenían que terminaron perdiendo hasta su vida, por más de que les toman los signos vitales ellos están helados ya que murieron.Sacan de bien adentro a Caruso, los ojos de él prácticamente se quieren cerrar, por primera vez la maldad lo está terminando por vencer, por eso mismo es que de manos cruzadas no se quedará, Caruso solamente se habla dentro de su cabeza, que necesita una oportunidad para despejar del todo a sus enemigos. —¡Señor! Necesitamos que nos hable ¿Cómo es su nombre? —un médico le repite varias veces a Caruso. —Yo —Caruso hace un esfuerzo enorme para contestar, pero no alcanza a avanzar más cuando termina desmayado, el doctor le pega unas cuantas palmadas en las mejillas, pero ni así funciona.—¡Abran la puerta ya mismo! este hombre necesita con urgencia
Rebeca corría junto con William, pero el disparo que acaba de sonar hizo que ella se detuviera de inmediato.—Wiliam, yo no puedo ir, cuida a la señora Elena, yo debo ir con Adriano y Alex, ellos me necesitan—hablo Rebeca.—¡Espere! señorita Davis, ¡Espere! —gritó williamWillian al ver que Rebeca se devolvía de nuevo, decidió darle a Elena a uno de los hombres el cual la subió a uno de los autos.Wiliian corrió detrás de Rebeca quien buscaba desesperadamente a Adriano, y a Alex, Rebeca abrió sus ojos al segundo que Alex estaba tirando en el piso, así que corrió rápidamente a ayudarle.—!Alex estás bien! Responde, por favor —suplicaba Rebeca.Alex abrió los ojos, pues la bala había rozado su oído, y lo había hecho desmayar por el ruido tan profundo.—¿Rebeca qué haces aquí?, Te dije que te fueras —hablo Alex con un poco de esfuerzo.—Yo no me iba a ir cuando sé que me nesecitan —dijo en medio de lágrimas.El hombre que había disparado a Alex, sonrió y tocio fuertemente para que ellos
Caruso un hombre muy astuto sabe que los dos hermanos llegarán pronto por él así que a su cabeza llegan ideas retorcidas.—Traigalas frente a mí —dijo Caruso a uno de los hombres, el hombre salió corriendo para los calabozos y ahí abrió las celdas y apuntó mujeres quienes lo miraban asustadas.—¿Dónde nos llevan? Suéltame —gritó Rebeca.Elena que ya sabía quien era Rebeca, pues las dos habían hablado durante tiempo en la celda.—Tranquila mi niña, no tengas miedo, ellos vendrán por nosotras —habló Elena.Las dos caminaron hasta el centro de la casa, donde estaba Caruso sentado con una enorme sonrisa dibujada en su cara.Él sabía muy bien que Adriano era un hombre igual o peor que él, y no se iba a detener por nada en este día, él debía tener un as sobre la manga.Así que decidió atar a las dos mujeres y colocarles una bomba en medio de ellas.Varias camionetas llegan a la fortaleza de caruso, de donde varios hombres descienden de ellas, Adriano le hace señas a Alex para que vaya j
Charlotte escuchaba la conversación de los dos hermanos, y aunque para ella era difícil estar frente al verdadero Adriano, el mismo que fue su enemigo por tantos años, ella estaba dispuesta a llevar la fiesta en paz, todo por Alex. Ella no dejo que los dos hermanos terminaron de hablar y decidió entrar.—Yo quiero ayudar —hablo Charlotte interrumpiendo.Adriano y Alex se giran al mismo tiempo, Alex caminó hacia ella y la besó en los labios.—¡Bonita!, ¿Qué haces aquí? —le cuestiono Alex, pues él sabía que Adriano era un hombre difícil y todavía no procesaba todo.—No te preocupes, por favor déjame a solas con tu hermano —habló Charlotte.Alex se giró y miró a Adriano, quien no podía disimular del todo tenerla a ella en su propia casa.—Esta bien, los espero afuera —dijo Alex, mientras caminaba hacia la salida.Adriano, quien tenía su cabeza grande por lo que estaba pasando con Rebeca, estaba furioso, su cara lo expresaba claramente todo.Charlotte respiró profundo y caminó hacia él,
Último capítulo