Mundo ficciónIniciar sesiónDedicarse a la fotografía y seguir los pasos de su mentor era todo lo que Gia Norwood soñaba… hasta que una tragedia la obliga a enfrentarse a una nueva vida que no pidió. Ahora, es la heredera de una fortuna que jamás imaginó, y es vecina de Arthur Orlov: un abogado de elite con secretos, y un instinto dominante que no perdona debilidades. Desde el primer encuentro, Arthur pone sus ojos en ella. Pero lo que comienza como una atracción peligrosa se convierte en una adicción hacia un mundo donde las reglas las pone él. Gia descubrirá que entregarse no es lo mismo que pertenecer. Que el amor no siempre es ternura. Y que, a veces, la mayor traición nace en quien te enseña a obedecer. ¿Podrá el deseo o el amor salvar lo que el dolor ya quebró? ¿O Gia solo será una cicatriz más en el mundo de Arthur Orlov?
Leer másGia.
Fui elegida para ser parte del staff del grupo de bailarines Pavel, y todo es gracias a mi mentor, el fotógrafo profesional conocido mundialmente como Lev.
Conocí a Lev en mi ciudad natal, Nueva York, en una conferencia sobre la revolución de la IA. Él estaba presente como invitado, me acerqué a saludarlo, y luego de ello me pidió tomar algunas fotos con los colaboradores en el escenario. Le gustó mi trabajo, y aunque parezca de ensueño, desde ese momento me adoptó.
Agradezco trabajar con él, pero este proyecto ha sido maravilloso. He viajado a diferentes ciudades del mundo, siguiendo de un lado a otro a cada bailarín, tomando fotos excepcionales.
Hoy es el último día de la gira, y la harán aquí, en Rusia, país de origen de los bailarines y de Lev. No es mi primera vez en Rusia, así que me he ido adaptando al ambiente algo frío pero misterioso que, en ocasiones, me hace sentir como si hay algo importante aquí para mí.
Y sé que es momento de que busque algún rumbo fijo en mi vida, ya que soy una mujer de veinticinco años, nómada por naturaleza. No tengo un grupo de amigos extenso, y tampoco una gran experiencia amorosa que contar.
Con el pensamiento de uno de mis ex en mente, Lev y yo bajamos de su auto para caminar hacia el teatro Bolshói. El vigilante nos deja entrar sin problema y luego me encuentro con el equipo tras bambalinas.
De inmediato hago una evaluación de todo el equipo asegurándome de que todos estén presentes para la foto antes de salir al escenario. Una vez que tomo las fotos, voy a la zona VIP. Luego los telones se abren y los bailarines salen a dar lo mejor, y con ello, mi cámara los capta, en cada paso, sonrisa y movimiento.
La emoción se apodera de mí cuando terminan porque ha sido una hermosa experiencia, así que algunos de ellos me abrazan agradeciendo mi apoyo.
—¿Lev te invitó al After Party? —cuestiona una de las bailarinas, y entonces niego.
Sé que siempre hay una celebración al terminar cada show y este será importante, pero la verdad es que solo he ido a dos como mucho ya que me gusta hacer el proceso de edición de las fotos en la noche, cuando el silencio me abraza ya que me concentro mejor.
—¿Vas a la fiesta o vas a casa? —cuestiona Lev, rodeando mis hombros como siempre.
—Voy a regresar, quiero editar esto lo más pronto posible.
—Por eso ni me molesté en invitarte —dice rodando los ojos, pero con diversión. Su mano va a mi mentón para darle un apretón y agrega: —¿Sabes qué? Iré a casa contigo, no le dirás que no a una copa de vino, ¿o sí?
Sacudo la cabeza, riendo. Este hombre ama el vino y yo no puedo negarme. Entonces nos despedimos de todos y subimos a su auto. En el camino hablamos sobre el show, y el hecho de que ahora tengo una muy buena cantidad de dinero en mi cuenta bancaria.
—No por favor, no presiones con eso —le pido, recostando la cabeza en el asiento del auto.
Él quiere que abra mi propio estudio fotográfico pero la verdad es que es algo difícil para mí. No quiero volver a Nueva York que realmente es el lugar donde más contactos propios en la industria tengo. Pero tampoco quiero irme a otro lugar desconocido sin ninguna influencia.
—Sé lo que estás pensando, y cariño… Parece que vives en otro mundo. ¿Quién crees que es tu mentor? Yo puedo hacer todo posible para ti. Ahora que has trabajado con Pavel los contratos te lloverán, lo sé. Aprovéchalo, te recomendé porque tienes talento, y lo mereces.
Sus palabras llegan a mi corazón, como siempre, así que mi mano va hasta su antebrazo para darle una caricia con cariño. Luego lo veo a la cara unos segundos y sonrío.
Lev además de ser mi mentor, realmente es como un padre para mí. Sé que si no fuera porque es abiertamente gay, todos pensaran que soy una caza fortunas, aunque realmente la fortuna se ha puesto de mi lado al conocerlo.
Lev no tiene una familia unida, como la mía, ya que desde que se declaró gay sus hijos y toda su familia lo alejaron. Pues parece que la cultura de los rusos es muy estricta, y bueno, él decidió ser valiente y romper los esquemas.
Veo por la ventana el cielo estrellado, la fría brisa pega en mi cara y suspiro pensando en si debería considerar abrir mi estudio aquí.
Estoy mirando luego hacia la carretera, ya casi rumbo a la avenida que lleva a su gótica mansión, cuando de repente, dos motocicletas se atraviesan en nuestro camino. Es extraño porque nunca había visto motocicletas en este camino, así que miro a Lev, el cual va a la izquierda para evitarlos; no obstante, otras dos motos aparecen, deteniendo de forma abrupta el auto.
Mi corazón se acelera cuando los motociclistas se quitan el casco, llevan pasamontañas, pero lo que me asusta son las armas que apuntan hacia el parabrisas mientras estos hombres gritan palabras en ruso.
—No salgas del auto, quédate aquí —me advierte Lev, con un coraje y valentía que no comparto.
—No, no, no salgas, ¡Lev!
Mis piernas parecen gelatina cuando lo veo bajar. Las luces del auto apuntan el camino, uno de los motociclistas va hacia mi ventana señalando y Lev me ve para luego decirle algo a ellos. Es inentendible ya que no conozco el idioma, pero puedo darme cuenta que no es nada bueno.
Me llevo las manos a la boca para detener el grito cuando el cuerpo de Lev es pegado al capó del auto bruscamente. Uno de los hombres revisa sus bolsillos. Luego dos de ellos lo llevan hacia el lado del conductor, y en cuanto la cabeza de Lev se asoma a la puerta con los tipos obligándolo a buscar algo, no puedo evitar sollozar, aterrada.
—Es solo un robo, cariño. No te harán nada, me quieren a mí…
—P-Pero… Lev…
Uno de los hombres me apunta con el arma desde afuera y luego soy obligada a salir. Lev grita para que me suelten pero el hombre me aprisiona por la cintura y yo estoy demasiado débil para hacer algo.
Es sin duda una de las situaciones más aterradoras de mi vida, y eso que he vivido demasiadas.
Dos hombres más revisan el auto sacando todo lo que encuentran, incluso mi cámara, por la que sollozo. Pero luego Lev parece darse cuenta de algo ya que comienza a hablar hacia uno de los hombres con mucha rabia. Al hombre no le gusta lo que dice porque se acerca para golpear su cara, pero Lev se suelta de quien lo sostiene, forcejea con el que parece el jefe del grupo, y antes de que pueda verlo venir, un disparo se escucha, y un jadeo tembloroso se escapa de la boca de Lev mientras su cuerpo cae el suelo.
Los hombres se ven entre ellos, y el que me sostiene me suelta, dejándome caer al suelo. Los escucho irse mientras se gritan entre sí y entonces me arrastro hasta Lev, temblando y sollozando viendo cómo la sangre brota de su boca.
—L-Lev… No… Por favor no… No te vayas, no…
Mi mentor, mi amigo, ve mis ojos e intenta hablar, pero la vida de sus ojos desaparece y entonces sé que he perdido a la única persona que realmente me ha querido de verdad.
Gia.Viendo el rostro de la mujer que pestañea pasmada por mi respuesta, asiento una vez y me alejó con pasos firmes; aunque unos segundos después la escucho venir detrás de mí.Mi corazón se detiene cuando noto que Arthur nos estaba viendo, y aunque me da una sonrisa brillante, al ver a la mujer detrás de mí su rostro se vuelve gélido.¿Acaso tienen historia? ¿Cuánta? ¿La habrá tocado en este edificio?Las preguntas necias me carcomen; pero me calmo cuando él camina hacia mí y besa mi frente.La mujer morena dice "awww", y de repente, la pelinegra venenosa habla.—Creí que el señor Orlov no se mezclaba con el personal... artístico.Mis manos se cierran, el vaso vacío donde estaba el pistacho cruje.Arthur aspira. Y me gira, abrazando mi cintura desde atrás.Miro a la mujer con suficiencia.—Tiene razón, Arthur no se mezcla con cualquiera, por eso está conmigo —expreso, sin borrar mi sonrisa, cuando lo que quiero es arrancarle el cabello.El ambiente pesa, y las pocas personas a nuest
Gia.Para cuando salimos del ascensor, la mano de Arthur sigue rodeando mi cintura. Yo sostengo el ramo de rosas eternas en mano, con las mejillas calientes al sentirme tan... Expuesta y elegida. —Este es el pasillo de mis colegas más respetados, hay una sala de juntas en cada piso, oficinas aquí y allá, ven... Caminamos hasta el final del pasillo que no está muy concurrido, pero sin duda las personas que nos miran se quedan congelados al vernos juntos.Es más que evidente que soy la primera mujer en estar así de cerca en la vida de este hombre. Lo cual, es incluso increíble debido a que me lleva al menos unos quince años.Al detenernos en una mesa de vidrio, mis ojos se abren en sorpresa al ver una maqueta exacta del edificio desde afuera. Luego, cuando Arthur quita la superficie, se muestra cada nivel.—Wow... —expreso, señalando un piso—. Aquí estamos ahora, ¿no?Él asiente, dándome una sonrisa.—Cada piso tiene su propia habitación de descanso, juego y refrigerios —continúa, ll
Arthur.La curiosidad por saber qué tan lejos podría llegar ella por mí se esfuma en el momento en que me doy cuenta de que esto la hace sentir vulnerable. Y no quiero herir sus sentimientos, nunca más.En el pasado, habría sido impensable tener que darle explicaciones, pero ahora todo es diferente.—Fue mi sumisa… —confieso, y de repente, el tacón de Gia choca contra el suelo, su cuerpo tiembla unos segundos. Diferentes sensaciones me recorren. Me acerco más, dejando que mi aliento roce su oído para agregar: —No significa más que negocio para mí. Y además… jamás le hice al amor. No hice el amor con otra mujer, Gia Norwood, solo contigo.Giro su rostro con mi dedo, porque necesito que ella vea que es cierto. Sus ojos brillantes chocan con los míos. Y puedo notar cómo lentamente su cuerpo se calma. Da un asentimiento, y sé que me ha creído, pero también sé que debo hacer algo para hacerle ver el puesto que Becky tiene en mi vida, nada comparado con ella.Mis manos van a sus hombros, se
Arthur.Dejando las miradas asombradas detrás, le ofrezco el brazo a mi mujer para salir del restaurante. Abro la puerta de la SUV, la dejo entrar, me acomodo los botones de mi saco y luego me adentro con ella. La satisfacción palpita en mi pecho cuando doy un vistazo por la ventana y lo veo. Smirnov, el abogado de Lev, negando severamente hacia acá.Gia no lo vio. Mejor así. Pero yo sabía que él estaría aquí. Y aunque sé que no está interesado románticamente en ella, era necesario que supiera que después de sus intentos de alejarla de mí con sus comentarios, Gia sigue conmigo. Y seguirá conmigo, sin importar lo que pase.De nuevo la tengo recostada en mi pecho, así que acaricio sus hombros y beso su cabeza. La siento suspirar. La sensación de su cuerpo junto al mío incluso en algo no sexual definitivamente es algo a lo que no estoy dispuesto a renunciar.Tampoco a la forma en sus ojos brillaron detrás de la vergüenza por mi exagerado acto de demostrarles a todos que me pertenece. Lo s
Gia.La segunda parada de la SUV este día es en una vieja escuela de artes visuales. Mis ojos van hacia Arthur cuando este me extiende la mano para ayudarme a bajar. Mis tacones DIOR pisan el asfalto pintando en una bandera de colores, y sonrío.—¿Qué hacemos aquí? —le cuestiono, un poco ansiosa.El toque de su mano junto a la mía en su propio antebrazo, me calma, pero la mirada que recibo de su parte, me estremece.—Solo visitando nuestra escuela…Mi garganta se traba. No me da tiempo de cuestionar a qué se refiere con “nuestra”, cuando sale un hombre de cabellos rojizos, feliz, a darnos la bienvenida.—Señor y señora Orlov, ¡qué alegría tenerlos aquí!Mis ojos se abren en par.¡¿Señor y señora Orlov?!Miro a Arthur, más que confundida, pero la sonrisa en su cara me indica que planeó que nos llamara así, lo que hace que mi corazón se llene de pánico y… una calidez satisfactoria.Mi agarre en su antebrazo se aprieta y mis pasos son firmes al adentrarnos. El chico pelirrojo nos muestra
Maratón 3/3Gia.Atrapada entre la tensión entre estos dos hombres, contengo el aire un momento. Veo la súplica en los ojos de Aldric, pero también siento el calor emanar de Arthur. Y a la vez, también noto la forma en que el pintor me quiere manipular.Parece que solo estará dispuesto a pasar la página si trabajo con él. Y sé que si acepto lograré cosas catastróficas; mi relación con Arthur se verá agrietada de nuevo, y me perseguirá a dónde vaya, lleno de celos, quizá haciendo cosas que ya luego no puedan solucionarse con una disculpa. Pero además, estaría dejando que Aldric se aproveche de mí.Arthur me ha comprado esta ropa y me ha sugerido venir aquí así es porque quiere dejar claro que le pertenezco, yo he aceptado, por lo que Aldric ya debe darse cuenta de que este hombre me importa lo suficiente como para venir aquí y suplicarle con la mirada que no lo denuncie.No puedo confiarme en que no intentará algo romántico, menos en que Arthur pondrá de su parte para llevar la fiesta e
Último capítulo