Amenazas.

Gia.

Al entrar al evento mi piel se eriza. Hay muchas personas sentadas alrededor de mesas redondas, y allí en la tarima, el manager de Lev, invitándome a pasar. El abogado me da una mirada para incitarme a caminar y lo hago.

No miro a las personas a mi alrededor, solo camino hacia la tarima sintiendo los pesados latidos de mi corazón. He estado practicando un discurso desde que el abogado llegó a la mansión y me dijo que debía dar uno, pero la verdad, siento que si de hablar de Lev se trata, haría un podcast, uno que se tornará muy trágico con mi maquillaje corrido.

Llego al micrófono, levanto la cabeza hacia el público, quito mis lentes, y los flashes y las miradas se posan en mí, llenándome de nervios; sin embargo, me enfoco en la cara familiar del abogado y comienzo a hablar sobre el amor que mi mentor le tenía a su trabajo, lo estricto y talentoso que era. Hablo sobre todo lo que me enseñó, y entre tanto lo más importante: creer en mí misma. Después digo que por su voluntad ahora me haré cargo de su galería y sus alianzas, así que espero ser involucrada sin problemas.

La sala sigue en silencio cuando bajo de la tarima, casi dando traspiés, y la mañana termina de transcurrir entre comidas y algunas entrevistas exclusivas que el abogado me dicta cómo responder.

Me reúno unos minutos con el grupo Pavel los cuales informan que han dejado flores en su tumba, y por suerte, su manager entiende por qué no pude entregar el último trabajo.

Luego termino en el depósito de la policía. Es el abogado quien se encarga de hablar de todo y pronto tengo una caja con mi cámara, la de Lev, y mi teléfono. Entonces cierro los ojos, sabiendo que no han recuperado el teléfono de Lev.

El auto que ha sido llevado al autolavado está frente a mí, y por otro momento dudo en entrar. Pero lo hago. Sé que no es bueno que tarde en enfrentar mis miedos así que le doy las gracias al abogado por todo y conduzco hasta la mansión donde nos quedábamos.

Al llegar los recuerdos vuelven a golpearme, y no soy tan valiente porque tomo todas mis cosas rápidamente para salir de allí. Luego me encuentro en la carretera rumbo a la mansión fuera de la ciudad. Decidida a tomarme una semana lejos de todo.

Ya se está oscureciendo cuando llego a la mansión, así que estaciono dentro del garaje, sin prestar atención a la SUV fuera de la mansión de al frente, queriendo evitar a ese hombre.

Estoy vestida de negro pero no porque necesito distracción e irme de fiesta o a prostituirme como parece que ocurre en esa mansión. Estoy vestida de negro porque estoy de luto.

Las luces se encienden y entonces comienzo a subir mis cosas a la habitación desde el carro. Llevo una tercera vuelta cuando escucho un auto rechinar y luego el timbre.

Respiro, pensando en que si se trata de Arthur Orlov le diré educadamente que no quiero involucrarme con él.

Abro la puerta y soy empujada.

—¡Tú! ¡No deberías estar aquí!

Es un hombre rubio que se me hace conocido de alguna parte. Está furioso, pero yo aún más por su trato.

—Oye, oye, ¿quién demonios eres? —cuestiono.

Él intenta empujarme de nuevo pero me resisto como puedo, clavando mis talones al suelo.

—¡Soy el hijo de Lev!  Eres una maldita oportunista, Gia… Sabía que estabas clavada como pulga a su cuello por una razón. —Me señala con su dedo pero a la vez mira toda la mansión—. ¡Vas a darnos todo lo que por ley nos corresponde!

Me cruzo de brazos, sabiendo que tratar con este imbécil me llevará todo mi autocontrol.

—Eres Dimitri, ¿verdad? —cuestiono, y su mirada furica recae en mí—. Es una lástima ver que llegas aquí sin siquiera cuestionar cómo ocurrió la muerte de tu padre, yo estuve con él…

Quiero seguir hablando pero él me interrumpe.

—Claro que lo sé, oportunista. Sales en las noticias, ¿estás disfrutando la fama? —dice burlándose, lo que me llena de rabia.

—Mira Dimitri, sé perfectamente qué relación tenías con tu padre, y si bien es cierto que no tengo derecho sanguíneo de su herencia, solo estoy aceptando su voluntad. Así que no voy a devolverte nada, ni a ti ni a tus hermanos.

Mis palabras lo enardecen más porque toma mis hombros para sacudirme con rabia.

—¡¿Cómo te atreves a decir eso?! ¡Él era mi padre! ¡No tienes ningún derecho sobre él y lo que construyó viviendo con mi madre!

Intento forcejar con él para sacarlo de encima pero no lo consigo. El nudo en mi garganta se aproxima cuando sé que me hará daño. Veo que está a punto de estrellarme contra la pared pero entonces, un perfume hace que mi nariz sienta cosquillas, y la puerta principal es tirada con fuerza.

—Suéltala ahora, Dimitri —ordena la voz pausada pero fuerte.

Dimitri se detiene. Me recupero del tambaleo cuando me suelta y entonces giro hacia el recién llegado.

Trago hondo mientras me abrazo a mí misma viendo cómo Arthur Orlov se adentra a la mansión como si le perteneciera. Su mirada se enfoca unos segundos en mí. Mi cuerpo tiembla por dentro, como si con solo mirarme activara algo en mí. Y luego, esa mirada se clava en el hijo de Lev.

—¿Por qué te metes en esto, Orlov? Mi padre murió y esta recién llegada se queda con todo, ¿crees que eso es justo?

El rubio se victimiza, parece que baja la guardia ahora que Arthur Orlov está presente, y lo comprendo. Su presencia a distancia es intimidante pero cerca es aplastante. Su postura es recta, el aura oscura que desborda eriza. Y su perfume me hace estornudar dos veces.

—Me meto porque te advertí de las consecuencias sobre volver a pisar mi propiedad o sus alrededores. ¿O ya no lo recuerdas?

Eso me sorprende. Se conocen, por supuesto que sí.

El rubio se tensa, y me mira de reojo.

—No me vas a decir qué hacer, Orlov. Esto es de mi padre y por consiguiente mío.

El paso que el pelinegro da hacia él, hasta mí me hace temblar.

—Tú padre fue claro con su testamento y yo también lo seré, solo una vez más, Dimitri, por respeto a tu difunto padre: lárgate de aquí. Y no vuelvas a pisar esta mansión.

La amenaza hace que rubio se ponga rojo.

—Mis hermanos y yo vamos a pelear por lo nuestro, Gia Norwood. Voy a hacer tu vida imposible —declara apuntándome con el dedo.

Pero las palabras de Arthur Orlov hacia él me detienen el corazón.

—Si tan solo te acercas a ella de nuevo o le haces algo malo te irá peor, Dimitri.

Entonces ahora no sé si temerle o comenzar a confiar en él.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP