Nuestra relación.
Gia.
La segunda parada de la SUV este día es en una vieja escuela de artes visuales. Mis ojos van hacia Arthur cuando este me extiende la mano para ayudarme a bajar. Mis tacones DIOR pisan el asfalto pintando en una bandera de colores, y sonrío.
—¿Qué hacemos aquí? —le cuestiono, un poco ansiosa.
El toque de su mano junto a la mía en su propio antebrazo, me calma, pero la mirada que recibo de su parte, me estremece.
—Solo visitando nuestra escuela…
Mi garganta se traba. No me da tiempo de cuestionar a qué se refiere con “nuestra”, cuando sale un hombre de cabellos rojizos, feliz, a darnos la bienvenida.
—Señor y señora Orlov, ¡qué alegría tenerlos aquí!
Mis ojos se abren en par.
¡¿Señor y señora Orlov?!
Miro a Arthur, más que confundida, pero la sonrisa en su cara me indica que planeó que nos llamara así, lo que hace que mi corazón se llene de pánico y… una calidez satisfactoria.
Mi agarre en su antebrazo se aprieta y mis pasos son firmes al adentrarnos. El chico pelirrojo nos muestra