Había perdido toda esperanza de que la mujer de la que llevaba toda mi vida enamorado fuera mía, y menos después de decirme que estaba embarazada de otro. Pero entonces la vida me ha dado otra oportunidad de conquistarla, y ahora tengo nueve meses para convencerla de que soy el hombre de su vida. Somos amigos desde la guardería, y espero que pronto seamos algo más. Ella es el amor de mi vida, y sé que puedo llegar a ser el suyo también. Haré lo que haga falta para conquistarla.
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Hace 2 años… En la sala de reuniones de la manada Luna Menguante, se reunían las figuras más importantes o influyentes de la manada, cada una ocupando su lugar con una presencia imponente. En el centro de la gran mesa, se encontraban los guerreros de la manada, en su mayoría machos, aquellos a quienes se respetaba y, en ocasiones, se temía; su sola presencia llenaba el ambiente de autoridad y reverencia. Un poco más a la izquiera, se encontraban los lobos con linaje antiguo, cuyas características físicas y psíquicas eran superiores al resto. Estos lobos y lobas se encargaban de la política y administración de la manada, junto al Alfa y su heredero, quienes gobernaban sobre todos. Y, aunque parezca increíble, en esa sala también estaba yo… observando a esos imponentes lobos, mientras intentaba, sin mucho éxito, descifrar qué había hecho para terminar en medio de tanta solemnidad ¿Había perdido alguien una apuesta o simplemente necesitaban un relleno de último minuto?. Las mentes brillantes de la manada estaban discutiendo sobre asuntos de dinero y mi Maestro les miraba con cara de pocos amigos. Mi maestro, Cornelio, es un hombre lobo respetado de 60 años, viudo, con una piel pálida y una larga cabellera blanca. Se encarga de dirigir al grupo de almas desafortunadas que trabajan en la administración de la manada, además de ser uno de los consejeros del Alfa. Es un hombre lobo muy estricto, que me acogió cuando tenía quince años y me enseñó tareas relacionadas con la administración, redacción de contratos, gestión de recursos, entre otras cosas. Básicamente, se ha encargado personalmente de mi formación, preparándome para la profesión más ‘apasionante’ del mundo. En la sala de reuniones, donde las decisiones marcaban destinos, una mirada rápida del Alfa bastó para que todos callaran. ¿Por qué yo estaba allí, rodeada de figuras que decidían el futuro de la manada?Estos asuntos me parecían más aburridos que ver crecer la hierba, después de todo, la manada siempre me ha dejado de lado, así que, ¿por qué debería importarme sus problemas ahora?.
Traté de no perderme en mis propios pensamientos, cuando de repente, mi maestro levantó la voz, buscando a alguien en la sala con la mirada y dijo contundentemente: —Bueno, ¿alguien me va a decir por qué mi aprendiz está aquí?. El Alfa Lucciano fue el primero en hablar, su voz resonando en la sala con autoridad. —Como sabes, el conflicto en los lindes de nuestra manada se agudizaba con cada día que pasa, con el dinero escaseando, las patrullas se ven reducidas, y no podemos mantener una vigilancia constante… —¿Y qué pinta Aria en todo esto?—dijo mi Maestro cortando el discurso del Alfa. El sarcasmo brotó de sus labios, al rato, se puso tenso, sabe que es una falta de respeto hablarle así al Alfa. La atmósfera se volvió pesada, y sentí las miradas de los presentes clavarse en mí, sobre todo la de aquel hombre, mi padre, que actuaba con indiferencia. Mi padre, el beta de la manada, es el hombre más frío y autoritario del mundo, o quizá solo era así conmigo. Claro, ¿cómo no iba a ser así? Yo era la hija de la Omega, esa mujer que lo embrujó. Así lo había dicho él mismo, casi con desprecio. Se había acostado con mi madre porque, según él, “no estaba en sus cabales” y de esa noche de locura, nací yo: una hija ilegítima y débil. Que injusto, porque…¡vamos! no soy yo quien debería cargar con las consecuencias de su “pequeño desliz”. Si no quería tener una hija que le recordara su torpeza, ¡que se hubiera asegurado de usar protección! Pero claro, en lugar de eso, aquí estaba yo, lidiando con su mal humor y su incapacidad para aceptar la realidad. Maldición, lo odiaba. Odiaba su desprecio, su indiferencia, y cómo su propia falta de amor me recordaba que ni siquiera merecía su atención. He de decir, que mi familia no me maltrataba (seguramente por el qué dirán), pero yo les era indiferente. Mi padre hacía claras distinciones entre mis hermanos y yo, y prácticamente desde que nací no he tenido opción de elegir. Día tras día, solo me limito a obedecer las órdenes de mi padre, sin cuestionarlo.SEIS MESES DESPUÉS...Los invitados esperan a que empiece el enlace sentados en sus respectivos asientos.Jarod está sobre su tía, y no deja de mover los brazos intentando llamar su atención. Y a su lado está Thomas, el tito Tom que mira a su mujer y no puede controlarse mientras pone cara de panoli, seguramente soñando despierto con tener su propia familia.Sé que los dos lo han hablado, y que él está deseando ser padre, pero me temo que Lola aún no está preparada.Al menos eso es lo que creo por como rehuye el tema cada vez que yo lo saco.Luego está Mark, sentado al final de la iglesia, parece que eso de las bodas le da grima. Después de conocerlo mejor, me di cuenta de qué era un tío de puta madre, y no solo lo digo porque se hizo cargo del caso de Freddy, y lo metió entre rejas, sino que además es un buen tipo, amable, gentil, respetuoso, y con u
SU MIRADA ESTÁ LLENA DE ODIO.—Eso nunca, cariño —escupe mientras nos apunta—. Prefiero que desparezcáis los dos, a veros juntos.Alzo la vista y veo al tipo del hospital —Mark creo que se llamaba—, este coge del brazo a Freddy y se lo retuerce haciendo un ruido horrible, creo que se lo ha roto.Le pone la rodilla en la espalda una vez lo tiene en el suelo, y lo inmoviliza.—¿Estáis bien? —nos pregunta mirándonos de pies a cabeza.—Sí, gracias.Suelto a Meghan que intenta soltarse de mí, la tenía tan fuertemente agarrada a la pobre que apenas la dejaba moverse.Pero es que he tenido mucho miedo de que nuestra historia se terminara a manos de un psicópata.Freddy va a pagar por lo que ha hecho.—¿Estás bien, cariño? —le pregunto a mi chica que se ha quedado muda.No responde, y tengo que zarandearla un poco para que
LA MEJILLA ME ARDE. El maldito hijo de puta me ha girado la cara de un bofetón, pero lejos de asustarme, lo miro con rabia y le escupo en la cara.Se limpia con la manga de su camisa y se pone de pie.Su mirada me dice que voy a pagar por eso, y por un momento me arrepiento de lo que he hecho.—No importa —dice y se limpia la cara con un pañuelo de papel, luego se gira hacia mí y sonríe.¿De que se ríe?—Me gusta tu carácter, eres una luchadora. Pero yo soy más testarudo que tú, cariño, y haré que vuelvas a enamorarte de mí.—¿Que vas a hacer?—Lo primero, conseguir algo de dinero. Esa zorra de Andrea se ha quedado con todo —escupe—. Había olvidado que su familia es jodidamente rica, y me han dejado sin nada.—Freddy, no tienes por qué hacer esto.—Tranquila, cariño, todo saldrá bien.Se agacha a
ME DESPIERTO CON UN TERRIBLE DOLOR DE CABEZA, no sé qué ha pasado pero lo primero que veo es a Meghan de la mano de Freddy saliendo por la puerta de nuestra casa.La llamo, pero ya se ha ido.¿Que cojones está pasando? Lo último que recuerdo es estar apunto de hacer el amor con mi mujer, y ahora esto, ¿es una pesadilla?Estoy atado a una de las sillas de la sala de estar, con la camisa manchada de sangre y un golpe en la cabeza. Me duelen las costillas, como si alguien me hubiera golpeado en ellas, y cuando miro a estas, más sangre, deben de habérseme abierto los puntos, y duelen como el demonio.Pero sinceramente eso ahora no me importa, lo único que quiero saber es donde se ha llevado a Meghan, es imposible que ella se haya ido con él por decisión propia, seguramente la ha amenazado con hacerme daño.Intento soltarme pero la cuerda está fuertemente atada. Grito pidiendo auxilio, pero no
—ME ESTOY ENFRIANDO, ¿vas a tardar mucho? —le pregunto a mi chico, pero no responde.Está en silencio, le oigo moverse por la casa pero no me contesta, ¿que estará haciendo?—¿Josh? Venga, ¿está es tu manera de torturarme? —me burlo—. Se me ocurren un par de cosas que podrían mejorarlo.No dice nada, empiezo a sentirme incómoda, esto no es normal en Josh.Intento sin éxito quitarme la tela de la cabeza, luego pruebo a soltarme de la cinta que ata mis muñecas, pero tampoco consigo soltarme.—Esto no tiene gracia, Josh.—Lo siento, pero ese cavernícola no puede atenderte en estos momentos.—¿Freddy?¡Joder! ¿Esto no va a acabar nunca?—¿Que haces en mi casa? ¿Dónde está Josh?Siento unas manos en mis muslos, y como estas van subiendo más arriba hasta detenerse junto a mi sexo sin llagar a tocarlo. Me repugna imaginar
LOS DÍAS PASAN RÁPIDO, no ha habido noticias de Freddy, y es como si se lo hubiera tragado la tierra, pero algo me dice que está ahí fuera, acechándonos.Estuve una semana en el hospital ingresado, y aunque querían que me quedara un poco más para asegurarse de que todo estaba perfectamente, dije que ni hablar, que si me encontraba mal o los puntos se abrían, que volvería, pero por suerte no ha hecho falta, y toco madera.Necesito estar cerca de mi familia, y en el hospital no puedo cuidar de esta.—Andrew gracias por todo —le digo a mi jefe.Corrió con los gastos del hospital, según él porque fue en horario de trabajo, aunque no fue exactamente así, pero acababa de salir de este cuando ocurrió, y se empeñó en hacerse cargo de la factura. Y no quise discutirle. No sabéis el mal genio que gasta el tipo.—No hay de que, y recuerda que estás de baja, no quiero verte por aquí en unos meses.
Último capítulo