Genave Stevens había comenzado con buen pie su carrera como abogada y las cosas entre Darla y ella había comenzado a mejorar. Pero nunca imagino que aquel viaje a Italia para cuidar de su hermana le haría perder la cabeza por un hombre prohibido. Se juró a si misma mantenerse firme a sus ideales, no permitiría que nada, ni nadie la desviara del camino de la ley, sin embargo aquellos ojos oscuros y mirada penetrante le estaban haciendo cuestionar todo aquello por lo que tanto había luchado. Rubén Patrovick un mafioso Italiano-ruso que se encontraba infiltrado en la policía Italiana había conocido por casualidad de la vida a la que él había comenzado a llamar su musa. Su vida era demasiado peligrosa y Genave una frágil mariposa que no encajaba en su mundo oscuro. Pero la quería y había jurado que aquella mujer solo sería para él y estaba dispuesto a todo con tal de llevarla a conocer el lado más oscuro del placer. Rubén no se daba cuenta de que con esto la estaba arrastrando a la destrucción.
Leer másMi llegada a la casa Stevens había sido la gota que derramó el vaso para la familia de mi padre. Yo había sido producto de un desliz y me había tocado crecer bajo la mirada reprobatoria de aquella mujer. Mi madre biológica había sido alcohólica y mi padre había obtenido la custodia completa, así que a Darla le había tocado vivir bajo la sombra del engaño de su marido. Sin embargo siempre me mantuve en bajo perfil, siempre trate de comportarme de la mejor manera y recibí el apoyo de mi hermana mayor Gina. Mi columna, mi ejemplo a seguir, mi mejor amiga.
—Sabes que Genave aplico para una beca en Columbia —comentó Gina, mientras su madre cruzaba las piernas de manera incomoda.
—No tiene necesidad de una beca —dijo nuestro padre con molestia —el dinero que no voy obviamente a invertir en ti lo hare en ella —Gina soltó un resoplido, porque a pesar de apoyarla en su decisión de ser modelo a nuestro padre le hubiese gustado que estudiara una carrera universitaria.
—Ya aplique—Me apresure a decir para evitar un conflicto entre ellos dos —así que, si me gano esa beca puedes usar ese dinero para otra cosa —la sala se quedó en absoluto silencio y sabía que Darla no podría quedarse callada. Ella no desaprovechaba las oportunidades para hacerme sentir que no era parte de esta familia.
—Es lo menos que puedes hacer —comento sin ningún tipo de remordimiento —Vives en esta casa, Rey te lo ha dado todo, así que lo menos que puedes hacer es ahorrarle algunos dólares a tu padre.
—Darla, detente —mi padre se encontraba con el ceño fruncido y Gina miraba a su madre como si fuese a matarla y lo odiaba. Me molestaba ser la manzana de la discordia que mi padre y mi hermana tuviesen que defenderme siempre. Ya sí que estaba harta y no era la misma niña que se quedaba siempre callada.
—Yo también soy su hija Darla —dije por primera vez sosteniéndole la mirada —Y te tengo mucho respeto, pero ya no voy a permitir que me trates como si no tuviese el mismo derecho que tus hijos. Soy tan hija de Rey como ellos dos —Me puse de pie y camine hacia mi habitación para no escuchar nada más de aquella mujer. Gina corrió detrás de mí y la escuche reprocharle a su madre.
Sabía que ella se sentía entre la espada y la pared. Tenía la certeza de que para ella era sumamente difícil estar entre las dos. Aunque era verdad que Gina y su madre no tenían una relación perfecta. Ellas no estaban nunca de acuerdo y aquello había influido en la decisión de mi hermana para irse a vivir a Italia, era la oportunidad de demostrarle a su madre de que estaba hecha de que nada ni nadie la detendría, por eso admiraba su coraje y tenacidad era algo que la hacían destacar que hacía que mi hermana brillara con luz propia.
—Siempre estaré aquí para ti Gena —dijo entrando en mi habitación. Se acomodó a mi lado sobre la cama y coloco sus manos sobre las mías—Te amo pequeña mocosa y estoy muy orgullosa de ti. Por favor has oídos sordos con lo que diga mamá —Acomode mi cabeza sobre su hombro y deje que me consolara. Sabía que mi hermana me amaba como yo la amaba a ella y sabía que podría llorar sobre su hombro siempre que lo necesitara.
~Leonardo~Miraba aquella mujer con intensidad mientras el juez comenzaba a leer los detalles del caso. Mi padre me lo había advertido, meterme con una polaca solo me traería problemas, pero aquella mujer era malditamente sexy y sucia en la cama, como podía simplemente haberla rechazado yo no era de los hombres que me intimidad frente aquel tipo de propuestas, por el contrario siempre buscaba la manera de tener el control sobre ellas.—La señorita Irina alega que usted señor Lombardi, abuso física y mentalmente de ella—la sonrisa en el rostro de la muy maldita me hizo enojar, pero sabía que eso era lo que ella buscaba. Que perdiera el control.—Todo lo que hicimos fue c
Leo Lombardi, si el mismísimo Leonardo Lombardi. Estaba acostumbrado a la buena vida sin esfuerzos, ni mucho trabajo solo disfrutaba del dinero de su padre sin pensar mucho más allá. Era descarado, liberal, desentendido y odiaba el compromiso y Uff como le encantaba el sexo casual aquel hombre, tener el control absoluto en el acto sexual y jugar demasiado sucio eran su especialidad. Pero aquel día no pudo evitar poner sus ojos en la cuñada de su primo Alessio, aunque ella tenía un solo problema, algo que no podía pasar por alto y era la niña de cinco años que se encontraba junto a ella.Genave Steven se habia dedicado total y rotundamente a criar a su hija de cinco años Rubí. Después de la muerte de Rubén su hija se había convertido en todo su mundo. Era el fruto de su amor por aquel hombre prohíbo, el fruto de aquel amor oscuro y que al final él había termin
La muerte de DarlaCuando Darla enfermo Rubí estaba a punto de cumplir los cuatro años. Al principio todo fue un caos porque no sabíamos con certeza que había provocado aquella enfermedad, luego nos enteramos del cáncer que había sufrido su madre y allá se detectó que era hereditario. Todo paso demasiado rápido, ni siquiera nos dio tiempo a procesar lo que esto realmente estaba sucediendo. Gina estaba embarazada de nuevo así que no podía permitir que viajara en su estado, aunque conociéndolo sabía que no me haría caso.Me quede junto a Darla desde el momento uno en que su enfermedad agravó no quise despegar ni un momento de ella. Recuerdo que mi padre me obligaba a regresar a casa y solo lo hacía porque entendía que tenía que cuidar de mi hija. Era duro para una pequeña niña atravesar por la pérdida
El entierro de RubénGenaveMe encontraba sentada con las manos sobre las piernas y la mirada perdida mirando fijamente aquel féretro. Era la única que había viajado a Rusia para el entierro de Rubén, tampoco era que pretendía arrastrar a mi familia aun ambiente como este. Rey y Darla no estuvieron nada felices cuando les dije que viajaría a Rusia. Porque aquel lugar estaría lleno de mafiosos gente realmente peligrosa, pero no podía simplemente no despedirme de él.Nastia la madre de Rubén coloco su mano sobre la mía. La mire con tristeza y sabía que tenía la culpa dibujada en la cara, porque todo esto había sido por mí, todo lo había hecho para poder salvarme. Escuche las últimas plegarias de aquel ministro y al fin las lágrimas se deslizaron por mi rostro. No quería llorar, estaba tratando d
5 años despuésLa primera vez que Rubí me pregunto por su padre se me hizo un nudo en la garganta. La alce en mis brazos y la apretuje en mi pecho, mientras pensaba cuidadosamente en mis próximas palabras. Sabía que este momento llegaría, pero no estaba preparada para el mismo, había criado a mi hija en una burbuja donde la palabra "mafia" nunca había sido pronunciada, así que simplemente la miré a los ojos y le dije con dulzura.—Tú papá es un ángel Ruri, él nos cuida desde el cielo—sus ojos verdes se iluminaron y pude ver el reconocimiento en su mirada.— ¿cómo la abuela?—pregunto con curiosidad y recordar a Darla me lleno de tristeza.El año pasado fue desastroso para todos, la muerte de Darla nos marcó a todos y destrozo a mi padre. La mujer había sido insufrible mu
Su amorGenave6 Meses despuésLe dije adiós al amor de mi vida con las alas rotas y el corazón en las manos. Las noches fueron triste, amargas y él bebe en mi vientre era el único consuelo para olvidar por un momento aquella amarga tristeza. Rubén se fue, se marchó en una noche fría y esta vez no volvería, no tendría retorno y aquel dolor había sido más lacerante que el que sufrí con la muerte de la mujer que me trajo al mundo. Mis días eran grises, habían perdido todo color.Habían pasado justamente seis meses desde aquel día, mi vientre se encontraba abultado y trataba de mantenerme serena para no quebrarme, sabía que aquello podría hacerle daño a la criatura y si él estuviese aquí me recriminaría mi comportamiento, así que estaba siendo fuerte, estaba soportand
Último capítulo