La bailarina del Mafioso
En la ciudad que nunca duerme, existen dos mundos que jamás deberían cruzarse el de la luz que ciega y el de las sombras que consumen.
Naia vive en el primero, o al menos lo intenta. Sus pies conocen el rigor del ballet clásico y la humillación del escenario de un club nocturno. Para ella, el baile no es arte, es una moneda de cambio; un sacrificio necesario para mantener con vida lo único que ama. Se mueve como un cisne en un lago de fango, ocultando tras una máscara la desesperación de quien ya no tiene nada que perder, salvo su propia alma.
Artem Belov es el dueño de las sombras. Un magnate ruso cuya presencia gélida y acento profundo dictan las reglas del juego antes de que este siquiera comience. Acostumbrado a comprar imperios y a silenciar voluntades, Artem no busca amor, busca posesión. Para él, Naia no es una mujer, es una obsesión vestida de seda y diamantes; una belleza inalcanzable que ha decidido encerrar en una jaula de cristal.
Un contrato. Un año. Una vida a cambio de otra.
Esta no es una historia de amor convencional. Es el relato de una rendición. En el momento en que Naia aceptó el trato, el escenario cambió para siempre. Ahora, ella debe aprender que en el mundo de Artem Belov, la libertad es un lujo que no se puede costear, y que el precio de salvar a quien amas es pertenecer, en cuerpo y mente, al hombre de los ojos grises.