Helmut, es un alfa frio que nunca entrega su corazón porque sabe que toda mujer que quiere o simplemente le da placer, muere. Pero, la dulce e inocente Aitana, rompe las barreras alrededor de su corazón y le enseña a amar ¿qué pasa cuando él cree que la maldición sigue y la hace sufrir? ¿Qué pasará cuando las enfermedades lleguen a la vida de sus hijos y ella?
Leer más—Cariño quiero que conozcas a alguien— dijo mi padre mientras entraba a mi cuarto. Lo vi expectante y el me indico que bajáramos pensé en muchas cosas, pero no la que vi en la sala.
Una mujer rubia de ojos azules y con un vestido que no deja nada a la imaginación se hallaba sentada en el sofá preferido de mamá. Contuve la rabia que me dio verla en ese lugar y esperé que papá me explicara que hacia esa mujer aquí.
Al aproximarnos la mujer se paró y nos sonrió papá se aproximó a ella y la tomo de la cintura, mis ojos viajaron a la forma en la que la tenía sujeta y un mundo se formó en la garganta.
—Ella el Alison Grey, mi novia—
Al momento de decir eso mi mundo se paralizo y un ensordecedor pitido se escuchaba en mis oídos no supe que más dijo no escuché. La rabia y el dolor crecía en mí.
—Solo han pasado seis meses— le dije y eso capto su atención mas no dijo nada y su mirada se mantenía neutra — Solo seis meses— me dije a mi misma— ¿así de rápido la olvidaste? — le pregunté con rabia en la voz.
—Cariño entiende que…— no le deje terminar mi enojo subió a niveles impresionante y no iba a poder detener lo que le deriva.
—Solo seis menes han pasado y tú la dejas por esta— la señale con asco y sarcasmo muy evidente en mi vos. La mujer y mi padre solo me veían neutros sin expresión — una que no deja nada a la imaginación con los vestidos que se carga. Dime algo papá ¿la sacaste de algún burdel? — le pregunte y la mujer si ofendió y para apretó sus puños en señal de que estaba enojando, pero ya no me importaba.
—Mas cuidado como le hablas Dylan hoy ella será mi esposa— y eso fue suficiente para hacerme explotar.
—ESA PROSTITU…—y la fuerte cachetada de papá me interrumpió mi cara quedo aun lado, mi mejía palpitaba mis ojos se llenaron de lágrimas unas que me negaba a soltar más enfrente de la intrusa.
—Cuida y como te expresas respetada— dijo mi padre.
Aun con la cara a un lado y mi corazón adolorido tome fuerza de donde no tenía y los voltee a ver. Papá me veía con molestia y Alison con diversión regrese la vista a mi padre me enderecé y dije sin que la voz me flaqueara.
—Si eso es todo lo que tenías para decir me iré a mi habitación— dije y me di la vuelta para salir de ese lugar.
—Nos mudaremos a Canadá— eso fue suficiente para que mi cuerpo tenso se pusiera peor.
—¿Qué? — que pregunte un hilo de voz y con miedo a girar me.
—Nos iremos en una semana quiero que todas tus cosas estén listas —
—No me quiero ir, esta es la casa de mamá aquí están sus cosas— dije ya desesperada no me quería ir del lugar donde viví momentos feliz al lado de ella.
—No está a discusión la casa se pondrá a la venta— mis ojos que antes se negaban a soltar lagrimas ahora eran un mar de ellas.
—NO LO ACEPTO Y NO ME VOY A IR— le grite —y más si es para irte con ella jamás la voy a aceptar ella solo es una arribista de lo peor dime que hizo para convencerte te ofreció sex…— y por segunda vez no me dejo terminar ya que la segunda cachetada llego en el mismo lugar si antes me dolía hoy estaba segura que el morete se aria más grande.
—¡Que no está a discusión eres menor de edad así que yo mando aun y si te digo que nos vamos nos vamos! Alison hoy es parte de esta familia ya es hora de que superes la muerte de tu madre— dijo con voz grave.
Los vi con rabia por unos segundos y luego vi a Alison sentada en el puesto de mama viendo todo con diversión vi a papá una última ves y Sali de la casa apresuradamente no me quedaría a ver como ellos eran felices.
Ya afuera solo había un lugar que me ayudaría en estos momentos entonces empecé a correr con cos ojos empañados tratando de alejar todo lo que me hacía sufrir.
No sabía por dónde iba y no me importaba si en el camino un auto me arrollaba no me importaba.
Solo quería dejar de sentir que dejara de doler no lo podía aceptar ella ya no estaba el ya no la recuerda y lo único que de ella me quedaba hoy tendría que dejarlo para irme a miles de kilómetros lejos. No lo aceptaba no lo quería hacer solo quería que ella volviera y como era costumbre que me mimara en sus brazos y con palabras tranquilizadoras me dijera que todo estará bien que nada de esto es real que solo fue una pesadilla y que al abrir los ojos ella estaría conmigo.
Mo se por cuento tiempo corrí lo único que sé es que estaba a las afueras del cementerio con mi respiración agitada di pasos para adentrarme en el hasta llegar al lugar donde me puedo mostrar tal cual soy sin mascaras ni falsedades sin la típica sonrisa falsa par que así nadie pregunte si aun te duele.
—Aquí estoy de nueva mamá— hable mientras me dejaba caer el tumba de ella.
“Cristina Valeria amada hermana esposa y madre” decía en su la pida y mis ojos no paraban de llorar mientras me desahogaba en ella.
No sabía cómo iba a afrontar el que hoy papa tenga nueva novia que nos tengamos que vivir en otro lugar.
Muchas veces es importante un cambio para poder sanar las heridas.
Quince años despuésEl mundo seguía su curso, mi manada se había consolidado gracias a los aportes de Ariana. Albert, hoy regresaba a casa después de catorce años estudiando en la academia. Aunque siempre veía para fechas especiales o el aniversario de muerte de su madre, esta vez su regreso era distinto, porque veía a quedarse.Ariana daba órdenes a su gente, mientras yo me había vuelto un jardinero que mantenía hermoso el jardín donde Aitana descansa. Aunque siendo sincero es poco lo que debo hacer, porque los isleños se turnan para cada ciertas horas cuidar de las flores y traer nuevas en honor a la mujer que luchó hasta el final.Por lo que, estoy casi todo el tiempo haciendo ejercicio, respondiendo preguntas difíciles de Ariana para que mi cerebro no se oxide y voy a chequeos médicos por la insistencia de mis hijos.Pero, hoy, no ser&ia
Todos los de la isla, comienzan a mostrar su respeto hacia Aitana, mientras yo observo como todo lo que vivimos aquí, pasan como un tráiler de pocos segundos. Recordar como la desprecie y ella deseó marcharse de aquí, lanzándose por una ventana, me hacen notar cuanto hemos cambiado.Porque es en este lugar de donde quiso escapar, donde ahora quiere estar eternamente. Uno a uno se marchan, quedando solo la familia de Cleotilde y mis hombres más cercanos, esos que sabían nuestra historia.La noche llega y los castillos se iluminan, a petición de Aitana, entramos en el que era mi castillo, donde los recuerdos de mis errores me abofetean con tanta fuerza que me resulta complicado seguir, sin embargo, una mano cálida se coloca sobre mi mano y me invita a continuar.—Recoge todo el dolor que hay aquí, quiero llevarlo conmigo. — Dice Aitana y yo trago duro.—Aitana…—
Seis meses despuésHabíamos pasado el tiempo que los doctores le habían dado a Aitana y aunque desearía que eso fuera la señal de que se habían equivocado con el diagnóstico, no era ese el caso. Ella había empeorado mucho. Tanto que dolía.Había momentos que no recordaba quien era, otras, donde no sabía cómo moverse y en unas, se tornaba tan violenta mientras gritaba que acabaran con su vida. Vomitaba, muchas veces se ensuciaba encima porque no alcanzaba a siquiera avisar.Otras veces, despertaba sin saber cómo hablar y con cada paso, su cáncer en el cerebro, se apoderaba tanto de ella que debíamos colocarle los videos y fotos que habíamos tomado en cada paseo, porque muchas veces desconfiaba incluso de los niños.Hoy, por ejemplo, no hablaba, no se movía, parecía que estuviera en estado vegetal, pero, era porque su cerebro escasame
Debíamos soltar y me alegraba que ella aun recordando todo lo que habíamos vivido y sin recordar lo bien que habíamos pasado estos meses viajando, decidiera seguir adelante. No podía decir que tomaba una decisión sin saber lo que hacía, porque Aitana lo sabía y me alegraba que no me guardara rencor.—Quiero irme de aquí. Quiero que retomemos nuestro viaje familiar hoy mismo— dice Aitana y yo intento procesar lo que sucede.—Entiendo, hoy mismo nos iremos— digo intentando levantarme.—Aunque no recuerdo lo que pasaron estos últimos meses, hay fotografías que me dan una idea de ello. Además, hace pocos días, había comenzado a escribir mi pensamiento de lo que había vivido y aunque dejé una idea general de lo que había vivido, sé que lo he disfrutado. Que hemos sido felices— dice Aitana y yo asiento.—Realme
No podía entender que era lo que estaba pasando. La mujer que se había mostrado hostil al momento de pedirle que regresáramos, en estos momentos me besaba. No comprendía que era lo que sucedía y aunque quería besarla, me alejé sintiendo que me estaba aprovechando de su confusión.—¿Sucede algo? — pregunta Aitana y yo me pego más a la espalda de mi asiento, para estar lejos de ella.—No quiero que debido a tu confusión mental, sientas que me aprovecho de ti al besarte— digo y ella sonríe.—Soy yo la que comencé el beso——Pero, yo tengo mis recuerdos y sé que no estabas de acuerdo en volver conmigo antes de la cirugía o después que no tenías todos tus recuerdos del pasado como ahora. — murmuro y ella sonríe.—Eres tan precavido ahora. No pareces el hombre que me besó el
Al día siguienteNo habíamos podido marcharnos de Ámsterdam como lo teníamos en el cronograma de actividades, porque Aitana aun no despertaba. Por fortuna, los médicos decían que era el agotamiento, lo que la tenía durmiendo y no algo grave.Agotado por no dormir casi, pensando que ella despertaría, salgo a tomar un poco de café y con el computador trabajando en la puerta de su habitación, espero que las horas pasen. Sin embargo, apenas he logrado sentarme en la silla, cuando escucho un quejido.Con temor de que algo malo haya pasado en mi ausencia, abro la puerta de la habitación y ello hace que mis piernas flaqueen. La mujer que no había despertado, se queja levemente mientras intenta levantarse.—Yo te ayudo— digo corriendo hacia ella.Con cuidado, la ayudo a sentarse y yo me quedo de pie observándola, esperando un regaño por permitir que se cayer
Último capítulo