Mundo de ficçãoIniciar sessãoAlejandra lo tiene todo: poder, belleza y una exitosa carrera empresarial. Pero tras la fachada perfecta se esconde una mujer atrapada en un matrimonio sin amor, sellado por un contrato que la obliga a permanecer unida a un hombre infiel durante diez largos años. A solo meses de recuperar su libertad, lo último que necesita es una complicación... y Jonathan es exactamente eso. Él es joven, intenso, y guarda las sombras de un pasado militar que lo ha marcado para siempre. Como su nuevo escolta personal, Jonathan no solo debe protegerla, sino también mantenerse alejado de ella. Pero la atracción entre ambos es innegable, peligrosa, y cada día más difícil de resistir. Amarse es un riesgo. Tocarse, una traición. Pero hay pasiones que, por más prohibidas que sean, no pueden silenciarse.
Ler maisLa ventana del auto estaba completamente abierta, permitiendo que el frío aire del exterior me golpeara la piel del rostro y brazos, pero ese frío que experimentaba emanaba desde lo más profundo de mi ser, algo se rompió dentro de mí aquella noche, algo que sabía que no volvería a reparar nunca, fue el momento exacto en que la burbuja de protección en la que siempre viví se reventó y quede expuesta al mundo cruel, a la cruda realidad.
Nunca me faltó nada, tuve unos padres amorosos, un hermano que siempre fue mi confidente y mejor amigo, lo que quería lo tenía, sin importar que fuera una pequeña paleta o tener para mi sola un dia completo un jodido parque de diversiones; mi infancia fue más que perfecta, mi familia se encargó de que fuera inolvidable, algo irreal, pero aunque estoy segura que sus intenciones eran buenas, lo unico que consegui de todo eso fue crecer con la idea de que el mundo era un jardín de rosas, me la pasé rodeada de la belleza de esas flores, admirarlas desde mi burbuja, el problema es que cuando se reventó, descubrí que la belleza de ellas venía acompañada de espinas. Como se esperaba y fui preparada desde hace mucho, estaba destinada a un matrimonio arreglado, teníamos 20 años cuando se nos presento a mi ya mi prometido, Aaron Bickford, hijo único de los Bickford y en aquel entonces el joven soltero más codiciado, Aaron era atractivo, alto, cabello castaño claro, pero lo que verdaderamente llamaba la atención de él eran esos bellos ojos azules como el cielo; como lo esperaba nuestro noviazgo fue un sueño, otra cosa demasiado perfecta para ser real, pero así había sido mi vida siempre… ¿Por qué iba a sospechar? Cuando cumplimos los 23 años nos casamos, la boda fue mágica, se supone que iba a ser el día más feliz de mi vida, el comienzo de mi propia historia de ensueño, a pesar de que era un matrimonio arreglado había buena química entre nosotros, juraría que había encontrado al amor de mi vida y que nuestra historia sería aún mejor que en aquellas novelas de amor que solía leer, pero justo esa noche la burbuja en la que vivía se fragmentó al ver a mi esposo metiendo mano bajo la falda de una de las meseras, todo sucedió tan rápido cuando el se percato de mi presencia retiró la mano y se acercó a mi. — Alejandra… yo… venía a ver si todo estaba bien aquí en la cocina, la mesera casi se cae, que bueno que estaba aquí para ayudarle, regresemos a la fiesta. Aaron se apresuró a venir a mi lado y poner su mano en mi espalda baja para empujarme y regresarnos a la fiesta, de ahí tan solo tuvo que pasar un mes para atraparlo en su primera infidelidad… Lo atrape revolcándose con una de las empleadas en la sala, mi corazón se rompió en miles de pedazos, la burbuja se fragmentó aún más al punto de casi romperse, pero las mentiras de mi esposo y mi estupidez me mantuvieron dentro, porque a pesar del sufrimiento, una parte de mi se aferró a la esperanza que me trajeron sus palabras. “Fue un error” “Te juro que no volverá a pasar” “Yo te amo a ti” Pero aquella noche se fragmento mucho mas que mi burbuja personal, si no la confianza entre el y yo, y esa, no se puede recuperar fácilmente, fui idiota y lo perdoné. ¿A qué costo? de mi paz mental, el miedo a que lo hiciera de nuevo nunca desapareció y cuando los patrones de comportamiento regresaron el dolor volvió a concentrarse en mi pecho, solo que esta vez, sufrí en silencio, fingía que no miraba nada, que no escuchaba, que no me daba cuenta, mientras él pensaba que tan solo era tonta… estaba atormentandome a mi misma con mi propia mente, causando daño hasta que me acostumbrara al dolor de su traición y cuando esa herida que dejó la traición ya no dolía, fue el momento de enfrentarlo. El auto se detuvo en un elegante hotel a las afueras de la ciudad en la que mi querido esposo había venido a una “reunión de trabajo” los escoltas que contrate me acompañan a la recepción. — Buenas noches, bienvenida… — Buenas noches… - interrumpo a la chica de manera abrupta— Necito la llave de la habitación 198 .- la chica comenzó a teclear en la pantalla e hizo una mueca. — Lo lamento señorita la habitación 198 se encuentra ocupada, pero tenemos otras libres .- negué con a cabeza y puse ambas manos frente a mi, llevaba un pequeño folder amarillo en las manos. — Lo sé, Aaron Bickford se encuentra ahí.- la chica abrió mucho los ojos y levanto ambas cejas impresionada, su cuerpo se tensó de inmediato, solté un pesado suspiro.— Soy Alejandra Milligan, la esposa de Aaron y sé que está en esa habitación con otra mujer, te prometo que no vengo a causar un alboroto, pero si no me dejas entrar o alguien avisa al señor Bickford que estoy aquí esto sí se pondra muy mal. Los ojos castaños de la chica me observaban atentos, indecisos, el apellido Bickford tenia poder, pero el mío igual, lamentaría estar en su situación sinceramente, pero al final la chica tomo la mejor decisión para todos, llamó a alguien para que la cubriera en la recepción y ella tomo la tarjeta maestra que abría cualquier habitación, en silencio entramos ella, mis dos guardias y yo al ascensor. A pesar de la imagen de firmeza que quería mantener, por dentro estaba hecha un manojo de emociones que amenazaban con desestabilizarme, pero no podía dejarme vencer por ello, tenía dos opciones, enfrentarme a mi esposo o vivir fingiendo tener una venda en los ojos, jamás se me preparo para esto, pasar de vivir en una historia de fantasía para golpearme con fuerza contra la amarga vida real, pero no viviría dentro de esta farsa para siempre, yo tendría el control de la situación ahora. Las puertas del elevador se abrieron con un suave tintineo, avanzamos por el amplio pasillo adornado de alfombra color borgoña que amortiguaba el sonido de mis zapatillas, al pararnos frente a la puerta con el número 198 el corazón comenzó a latirme con mucha más fuerza, podía sentirlo en la garganta y oídos, una mano se movió frente a mí logrando que apartara la mirada de los números de la puerta, la chica de la recepción me tendía la tarjeta dorada que abriría la puerta para enfrentarme con mi destino. — ¿Quiere que entremos con usted señorita Milligan? .- uno de los escoltas se acerca a mi lado y se inclina para hablarme con voz baja negué y di un paso a la puerta. — No será necesario… no creo que el señor Bickford sea tan imbécil para crear un alboroto, pero por si las moscas, dejaré la puerta un poco abierta. El hombre me regaló tan solo un asentimiento de cabeza y se alejó dos pasos, cerre los ojos tan solo unos segundos para llenarme de aún más valentía, preparándome mentalmente para lo que me encontraría, cuando la punzada de dolor no apareció en mi pecho abrí los ojos, di un paso al frente y pase la tarjeta en el escáner, un suave click confirmó que la puerta se había abierto.3 años después... MeysiEl timbre suena anunciando el final de las clases; hoy es mi último día en esta escuela, el ciclo terminó, le sigue la universidad, pero no estoy segura de que camino tomar... avanzo por los pasillos admirandolos por última vez, salgo del instituto y veo el auto negro que espera por mi. — Ey Meisy ¿Sales con ese bombón? - instantáneamente hago una mueca de asco. — Es mi papá. El grupo de chicas abren mucho los ojos y miran a Jonathan, mientras me acerco él avanza para quitarme la mochila y comenzar a fortarme la cabeza, despeinandome. — Hola Meisy, ¿Cómo te fue? — ¡No hagas eso! Ya no soy una niña...- se acomoda los lentes negros y sonrie ampliamente. — Sigues siento una mocosa para mi, vamos date prisa hoy es viernes de pizza.— ¿Estás feliz por la pizza o porque Alejandra no cocina? . - me señala con el dedo índice amenazante.— Oye, ni se te ocurra decirlo frente a ella... Ale, se esfuerza. Aprieto los labios y niego con la cabeza, entro en el auto y
Alejandra Me gustaría decir que después de ese día todo fue miel sobre ojuelas, pero no fue así; el caos que se hizo por la detención de Aaron fue una bomba que arrasó con todo, gracias a la ayuda de Marcus teníamos el audio donde Aaron confesaba sus laxos con él, "Jaguar" un contrabandista buscado, además de confesar que él fue el responsable de mi "secuestro". Su abogado dio bastante pelea, el juicio duro meses por las investigaciones, en un punto las cosas comenzaron a torcerse, descubrieron que en la oficina de Aaron no habían cámaras de seguridad y comenzaron a sospechar que yo y Jaguar estábamos confabulados, era la única grieta que en todo el caso, que la supimos librar por que tenía el audio de la negociación fraudulenta que Aaron quería hacer, la vez que le compré mis acciones de vuelta, me escuse diciendo que sospechaba de él e instalé esa grabadora en el estudio, antes de que pudieran seguir indigando en eso otro bomba se filtró a los medios y fue la verdad sobre Meisy. C
Jonathan Me mantengo cerca de la ventana observando a Alejandra, estamos en el hospital, esta hablando con unos oficiales y uno de los médicos; la jugada que realizó le salió perfecta, al principio temí de ese criminal, pero resultó tener más honor y palabra que el tonto de Aaron, quien a lo que sé esta metido hasta el cuello en problemas.— ¿Cómo está? .- Meisy llega a mi lado y trata de ver por la ventana, tan solo asiento con la cabeza y suspiro con alivio. — Ella esta bien, le médico salió hace un momento para dejarla hablar un poco con la policía, dijo que ella y el bebé están bien. Mantengo mi mirada fija en su rostro lleno de seriedad en lo que habla con las personas en el interior, estoy prácticamente esperado a que el médico le cuente lo del embarazo, quiero ver su reacción, espero que no se forme decepción en sus ojos o algo parecido. Los hombres terminan de hablar con ella, se estrechan la mano y comienzan a salir de la habitación, arrugo la frente. — ¿No le dijeron lo
Aaron— Si oficial, como le comento ella desapareció... y su escolta también, tuve amenazas anónimas desde hace tiempo, ese sujeto se infiltro en mi seguridad, se ganó la confianza de todos y rapto a mi esposa, tienen que encontrarlo, espero que no cumpliera sus amenazas y ella esté aun con vida. — Haremos todo lo que este a nuestro alcance señor Bickford, encontraremos a su esposa. Cuelgo el teléfono haciendo a un lado mi voz de "esposo afectado" y suspiro con pesar y fastidio, Alejandra... maldita mujer terca, no quería perderla, era el modelo de esposa perfecta, hermosa, respetable y lo mejor, no metía las narices en mis asuntos, no me celaba podía salir con cuanta mujer se me diera la gana sin tener un alboroto de su parte, maldición era la tapadera perfecta, la máscara impecable con la que cualquier hombre de la alta sociedad sueña. Oh por lo menos así era, hasta que me enteré que se estaba revolcando con su maldito escolta, hasta que comenzó a llamar la atención de los demás
Jonathan Cuando veo que esta bien, cuando con mis propios ojos puedo darme cuenta que sigue viva me permito un respiro, las horas anteriores eran asfixiantes, la incertidumbre de si le habían hecho daño me estaba consumiendo, pero el respiro de calma dura muy poco. Me doy cuenta que tiene el labio partido y un hematoma en el pómulo, ese animal se atrevió a tocarla, a mi querida Alejandra, a mi mujer...Avanzo deshaciendome de las sombras que me acompañan, hago girar el otro cuchillo que llevo en la mano con desinterés, cuando miro a Alejandra hay tanto atrapado en esos bellos ojos verdes, el alivio es el más grande de ellos, me permito sonreirle ligeramente y decirle con la mirada que todo esta bien. El quejido de el hombre me obliga a poner mis ojos sobre el, la calidez de mi mirada se esfuma y no hay mas que odio por este sujeto que se atrevió a ponerle la mano encima a mi Ale, sin pensarlo toma el cuchillo que tiene encajado en el muslo y me amenaza con él. — Tu... mataste a mi
Los segundos pasan, cada uno se me hace eterno, como si el tiempo se burlara de mí al estirarse de forma cruel. El silencio pesa más que cualquier sonido, espero el estallido de la detonación, ese rugido seco que debería marcar mi final, seguido por la sensación de vacío, de perder el control sobre mi cuerpo. Pero nada sucede, todo está en calma.Una calma extraña. Asfixiante.Mi respiración se mezcla con el eco de mi propio corazón golpeando dentro del pecho, abro los ojos solo para encontrarme con Marcus, aún con el arma firme, apuntándome al rostro, pero algo cambió, su mirada ya no es fría ni cortante como hace unos segundos; hay una sombra de duda en ella, una grieta diminuta en la máscara del asesino que parece fingir ser.Cierro los ojos otra vez, negándome a creer que esa duda me salvará, prefiero no ver el momento exacto en el que la determinación regrese a su mirada y apriete el gatillo. La espera se vuelve insoportable; cada respiración se siente prestada ¿Que es lo que esp
Último capítulo