3

9 años y 6 meses después…

— Y estos son los diseños para la nueva colección de verano… Varios ejecutivos proponen que sean ediciones limitadas.

Hago una mueca en lo que reviso las páginas, los diseños de la nueva colección de joyería son hermosos, no entiendo porque la propuesta de hacerlos “limitados” siempre se hace una producción de unas cuantas miles de piezas, al hacerlas limitadas estamos hablando que la producción se reduce a unas cientas y aunque los precios suben al ser algo de edición limitado sigue siendo unas cuantas cifras más baja la ganancia a si se producen como una pieza normal de temporada.

— ¿Por qué haríamos eso? - Jessenia mi asistente se encoge de hombros.

— Piensan que le dará más exclusividad a la marca, lo propuso el señor Mich.- pongo los ojos en blanco y niego con la cabeza, Jessenia mira a los alrededores antes de inclinarse a hablarme más bajo, no entiendo porque hace eso, solo estamos ella y yo aquí. — Acá entre nosotros, siento que lo hace por su sobrina, es la diseñadora de esta colección, siento que busca darle prestigio al nombre de ella.

Suspiro en lo que me dejo caer en el respaldo de la silla, no suena descabellado, el señor Gustavo Mich se esforzó mucho para que su sobrina pasará las pruebas para trabajar con nosotros, es obvio que busca abrir más caminos, pero no será a costa de mi negocio.

— Me encargaré de pisotear la idea en la siguiente junta, ya había dicho que las únicas colecciones de las que se van a sacar ediciones limitadas serán por aniversario o un día festivo conmemorativo.

— Suerte con eso.

Y vaya que la necesitaba, el señor Mich podía ser muy persistente cuando quería algo, por no decirle aferrado y necio, mi celular personal comenzó a sonar, el ver la pantalla tan solo deje escapar otro suspiro lastimero, me apresuré a tomar la llamada.

— ¿Si? diga…

— Señora Bickford. - tenso la mandíbula y me esfuerzo por no hablar de mala manera.

— Dígame.

— Buenas tardes, necesitamos que venga a la escuela, es Meisy, tratamos de localizar a su esposo, ya que el número de él aparece en el registro como el primordial, pero no respondió - qué novedad…

— Claro, voy para allá. - dejó el teléfono a un lado y me levanto de la silla, Jessenia me observa con atención. — Tengo que ir a la escuela de Meisy, se metió en problemas de nuevo seguramente y su padre como siempre, brilla por su ausencia.

— Yo no sé por qué no se divorcia de ese hombre, es un esposo patético y como padre ni se diga.- suelto una risita y tomo mi bolso.

— Es bueno en la cama… - digo sin voltear a verla, ella resopla.

— Por favor, soy vieja no estúpida, apuesto a que ese panzon no se alcanza a ver el aparato.

Aprieto los labios y tan solo levanto ambas cejas, las carcajadas de la señora Jessenia llenan la oficina, es una mujer de 47 años con un espíritu de una veinteañera.

— No tengo nada que decir al respecto sobre eso… llámame si surge algún detalle, volveré cuando termine.

— Descuida, faltan 3 horas para la salida, estoy segura que puedo mantener

en orden este lugar en tu ausencia.- levanta el mentón con orgullo y menea su corto cabello cobrizo a los lados, pongo los ojos en blanco y avanzó a la puerta.

— Nada de tirarse a alguien en mi escritorio… Nos vemos mañana Jessenia.

Cierro la puerta dejando atrás sus carcajadas, avanzó al elevador regalando unos cuantos asentimientos de cabeza a quienes me saludan en el camino, llego al piso en donde se encuentra el estacionamiento subterráneo, mi auto no se encuentra tan lejos así que me subo y emprendo el viaje a la escuela de Meisy, me pregunto en qué problema se habrá metido esa chiquilla ahora, lo peor de todo es que tiene todo el maldito carácter de Aaron y no solo eso es un clon de su padre físicamente.

Llegó a la zona escolar más exclusiva de la ciudad, preescolar, primaria, secundaria, preparatoria y universidad… todas separadas, pero en la misma zona, posiblemente ocupan dos códigos postales entre todos, llegó al área de secundaria, se me permite el acceso a las instalaciones, Meisy va en su último año de secundaría, no le está yendo nada bien.

En la oficina de la directora ya está Meisy sentada o más bien desparramada en la silla con los brazos cruzados sobre el pecho, al entrar evita mirarme a toda costa, avanzó y tomó asiento al lado de ella, la directora me observa con total seriedad.

— Señora Bickford, gracias por venir.

— Llamame señora Milligan, por favor .- no soporto que me llamen por el apellido de Aaron, la directora, aunque algo impresionada asiente.

— Señora Milligan, tenemos… problemas con Meisi

—¿¡Conmigo?! yo no soy el problema… el problema son todas aquellas “señoritas perfectas” que se creen mejor que todos.- Meisy grita, cierro los ojos con fuerza, sus arrebatos tan dignos de Aaron.

— Estará suspendida por tres días por pelearse con una de sus compañeras, entenderá señora Milligan que la violencia no es aceptable, usted mejor que nadie lo sabe, ya que estudió aquí, si su hija no se comporta nos veremos en la forzosa necesidad de darla de baja y….

Meisy se levanta de la silla de manera abrupta y sale de la oficina, dejó escapar un suspiro y voy tras ella, lo menos que necesitamos es que después de ese ultimátum se meta en más problemas, trato de seguirle el paso lo mas que mis zapatillas me permiten, al llegar al exterior avanza al estacionamiento y va directo a mi auto, le quitó el seguro con el control y la veo entrar en el asiento del copiloto.

En silencio me escabullo en el asiento del conductor, no sé qué decirle, sinceramente soy un asco para esto.

— Alejandra… ¿Dónde está Aaron? .- Meisy escupe la pregunta con tanto

desprecio, por lo menos mi nombre no lo dijo con tanto odio como el de su padre, me rasco la parte trasera de la cabeza en lo que sigo conduciendo.

— No lo sé, me dijeron que no respondió.

Meisy resopla y se queda con la mirada fija en la ventana, de inmediato me arrepiento de haber dicho eso, Aaron es despreciable, pero lo menos que quiero es crear aún más discordia entre él y Meisy, quizás pude haber dicho que estaba en una junta, pero a quién engaño, Meisy es lo suficiente grandecita para saber como es Aaron y esa basura no se merece ni por asomo que trate de limpiar su honor.

— No es responsabilidad tuya Alejandra… no deberías de dar la cara por mi, tu no eres mi mamá.

Eso ultimo lo dijo con una pizca de dolor en su voz, no el desprecio que iba dirigido a su padre, ella tenía razón, yo no era su madre biológica, Meisy no era mi hija, pero de Aaron si, Meisy era el secreto mejor guardado de los Bickford.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP