Capítulo 96. Nervios a Flor de Piel.
Ramiro entró al local con paso firme, aunque su pecho todavía se sentía algo rígido bajo la camisa. La herida, aunque ya cerrada gracias a la intervención impecable de los médicos del equipo, aún le recordaba con un leve pinchazo cada respiración profunda que la adrenalina de la victoria todavía no era suficiente para borrar el rastro de la Academia. Pero al ver a Aura sentada allí, el dolor físico desapareció por completo, reemplazado por un vuelco en el corazón que lo dejó sin aliento.
Se detuvo en el umbral, dejando que la puerta se cerrara tras él con un golpe sordo que quedó amortiguado por el murmullo del local. Sus ojos recorrieron el lugar con una urgencia que nada tenía que ver con la seguridad.
Entonces, la encontró.
Estaba sentada frente al gran ventanal, en una mesa que parecía suspendida sobre el canal. La luz del atardecer se filtraba por el cristal, envolviéndola en un halo dorado que la separaba del resto del mundo. Ramiro se quedó inmóvil, incapaz de dar un paso más,