Capítulo 100. Revés Gélido.
El silencio que siguió fue denso, interrumpido solo por el siseo del aire acondicionado y el eco de sus respiraciones volviendo a la tierra. Ramiro, aún unido a ella, hundió el rostro en el hueco de su cuello, aspirando el aroma de su piel mezclado con el sudor y el jabón. Poco a poco, se retiró con extrema lentitud, un sonido húmedo marcando el final de la unión física, pero no de la conexión que vibraba entre ambos.
Aura se dejó resbalar sobre el mármol, sintiendo sus piernas como gelatina. Ramiro la sostuvo por la cintura antes de que cayera, girándola para abrazarla de frente. El contacto ahora era suave, casi protector.
El sonido estridente del timbre de la entrada rompió el hechizo. Ambos se tensaron.
Ramiro recogió la toalla del suelo y se la anudó a la cintura con rapidez, sin rastro de timidez, dejando a la vista los músculos de su espalda y el vendaje de su costado que, milagrosamente, parecía haber resistido el embate. Salió de la habitación a zancadas seguras mientras Aura